La clásica ilusión (y decepción) de una Navidad en pareja
Gambas, cuñados y 'Love Actually'... las Navidades del siglo XXI no consiguen desprenderse de algunas de las más imperfectas tradiciones de toda la vida.
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Las navidades en pareja no son como en 'Love Actually', en eso estamos todos de acuerdo. Pero nos encantaría. Lo que pasa que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
También es culpa de los telefilmes: una se imagina caminando penosamente por la nieve hasta llegar al porche de su casa, una casa con luces en el tejado, chimenea humeante... Pero la realidad es otra.
Comprar lotería en pareja es bonito por los planes previos.. pero pasa la mañana, compruebas tus números en el buscador de la esperanza y sobreviene el vacío. Nada, ni un miserable euro.
Hay mesas navideñas que son más estresantes que un abrefácil. La única salida digna es sonreír y pensar que, aunque sea duro sobrevivir a algunas comidas con tu familia, has sobrevivido económicamente al resto del año precisamente gracias a ella.
La primera comida navideña en casa de tu familia política es inolvidable. Eres el tema de conversación, el blanco de todas las miradas, pero sobre todo, eres el plato a rellenar. No hay forma de rechazar toda esa comida...
Cuando tienes pareja, el 1 de enero se convierte en un despropósito compartido. Vagabundeáis por las estancias de la casa como protozoos en pijamas.
Con el paso del tiempo los regalos se convierten en un quebradero de cabeza que a nadie le apetece porque, entre tanta festividad y celebración, crees haber agotado todas las opciones originales.
Hay estudios que demuestran que cualquier ser humano prefiere cambiar su regalo a que coja polvo hasta la eternidad. Porque hay algo peor que devolver un regalo hecho por tu pareja: que unos meses después te pregunte por qué nunca te lo pones.
Parte médico: las consecuencias de los excesos navideños se traducen en sensación de hinchazón, pesadez por la retención de líquidos, problemas estomacales, apatía o cansancio por las carencias de vitaminas.
Pero no os agobiéis, llega el día en que todo lo que era para vosotros la Navidad cambia: es el día en que tenéis un hijo.