'Techie'
'Techie'
Con una fortuna personal valorada en más de 6.500 millones de dólares, Melanie Perkins es, a sus 35 años, una de las mujeres más ricas de Australia y una de las multimillonarias hechas a sí mismas más jóvenes del mundo. Y sin embargo, ella solo se considera la "portadora" circunstancial de una ingente cantidad de dinero que no le pertenece. Por eso, hace unos meses la CEO de Canva decidió sumarse, junto a su marido y cofundador de la compañía Cliff Obrecht, a la Giving Pledge , la iniciativa de Warren Buffet y Melinda y Bill Gates que compromete a los multimillonarios a donar la mayor parte de su patrimonio a causas filantrópicas, como hizo en 2020 MacKenzie Scott. "Tenemos esta creencia salvajemente optimista de que hay suficiente dinero, buena voluntad y buenas intenciones en el mundo para resolver la mayoría de los problemas. Creemos que no es sólo una gran oportunidad, sino una importante responsabilidad , y queremos dedicar nuestra vida a trabajar por ello", explicaron en noviembre al hacer público su compromiso.
Hija de una profesora y un ingeniero, en el instituto quería ser patinadora profesional y con 14 años, ya había montado su primer negocio de bufandas hechas a mano . Mientras estudiaba comunicación, psicología y comercio en la universidad de Perth, empezó a impartir clases de diseño a otros estudiantes. Así se dio cuenta de que programas como Photoshop o InDesign eran demasiado complejos e inaccesibles para la mayoría. Y entonces, con solo 19 años, tuvo su 'aha moment' . Hacer accesible el diseño gráfico a todo el mundo era una idea aparentemente sencilla, pero difícil de ejecutar. Ella y su novio de la universidad, Cliff Obrecht, empezaron a trabajar a partir de un proyecto modesto: una plataforma para crear anuarios de estudiantes a partir de plantillas. Así nació Fusion Books . Aunque su oficina era el salón de casa de la madre de Perkins, el negocio (que sigue funcionando en Australia) fue un éxito rotundo.
Pero su idea original seguía siendo mucho más ambiciosa que todo eso. Querían crecer, pero necesitaban financiación . En Perth su proyecto no convenció a nadie. Perkins ha contado que trató de vender su idea a más de cien inversores diferentes. Cero éxito. Hasta que la pareja entró en la órbita del legendario inversor tecnológico Bill Tai . Perkins, además, tuvo que aprender a hacer 'kitesurf '. Era la manera más directa, le aseguró Tai, de que los inversores de capital de riesgo que podían poner dinero sobre la mesa empezaran a hacerle caso. Y funcionó. El 'networking' le abrió las puertas de Silicon Valley, donde la pareja conoció a Cameron Adams, un ex empleado de Google al que ficharon para diseñar su plataforma, y al cofundador de Google Maps Lars Rasmussen, que se convirtió en su principal asesor.
En su primer año, lograron alcanzar los 600.000 usuarios. Nueve años más tarde, Canva tiene más de 60 millones de usuarios al mes en su versión gratuita, mientras 500.000 equipos de miles de compañías privadas de todo el mundo pagan por la 'premium'. La pandemia no ha hecho más que aumentar su valor de manera exponencial. Canva está valorada en más de 40.000 millones de dólares y es la quinta mayor 'startup del mundo'. Perkins ha conseguido retener el 18% de las acciones de la compañía , igual que Obrecht, con el que se casó el año pasado.
Y quizá porque pertenece al exiguo 2% de mujeres CEO que mandan en el sector tecnológico , Perkins ha introducido protocolos para eliminar los sesgos de género durante los procesos de selección de su compañía. Y los resultados son visibles: en Canva el 41% de los empleados son mujeres, frente al 28% del sector. Otro éxito de Perkins.