La cantante Lizzo, durante una actuación. / getty

Autoestima, el reverso negativo del body positive

¿Pueden los mensajes que celebran la valentía y confirman la seguridad de quienes tienen cuerpos no normativos ser otra forma de gordofobia?

Cuando creíamos que lo complicado era derrocar los estándares de belleza y ese limitante sistema de tallas que la industria considera aceptable, la cultura del body positive, con el bienintencionado lema de que todos los cuerpos son preciosos, ha acabado colocándonos ante un reto todavía mayor: la obligación de creérnoslo.

«Ámate a ti misma», le exigía un coro de fanáticas del amor propio a Kat Hernandez, el personaje que interpreta Barbie Ferreira en la serie Euphoria. La escena, una de las más debatidas de la segunda temporada, ponía en evidencia la presión que ejerce sobre las mujeres esa explosión de mensajes cuquis que apelan a aceptar tu físico, en una sociedad que lo juzga y condena. «Ese tipo de frases se conocen como positividad tóxica y lo que hay detrás es una invalidación de las necesidades físicas y emocionales de la persona», explica la psicóloga especializada en trauma y apego, June Borrajo, señalando la dinámica de culpabilidad que activan.

«Las personas gordas no reciben más que odio de una sociedad que les dice que no caben».

Este movimiento empezó a gestarse a mediados de los 90, cuando las feministas Connie Sobczak y Elizabeth Scott fundaron, bajo ese nombre, una ONG para ayudar a las mujeres a respetar y cuidar su cuerpo, en sus propias palabras, «la última frontera del empoderamiento». Alrededor se ha ido gestando una revolución cultural que busca enfrentar la violencia y humillación que sufren las personas no normativas y extender la noción de belleza a todas las tallas, géneros, razas o edades.

En los últimos años, impulsado por las redes sociales, ha contribuido a aumentar la diversidad y colocar en la agenda pública debates como la gordofobia o la dismorfia corporal. Sin embargo, estamos lejos de la normalización.

Según datos recopilados por el foro The Fashion Spot, en los desfiles de Primavera-Verano 2022, las modelos de talla grande representaron el 1,8 % del casting, y solo 35 modelos superaban los 50 años, un 0,78 % del total. Seguimos considerando noticia que una mujer con una cicatriz de cesárea o una modelo asiática plus size como Yumi Nu protagonicen la portada de la revista Sports Illustrated. Incluso nos sorprendemos de que la cantante Lizzo se suba a un escenario a menear sus curvas; o que el papel de Barbie Ferreira se aleje del estereotipo de la amiga gorda y simpática que ha perpetuado el audiovisual, para hacer simplemente de una chica de su generación que se viste y actúa como tal.

La actriz Barbie Ferreira, en la serie Euphoria (HBO Max); la modelo Yumi Nu, portada de publicaciones como Sports Illustrated e imagen del desfile de la colección primaveraverano 2022 de Gucci. / getty/dr

«No es radical que yo use un crop top», denunciaba la actriz en una entrevista a la revista Who What Wear, al ser proclamada un ejemplo del amor propio. «Cada persona es distinta y ha de poseer herramientas para decidir si quiere usar su cuerpo de manera política», defiende la psicóloga Cristina Viartola, especializada en autoestima y salud emocional.

«La autoestima se compone de algo más que la relación con el cuerpo, como la percepción de cuán fiel soy a mi misma, mis necesidades, valores o límites. Cualquier imperativo que nos obligue a hacer algo que no queremos mantendrá los sentimientos de culpa y baja autoestima. Es una especie de chantaje social», señala.

La cultura de la confianza ha cambiado el discurso mediático, pero el mensaje de inferioridad permanece. Aquellas crueles onomatopeyas que ridiculizaban la arrugas o los michelines han sido sustituidas por cumplidos ambiguos que disfrazan el insulto de amabilidad.

«Lo que hacen es señalar lo que está fuera de lo aceptado, refuerzan el mensaje de que hay algo que no está bien visto –explica June Borrajo–. ¿Cómo podría contrarrestar el efecto? Si aparento seguridad al respecto, me libro de los comentarios, incluso se me refuerza con mensajes en torno a la valentía. ¿Valiente por tener estrías y no ocultarlas? Realmente todos esos comentarios, ya sean para decirme «tápate esto» o «qué segura eres» no dejan de ser comentarios que no se han pedido y pueden resultar juicios de valor», señala la psicóloga, que reivindica el derecho a sentirse exhausta, tras años de dietas, cremas y consejos saludables.

Portada del libro Autocompasión, fiera, de Kristin Neff.

«Existe una estructura social para que tú no te quieras y todo lo que olvida ese contexto es muy dañino, sobre todo para las personas gordas, porque no reciben más que odio de una sociedad que les dice que no caben y tienen que cambiar», explica la terapeuta y activista antigordofobia, Mónica González, creadora del podcast Guapas de cara.

En este proceso de reeducación, propone reivindicar el físico desde la funcionalidad. «Solemos banalizar el cuerpo porque lo vemos como un adorno y no como un instrumento. Su único fin es mantenernos con vida; mientras esté vivo, deberíamos sentirnos agradecidos». ¿Por dónde empezamos? Para la terapeuta, la aceptación empieza por sacudirse la culpa y trasladar la mirada que le concedemos a los demás a uno mismo: «No se trata de que te guste tu cuerpo, sino de conseguir respetarlo».

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