Elena de los Ríos.
Es el sueño dorado de cualquiera: dejar de lado la obligación de trabajar y poder vivir de las rentas . Se trata, sin duda, de un lujo al alcance de las viejas fortunas, esas que han heredado propiedades y negocios, y de las nuevas, producto de emprendimientos de nuevo cuño. Sin embargo, existe una serie media de ahorradores , esos que ni viven al día ni son millonarios, que también puede plantearse a medio o largo plazo un futuro sin trabajar . Basta con tenerlo claro a una edad suficientemente temprana y operar con cierta inteligencia . Algunos expertos afirman que a partir de 200.000 euros ya es posible plantearse cierto relajo en la vida laboral o incluso un año sabático . Si, además de deshacerte de hábitos financieros nocivos, ya has empezado a invertir tus ahorros , será mucho más fácil.
Lo tradicional, una vez que ya contamos con esos ahorros que queremos rentabilizar, es invertir en inmobiliaria . Sigue siendo una buena opción en las ciudades turísticas, especialmente en los barrios más demandados, aunque con los precios actuales del suelo necesitaremos una gran inversión de partida, por no hablar de los impuestos y la dedicación que requiere mantener las viviendas en perfecto estado de revista. Tampoco es atractiva ni la renta fija ni las acciones, pues las empresas no siempre reparten dividendos. La alternativa está clara: los fondos de inversión . Pero con una diversificación suficiente como para no llevarse sustos.
La primera recomendación tiene que ver con una distinción importante: los fondos de inversión deben ser de acumulación, no de reparto : en ellos las ganancias se reinvierten, con lo que aumenta la ganancia potencial; además, al no distribuirse los dividendos no impactan en la declaración de la renta (solo tributas cuando vendes las participaciones). Los ahorros deberían colocarse en un fondo vinculado al mercado monetario (el más estable), otro centrado en renta fija global (con rendimientos que al menos cubran la inflación de lo ahorrado) y un tercero de renta variable global , donde se podría alcanzar una rentabilidad de entre el 8 y el 10%.
La clave está en distribuir los ahorros entre esos tres fondos, aunque en el tercero habría que invertir al menos el 15% del patrimonio para lograr una pequeña renta. El objetivo es lograr un 5% de rentabilidad anual. Por eso, es importante empezar a ahorrar desde las primeras nóminas: una hucha de 200.000 euros bien invertida puede generar una renta anual de unos 10.000 euros . Es como para replantearse lo de comprarte un coche, una moto y una casa de vacaciones.