Por muy bajo que hayas puesto el listón de tu vida sentimental, siempre mantendrás dos o tres límites que no traspasas. Cada uno tiene los suyos, y son personales e intransferibles, pueden resultar completamente trascendentales "No paso una infidelidad" o más triviales "No soporto que hable con laísmos". Los "por ahí no paso" de cada quien no son una cuestión racional, son casi genéticos y van impresos en el ADN como el color de los ojos y la estatura. No hay explicación válida de por qué algunas cosas nos parecen inaceptables.
Los anglosajones los denominan dealbreakers y lo describen como un motivo, uno solo, suficiente para romper o decidir no empezar una relación sentimental. Y, como hemos dicho, pueden ser de naturaleza muy diversa: desde el signo del zodíaco o la edad, hasta una halitosis emergente o una camiseta de Bon Jovi de la gira del 2016. Cada loco con su tema.
Pero la teoría que vamos a explorar aquí sugiere que estos "por ahí no paso" podrían emplearse a nuestro favor si abandonamos las posturas rígidas y entramos en un mundo flexible donde, como diría Bruce Lee, nos dediquemos a adaptarnos: "Be water, my friend, be water".
Empecemos por reconocer que si el destino nos ha puesto delante, por ejemplo, a un sujeto poco dado al despilfarro no le vamos a cambiar por mucho que despleguemos todo tipo de encantos. Su naturaleza avara podemos llamarla ahorrativa o austera, si tenemos un día de conciliación, paz y amor se va a acabar imponiendo a cualquier episodio de pasión desmedida.
Pasará lo mismo si nos tropezamos con un infiel compulsivo, un maniático del orden y la limpieza o un encuestador profesional (sí, esos que nunca mantienen una conversación con naturalidad sino que abren un tercer grado ante la primera oportunidad).
Se trata de averiguar si ese pequeño defecto que tanto nos molesta nos puede ser de utilidad y si es posible hacer de la necesidad, virtud. Veamos algunos ejemplos, para no perder ni una oportunidad que nos presente el azar.
No confundir con el narcisista clásico, que se inspira en el mito de Narciso y no puede dejar de admirar su imagen en cualquier superficie reflectante. El mitómano también está encantado de conocerse y pasa todo el tiempo hablando de sí mismo, pero siempre poniéndose en lugares importantes, con personas relevantes a quienes llama por su nombre de pila. Cuenta que está en conversaciones con una productora, que trabajará con Beyoncé en su próxima gira o que Woddy Allen lo está "tanteando" para su próxima película.
Es un maestro del name dropping, esa técnica de dejar caer nombres potentes en las conversaciones. De manera que quede claro que ha comido con Pedro... (pausa dramática) Almodóvar o que le ha entrado una llamada de Casa Real. Si ha habido un atentado, él ha estado allí, y está haciendo las maletas porque "Rafa... (Nadal) me ha pedido que lo ayude". Solo hay una manera de neutralizarlo, y es dejarlo en evidencia: sin público se encoge y se queda pequeñito como un jersey de lana virgen en la lavadora.
La ventaja es que vivirás en una realidad paralela. Si te gusta la ficción y el género fantástico, te mantendrá entretenida.
Suele pasarse de un sofá a otro, intentando que su musa le muestre un universo creativo único que definitivamente consiga dar salida a su genio artístico. Mientras ese día llega, él necesita estar ocioso para pensar. No malgastará su talento con un horario de oficina ni con ninguna otra obligación mundana como, por ejemplo, bajar la basura. No puedes contar con él porque siempre tendrá un momento creativo que le impedirá estar allí donde se le requiere.
Es encantador y un artista, pero hay que saber entenderlo. El mundo no se le puede plantear en términos prácticos, su musa interfiere, y él acaba deprimiéndose ante la evidencia de ser un incomprendido en un entorno hostil.
