DESIGUALDAD DE GÉNERO

Las mujeres, cada vez más vulnerables a la desigualdad

La ONU alerta en su último Informe Social Mundial de que la creciente desigualdad en el mundo afecta más a las mujeres en el ámbito económico y medioambiental.

La desigualdad en el mundo está aumentando y afecta mucho más a las mujeres. Así se desprende del último Informe Social Mundial 2020: la desigualdad en un mundo en rápida transformación , presentado esta semana por las Naciones Unidas (ONU). Según el estudio, más de las dos terceras partes de la humanidad vive en países donde la desigualdad ha crecido. Y en este escenario, las mujeres son uno de los grupos peor parados.

Durante la presentación del informe, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, habló de “cuatro jinetes” que amenazan en estos momentos la estabilidad mundial: la guerra, el cambio climático, la desconfianza en la globalización y la tecnología. “Los conflictos devastadores continúan causando una miseria generalizada. Los ataques terroristas tienen un precio despiadado. La amenaza nuclear está creciendo. La guerra y la persecución han obligado a más personas a abandonar sus hogares que en ningún otro momento desde la Segunda Guerra Mundial. Las tensiones sobre el comercio y la tecnología siguen sin resolverse. El riesgo de una gran fractura es real”, declaró.

El informe de la ONU analiza cuatro tendencias en las que la desigualdad está ganando la batalla: la revolución tecnológica, el cambio climático, el urbanismo y las migraciones. Y en todas ellas, la mujer es uno de los grupos más vulnerables.

Más vulnerables al cambio climático

Las mujeres están más expuestas al cambio climático. En 7 de cada 10 países en desarrollo son ellas las que se encargan de recolectar agua para el hogar y, a medida que el cambio climático reduce el acceso a agua potable, deben caminar mayores distancias para asegurarla. Además, en estos países las mujeres están más expuestas a enfermedades relacionadas con la alimentación: son las primeras en reducir el consumo de alimentos en caso de escasez de los mismos o malas cosechas tras una sequía, inundación y otros desastres naturales. De igual manera, las responsabilidades en el hogar hacen que las mujeres tengan menos tiempo y tengan dificultades para buscar un empleo formal remunerado cuando los medios de vida primarios están amenazados por el cambio climático.

La calidad de vida de muchas mujeres también ha sido arrollada por el aumento de las grandes urbes. Según el informe, en todo el mundo uno de cada cuatro residentes en grandes ciudades viven en suburbios pobres. Es decir, cerca de 1.000 millones de personas. Los residentes en estas áreas urbanas sufren más hambre crónica y mueren más jóvenes que el resto de los habitantes de la misma ciudad. En estos suburbios, explica el estudio, las menores condiciones de salubridad y seguridad afectan desproporcionadamente a las mujeres, los niños y los jóvenes.

Las mujeres suponen el 47,9% de las personas migrantes en el mundo. El mayor peligra para ellas y para las minorías étnicas es la discriminación. Sin embargo, el informe observa algunas oportunidades para las mujeres en el fenómeno migratorio: en lugares donde una gran parte de los hombres ha emigrado, ellas se quedan como cabezas de familia y pueden tener un mayor peso en sus comunidades.