El otoño es la estación de la depresión por excelencia y es innegable que el frío afecta a tu estado de ánimo. Pero eso no significa que no exista melancolía y tristeza en pleno verano, justo cuando supuestamente tendrías que estar más contenta que nunca. Debes saber que los síntomas de una depresión son los mismos en invierno que en verano. Y tiene un nombre científico: trastorno afectivo estacional (TAE) de verano.
Comenzó a identificarse hace cuatro décadas, aunque ahora los casos comienzan a dispararse por múltiples razones: estilos de vida, ansiedad, crisis, incapacidad para recuperarse de la tensión laboral, los crecientes problemas afectivos… Se da en personas que identifican la llegada del verano con una época de especial dificultad. Hay algo que les impide disfrutar de las buenas cosas que tiene esta estación y su luz y que manifiestan los síntomas más clásicos de una depresión.
La depresión asociada al verano es una enfermedad tan importante como cualquier otra depresión y el diagnóstico no es tan sencillo. Se trata de buscar un conjunto de síntomas psicológicos que sigan un patrón de verano durante al menos dos años consecutivos. Suelen ser cosas como irritabilidad, dificultad para dormir, inquietud o agitación. Síntomas que caracterizan la alteración de un estado de ánimo.
Los desencadenantes no están muy claros y hay todo tipo de teorías. Por ejemplo, ver el papel que podría desempeñar un nivel reducido de la hormona reguladora del sueño, la melatonina, en la depresión estacional de verano. Otra tesis es la interrupción en los ritmos circadianos con más horas de luz del día.
Y también está una teoría tan clásica como era la Antigua Grecia. Hipócrates ya dijo que algunas personas están bien adaptadas al verano y otras viven mejor en invierno. Y seguramente algo de verdad permanezca de esta cita ancestral.
La luz suele utilizarse como terapia para quienes padecen tristeza estacional en invierno, pero no es algo que se pueda hacer en verano. Porque la oscuridad tampoco es opción. Realmente, el tratamiento farmacológico suele ser la alternativa más efectiva para superar estos episodios antes de que pasen a peor.
Si piensas que eres proclive a padecer tristeza estacional asociada al verano, lo mejor es anticiparse a ella durante la primavera. Ponerse en manos de un experto y adoptar hábitos de vida (buena dieta, ejercicio, prácticas que fomenten la autoestima) antes de que aparezca. Prevenir es siempre fundamental.