El cloro actúa como desinfectante, desactivando el virus. /
Se aproxima el verano y las temperaturas están subiendo. ¿Cómo puede afectar esta situación a la pandemia que nos azota?, ¿qué va a pasar con las piscinas a las que solemos acudir en esta época?, ¿el aire acondicionado puede diseminar la enfermedad? Esto y otros interrogantes son los que vamos a desarrollar.
En cuanto al aumento de las temperaturas, parece que nos hemos hecho la ilusión de que el calor terminará con el virus. Más si cabe después de escuchar a Donald Trump, que pronosticó que el virus terminaría en abril con el calor. No hay que tenerlo muy en cuenta, puesto que también sugirió que inyectarse desinfectantes era una solución.
Lo cierto es que si vemos las curvas de nuevos casos de países del hemisferio sur que tienen un clima inverso al nuestro, en estos momentos están en otoño y las temperaturas están descendiendo. En ellos, el número de casos está aumentando. Parece ser que la epidemia comenzó de manera más atenuada, pero no se pueden descartar otros motivos como que la infección llegara más tardíamente. No obstante, países como Australia o Chile no han tenido un número despreciable de casos o muertes, pero nada que ver con Italia o España. Tendremos que ver cómo evoluciona la pandemia, pero no se puede descartar una influencia positiva de las altas temperaturas.
Algo que se pregunta mucha gente es si este año va a poder utilizar la piscina de su comunidad o va a poder ir a refrescarse a cualquiera de las piscinas públicas en pueblos o ciudades. Hay varios estudios y un informe del CSIC que ponen de manifiesto que el cloro actúa como desinfectante, desactivando el virus. También el agua salada lo hace de manera similar. Por lo menos estaremos seguros buceando debajo del agua.
Parece que en spas y saunas ocurrirá lo mismo, ya que las medidas de desinfección del agua también se aplican y las temperaturas elevadas desactivan el virus. En cambio, no será posible en pequeñas pozas, lagos o ríos, donde al agua no está tratada. Lógicamente deberemos seguir las medidas de distanciamiento social recomendadas, ya que cualquier persona infectada nos podrá transmitir el virus. Se está estudiando instaurar franjas horarias en los lugares de baño público para las personas con más riesgo.
Muchas personas están preguntando por el aire acondicionado. Hace unos días pudimos leer un caso de diseminación en un restaurante de China a través del aire acondicionado. Tenemos que diferenciar entre el aire acondicionado de edificios, como por ejemplo los hospitales en los que existen sistemas especiales de filtración y donde se controla el flujo de aire para que no pase de zonas potencialmente infectadas a “limpias”, e incluso hay zonas con presión negativa para que el aire no pueda salir, como quirófanos o boxes de UCI. En estos centros existen servicios técnicos encargados del correcto mantenimiento. El aire acondicionado de nuestros hogares puede ser seguro, según diversos estudios, si mantenemos de manera adecuada los filtros del sistema.
Si dispone de una mascarilla quirúrgica o una higiénica, las aconsejadas para uso doméstico, se recomienda un uso continuado máximo de 4 horas. Si se deteriora o humedece puede perder su efecto y es necesario sustituirla. Si dispone de una FFP2, como las que ha repartido la Comunidad de Madrid, su duración es de 48 horas de uso continuo. Es decir, cuando la utilice no la tire, vaya contabilizando el tiempo de uso hasta que se aproxime a esta cifra. Lo cierto es que en los hospitales, en el inicio de la epidemia, debido a la escasez de material, las hemos utilizado más tiempo en general. Actualmente están disponibles también en muchas farmacias y es más fácil sustituirlas.
En cuanto a las mascarillas reutilizables o las domésticas de tela, lo mejor es seguir las recomendaciones del fabricante en las primeras, y en el segundo caso utilizar soluciones con desinfectante como cloro o lejía, por ejemplo o someterlas a temperaturas superiores a 60 grados que desactivan el virus.