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Parálisis por análisis llaman los expertos a esa inacción que nos invade, por ejemplo, frente a los yogures en el supermercado. El exceso de opciones, las sutiles diferencias entre unas y otras... nos agobian y al final acabamos por no comprar nada de nada.
La parálisis por análisis es un fenómeno que sucede en muchos ámbitos de la vida. Cuantas más opciones tenemos, más nos cuesta tomar una decisión. Buena o mala. Cualquier decisión. Un tema que traigo a esta sensata columna porque los expertos psicólogos de una gran universidad estadounidense han determinado que en Tinder no debemos tener más de nueve frentes abiertos. Nueve. Ese es el número mágico. A partir de esa cifra, nos paralizamos y somos incapaces de decidir con quién nos vamos a tomar una caña, con quién acudimos al cine y con quién nos vamos directamente a la cama sin más circunloquios.
Por si a alguien no le ha quedado claro, para la ciencia no es buena idea estar intentándolo a la vez con 10 hombres. Algo que en la vida analógica suena a promiscuidad, pero que en la vida digital es factible, frecuente y, ya puestos, deseable. Es casi una señal de éxito. Y en algún sitio una tiene que tener éxito.
Sin embargo, la antropóloga y reina del sexo Helen Fisher afirma que tener “opciones limitadas” es algo deseable. Y la buena mujer también pone de ejemplo el supermercado, esta vez el departamento de mermeladas. Ella misma lo comprobó y, según sus observaciones, se decide mejor entre seis tipos de mermelada que entre 24 o 30. Este resultado lo ha trasladado a su labor de consejera científica de la página de contactos Match.com. Su consejo es mantener nuestra búsqueda entre cinco y nueve candidatos, en lugar de arrastrar a la derecha compulsivamente poniendo “Hola, qué tal” sin orden ni concierto a cualquiera que nos llame un poco la atención. A partir de nueve, asegura la experta, el cerebro se agota, se agobia y no escoge a nadie. Y que conste que esto lo dice ella y no yo, que tengo un cerebro privilegiado que ha demostrado capacidad para lidiar con una población mucho mayor de candidatos sin dar muestras de agotamiento.
Pero como tampoco este método ha dado resultados coherentes y sostenidos en el tiempo, habrá que hacer caso a la ciencia. El comportamiento asilvestrado en Tinder y otras apps de similar naturaleza puede afectar a nuestra salud mental. Espero y deseo que los consejos de la experta no lleguen demasiado tarde a toda una generación de adictos al yogur.
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