Apuntarte al gimnasio (e ir). Comer sano. Beber dos litros de agua al día. Aprender inglés. Leer, al menos, un libro al mes. Son muchos los buenos propósitos que nos hacemos al acabar el año de cara al que comienza, pero muy pocos los que cumplimos. Porque es muy fácil decir que en el próximo año vamos a dejar de comer carne mientras te meriendas un cordero, o que vas a hacer deporte con el culo apoyado en el sofá. Se acerca ese momento del año en el que toca plantearte qué quieres conseguir los próximos 365 días y vamos a darte unas pautas para que logres lo que te propongas:
Si nunca te has puesto a escribir, a lo mejor escribir un bestseller no es un objetivo demasiado realista, ¿no? Es mejor ir poco a poco, por objetivos más adecuados a tu realidad para que luego no te sientas mal por no haberlo conseguido. En lugar de escribir un bestseller, puedes plantearte ir primero a un curso de escritura creativa y escribir tu primer relato breve. Mucho más adecuado, ¿verdad?
El 1 de enero todos son buenas intenciones, pero si no planificas la forma de conseguir ese objetivo que te has marcado, todo se va a quedar en eso, en buenas intenciones. Si, por ejemplo, tu meta es ponerte en forma, no puedes calzarte las zapatillas de deporte y correr 10 kilómetros del tirón. Empieza poco a poco y no quieras conseguirlo todo el primer día. Hay cambios que se cuecen a fuego lento.
Puede parecerte una tontería, pero ponerlo sobre el papel te ayuda a darle entidad propia y a poder organizarlo mejor. Escribe todo, desde lo que quieres conseguir hasta los pasos que vas a dar para lograrlo, el tiempo que te va a llevar y los progresos que quieres conseguir a lo largo del tiempo. Para ello, puedes ayudarte de una agenda o de una aplicación de tu teléfono móvil.
El objetivo debe ser buscar el progreso, no la perfección. Si tu objetivo es adelgazar 10 kilos, cuando llegues a esa meta tienes justificación para volver a tus malos hábitos de siempre. En cambio, si te preocupas por conseguir esa meta a través de buenos hábitos, no te preocupará tanto perder 8 kilos o 12, sino aprender a vivir de manera saludable.
¿Qué queremos decir con eso? Que si tu propósito es adelgazar y un día te comes un bollito, no significa que todo esté perdido y ya tengas una excusa para abandonar la dieta. Si tu propósito es hacer deporte tres veces por semana pero uno de esos días no puedes hacerlo porque te ha surgido una reunión en el trabajo, continúa con tu propósito el siguiente día. No siempre vas a cumplirlo todo como lo tenías previsto, pero si continúas perseverando, conseguirás tu objetivo.
Por supuesto que conseguir tus objetivos implica esfuerzo por tu parte, las cosas no vienen solas, pero si lo planificas siendo realista, será más fácil conseguir lo que te propones. ¡A comerse el 2022!