Como amigo puede ser un auténtico desastre, pero como amante puede darte algunas satisfacciones. Es creativo, ya lo hemos dicho, también en la cama, improvisa con gracia y soltura, y nunca te vas a aburrir. Eso sí debes dejarlo aparecer y desaparecer según mande su espíritu artístico.
Es una pareja muy recomendable para maniáticas del control que quieran hacer terapia de choque; para adictas a la tecnología y a la multitarea que necesiten desintoxicarse y desengancharse del Google Calendar; o para una recién divorciada de un alto directivo de una multinacional que esté enganchado a las videoconferencia y a los dress code muy estrictos.
Lleva en su cerebro una calculadora hiperactiva y es capaz de hacer cálculos complejos en tiempo récord con el fin de ahorrar unos céntimos en una caña. Su ojo entrenado le permite localizar los bares donde la cerveza es más abundante y barata. Nunca cena fuera porque sostiene que es más sano hacerlo en casa. Cosa que es cierta, aunque en su caso su preocupación por la salud es totalmente residual.
Tampoco te comprará flores ni ningún objeto material, porque dice que las relaciones personales deben mantener su pureza y no contaminarse con las expectativas de regalos. Ya te sabrás el discurso, el consumismo feroz y el Día de San Valentín es un invento de los grandes almacenes. No coge taxis y tampoco es amigo de abusar del metro, prefiere caminar porque es más sano (y gratis, puedes decirte a ti misma en una nota mental).
La relación con este personaje te conviene en dos circunstancias. A saber: en los meses en que quieras llevar una vida espartana porque quieres ahorrar para tus vacaciones o para hacer algún viaje a un destino lejano y exótico. Eso sí, búscate otro acompañante para esa aventura porque con este no pasarás de la M-30.
Otra circunstancia en la que un amante tacaño, perdón, austero, puede venirte bien es durante la operación biquini o si estás siguiendo una dieta estricta para entrar en un vestido para una boda. Será un aliado perfecto. Te hará caminar, beberás poco y comerás menos. Este cambio de hábitos alterará el equilibrio entre ingreso y gasto calórico, y podrás perder al fin ese par de kilos que te sobran.
Tiene 45 años y un doctorado en Física Nuclear, pero sigue viviendo en la casa de sus padres (más bien de su madre). En casa de mamá, además, se conserva el mismo orden de cosas desde que él nació. Es decir, aún le hacen la cama, le ponen la lavadora, le pelan el melocotón y se lo cortan en cinco trozos. Cualquier pareja que llegue tiene que estar a altura de una madre que lo ha dado todo.
La vida sexual con este sujeto suele ser divertida y azarosa. Se suele desarrollar en su coche o en hostales. Por todo lo anterior ya habrás adivinado que no es una buena inversión como pareja. Como doy por hecho que quien lee esto es una persona sensata, desecho esta última idea y me limito a decir que el niño de mamá es un hombre de tránsito. La absorbente relación que tiene con su progenitora le robará mucho tiempo, una circunstancia que podrás aprovechar para ir buscando un adulto.
Es un tipo encantador, tiene éxito con las chicas y pretende explotarlo durante cada día de su existencia. Nada ni nadie lo va a hacer cambiar de idea. Su autoestima se encuentra directamente conectada con sus conquistas, en un modo cuantitativo y exponencial. Por otra parte es espléndido, seductor y destila encanto por cada uno de sus poros.
Te hará sentir como una reina... a ti y a unas cuantas más, claro está. Lo dicho, es un hombre generoso que reparte amor cual aspersor de jardín. Si es honesto, reconocerá su incapacidad para serte fiel. Si no lo es, montará un numerito y jurará que no se volverá a repetir.
En cualquier caso, tienes que saber que estos especímenes han venido al mundo para ser disfrutados y no para sufrir por ellos. Tómatelo como unas minivacaciones y cuando termine la historia vuelve a tu vida y cordura habituales. Guardarás muy buen recuerdo de haberte cruzado con un ejemplar humano vital e impredecible. No se le pueden pedir peras al olmo, pásatelo bien y a otra cosa, mariposa.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?