Conciliadora, famosa por una calidez y simpatía que convirtió en valiosas herramientas diplomáticas y feminista por la vía de los hechos. Así era la carismática Madeleine Albright , fallecida a los 84 años de edad víctima de un cáncer. También fue la mujer más influyente del mundo a finales de los años 90. No en vano, rompió un techo de cristal impensable hasta entonces al convertirse en la primera mujer en ocupar la Secretaría de Estado de Estados Unidos durante el gobierno de Bill Clinton . Además de recordar su apasionante vida y su brillante trayectoria diplomática , en su despedida queremos destacar las frases sobre liderazgo femenino que ya forman parte de su incalculable legado político .
1. "Me costó mucho tiempo desarrollar una voz, y ahora que la tengo, no me voy a quedar callada".
Efectivamente, Albright tuvo una vida de película. Nacida en Praga en 1937, cuando tenía dos años su familia abandonó el país huyendo de la invasión Nazi y se instaló en Londres. Aunque volvieron a Checoslovaquia y su padre llegó a ser embajador en Yugoslavia, en 1948 con la llegada de los comunistas al poder, volvieron a exiliarse, esta vez a Estados Unidos. Albright no descubrió la verdad sobre su huída hasta que, a finales de los 90 y cuando ya ocupaba la Secretaría de Estado, un periodista desveló que su familia era de origen judío. Aunque sus padres habían abrazado el catolicismo en el exilio, 26 de sus parientes fallecieron en los campos de concentración nazis.
Albright llegó a Estados Unidos con apenas 11 años y siempre destacó por ser una alumna brillante. Después de estudiar Ciencias Políticas en la universidad privada de Wellesley, se doctoró en Columbia y terminando trabajando como asesora de Jimmy Carter, pero también en las campañas de tres candidatos demócratas a la Casa Blanca.
2. "Mientras iba subiendo peldaños, tenía que lidiar con los diferentes vocabularios que se usan para describir características similares en los hombres (seguro de sí mismo, pro-activo, comprometido) y en las mujeres (mandona, agresiva, emocional)".
Hasta que su camino su cruzó con el de Bill Clinton. Primero, el joven presidente demócrata la nombró embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Después, asumió la Secretaria de Estado de Estados Unidos entre 1997 y 2001. Siempre fiel a su estilo y a sus broches (que ella defendía como un instrumento más de su labor diplomática), se convirtió en una de las figuras más influyentes de finales del siglo XX.
3. "Parece que hay suficiente espacio en el mundo para los hombres mediocres, pero no para las mujeres mediocres. Nosotras tenemos que trabajar muy, muy duro" .
Albright destacó por su gestión en Bosnia y en Oriente Medio y por su decisiva implicación en la entrada en la OTAN de Polonia, Hungría y República Checa. Pero también por convertirse en la primera diplomática norteamericana en reunirse con el líder de Corea del Norte Kim Jong-il.
4. "La gente habla de revolución. ¡Qué revolución sería tener una mujer presidenta!".
Casada con el magnate de la prensa Joe Albright y madre de tres hijas, la diplomática se divorció en los años 80, aunque decidió conservar su apellido. Analista política, escritora y profesora de la Universidad de Georgetown, hace solo unos días publicaba su última columna de opinión en el New York Times. "No será como la anexión de Crimea en 2014, sino como la desgraciada ocupación soviética de Afganistán en los 80", vaticinó sobre la guerra en Ucrania y el papel de Vladímir Putin en el escenario geopolítico.
En una de sus frases más memorables, Albright también reflexionó sobre una cuestión que este conflicto ha vuelto a poner sobre la mesa: ¿Tendríamos una guerra en Europa si dos mujeres fueran presidentas de Rusia y Ucrania?
5. "No creo que el mundo fuera totalmente diferente si hubiera más mujeres líderes. Quizá si todas las personas que ocupan puestos de liderazgo fueran mujeres, no se producirían los conflictos en primer lugar. Pero si observas a las mujeres que han llegado a la cima, no han sido precisamente poco beligerantes, incluida yo misma".
Para terminar, recordamos su frase más famosa , pero también una de las más controvertidas: todo un alegato sobre la necesidad de que el liderazgo femenino se apoye en la hermandad de las mujeres.
6. "Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras mujeres".
En 2016, en plena campaña presidencial de Hillary Clinton , Albright quiso atajar la polémica reformulando su frase más famosa al decir: "Hay un lugar especial en el cielo para las mujeres que ayudan a otras mujeres".