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No vamos a andarnos con rodeos: la artista de origen ruso pero vecina de Brooklyn Alexandra Rubinstein ha pintado a los artistas más populares de los Estados Unidos (y del resto del mundo occidental) practicando sexo oral. Por sus óleos desfilan Leonardo DiCaprio, Drake, Justin Bieber, James Franco, Robert Pattinson, Ryan Gosling o John Hamm, más o menos entregados a la tarea de proporcional placer a mujeres desconocidas. La serie se llama "A Dream Come True" ("Un sueño hecho realidad") y su propósito no es tanto imaginar la intimidad de estas celebrities globales, sino hablar de los deseos femeninos. De lo que imaginamos, soñamos y anhelamos las mujeres.
ALEXANDRA RUBINSTEIN
Rubinstein trata de visualizar, de una manera bastante directa, el placer femenino, una cuestión que, para la artista, se omite totalmente en la representación del sexo mainstream. El ángulo y enfoque de su serie está directamente inspirado en el estilo del viejo porno de los 70 cuando aún era importante reflejar en pantalla o en fotos el deseo de las mujeres. "Hoy en día ya no encontramos aquella manera de retratar el placer femenino y las necesidades eróticas de las mujeres", ha explicado Alexandra. "La perspectiva masculina domina la industria de la representación de la sexualidad".
Los cuadros, indudablemente, llaman la atención. "Eso es porque no estamos acostumbrados a contemplar el placer desde el punto de vista femenino", prosigue la artista. "Lo habitual es que los hombres conviertan a las mujeres en objetos de deseo, no que seamos nosotras las que les presentamos como una figura erótica". Lo cierto es que no han causado tanto revuelo como podría haberse esperado. Sí ha habido críticas por reducir a las mujeres a una "vagina flotante", una objeción que Rubinstein rechaza: "No quise objetivizar ni a ellas ni a ellos, simplemente visualizar un acto erótico que se mantiene oculto bajo las sábanas".