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2021 será el año del podcast y la audición y sabemos por qué

Ante el éxito de los podcast y de los dispositivos de voz, avanzamos hacia un futuro en el que las interacciones humanas serán relegadas por las auditivas.

Los dispositivos móviles en la realidad post-covid son la ventana al exterior. Carentes de cortinas, sobresaturan de imágenes a mentes abocadas a la fatiga. La paradoja es que el calmante elegido para mitigar el ensordecedor ruido no es el silencio, sino la voz. 

La necesidad de construir burbujas en las que evadirnos o teletrabajar explican el descomunal aumento en el mercado de auriculares de estudio. No es de extrañar que Apple haya aprovechado la coyuntura para lanzar los auriculares de diadema de gama alta AirPods Max, que cuestan 629 €; tampoco que este haya sido el año del nacimiento de Clubhouse, una app a la que solo se accede con invitación y que funciona mediante notas de audio. Esta aplicación alimenta el FOMO (Fear Of Missing Out, el miedo a perderse algo) que experimentan los que no pueden acceder a ella y sacia el hambre social de los que ya lo hacen. En un momento en el que el ocio está en pausa, los espacios virtuales en los que poder entablar conversaciones con conocidos, extraños e incluso celebridades (Drake y Oprah Winfrey la usan) son los nuevos puntos de encuentro.

La positibilidad de no limitarnos a escuchar, sino de responder y ser escuchados, es irresistible”.

Cuando la soledad ha alcanzado su cúspide (un informe de la Universidad Pontificia Comillas destaca que casi uno de cada tres de los jóvenes manifiesta sentirse solo), la posibilidad de no limitarnos a escuchar, sino de responder y ser escuchados es irresistible. Twitter está probando Twitter Spaces, una experiencia social con salas en las que los usuarios se comunicarán solo con audios. 

La tecnología de voz es ya ubicua. Los asistentes digitales son los responsables de que hablemos con normalidad con nuestros teléfonos móviles, vehículos o altavoces. Los expertos pronostican que los audiolibros pronto serán entre el 10% y el 15% de la facturación total del mercado editorial. Como señala un informe del University College de Londres, el impacto emocional en un audiolector es más alto que el de espectadores de otros medios.

Eso explica que los mensajes de voz enviados por WhatsApp y el boom de los podcast –cuyas escuchas, según el estudio The State of the Podcast Universe, aumentaron un 25 % en España en el primer semestre de 2020– hayan allanado la llegada a la función video off de Netflix, que permitirá disfrutar del audio de sus contenidos como si de un podcast se tratara. Integrar este constante flujo auditivo en nuestras vidas es posible gracias a la apabullante oferta de altavoces, auriculares y hasta sistemas de luz que se activan con la voz. La pandemia es la responsable de que cada vez hablemos con mayor naturalidad con nuestros dispositivos móviles. Europa está a un paso de normalizar una tendencia extendida en Japón y que cambia nuestros patrones de comportamiento.

Avanzamos hacia un futuro en el que las interacciones físicas se reducen. En un mundo que ha pasado de Gutenberg a Alexa en un par de comandos, hemos de evitar recurrir a los dispositivos de voz para suplir necesidades emocionales. Es esencial recordar que la magia del relato no radica solo en narrar, sino también, como señalaba Walter Benjamin, en conversar e intercambiar experiencias. Al abrazar la neofilia, hemos de acordarnos de encender tanto los dispositivos como las interacciones humanas. Si queremos que el sonido borre al silencio, tendremos que asegurarnos primero de que la base acústica sea la del latido de un corazón humano y no la de un sistema operativo.