Si te preocupaba no saber decir que no en el trabajo , el coste de compartir confidencias con tu jefa , la falta de feedback , el ghosting que también puedes sufrir en la oficina o saber si puedes llevarle la contraria (o no) a tu jefe , ahora hay que añadir una cosa más a la lista: identificar quién es un perverso narcisista en tu entorno laboral.
Probablemente te venga alguien a la cabeza al leer la siguiente descripción: una persona que machaca a otra por mero placer o por la necesidad de volcar sus conflictos internos en desquitarse con los demás. Si has identificado a alguien –novio, amigo, compañero de trabajo o jefe– no temas, es más común de lo que parece y además tiene un nombre: "perversos narcisistas".
Este término fue acuñado en el siglo XX por el psiquiatra y psicoanalista francés Paul-Claude Recamier, fallecido en 1996. Es un concepto muy difícil de definir que se encuentra entre el narcisismo y la psicopatía. Los sujetos con estas características son expertos manipuladores que se camuflan de cara a la galería, pero que actúan de forma despiadada con sus víctimas, a las que pueden llevar incluso, en casos extremos, a cometer suicidio.
El término lo ha popularizado el psicoanalista y psicoterapeuta Jean-Charles Bouchoux con su exitoso libro "Los perversos narcisistas" (Editorial Arpa). Él los define como seres que proyectan sus problemas y conflictos hacia los demás. Pero no todos son iguales: hay muchos tipos y están en todas partes. Van desde ese compañero que nunca asume las culpas hasta el caso más extremo, que es aquel que lucha cada día para no caer en la locura y en esa lucha afecta a otros. Estos individuos se hacen valer de situaciones estrechas y en las que tienen poder para efectuar su sometimiento, como puede ser una pareja o un trabajo.
En el mundo laboral, los perversos narcisistas son habituales. Las relaciones laborales son, según Bouchoux, una de las situaciones más prolíferas para estos individuos. El sujeto que efectúa el daño se centra generalmente en una o dos víctimas y con el resto actúa con normalidad . Incluso pueden ser personas maravillosas de cara a los otros. Pero no para sus víctimas, a quienes manipulan y hieren con su mejor arma: la palabra .
En los vínculos que se forman en el trabajo, son particularmente interesantes aquellos casos en los que la relación es estrecha (por ejemplo entre un jefe y su empleado, un trabajador y su secretaria, etc) y el perverso narcisista sabe que existe un factor de necesidad en el que la víctima no puede perder su puesto. Ahí es cuando más se dan y más dañinos son estos casos, en los que el individuo –muchas veces con una sonrisa en la cara – comienza a ensañarse con su víctima, a quien le pedirá tareas imposibles de lograr, en ocasiones hará bromas "inofensivas" sobre aquel a quien somete y lo humillará en cualquier contexto.
Los perversos narcisistas son frágiles por dentro , algo que tratan de suplir ensañándose con los demás. Además, son personas que no tienen la empatía muy desarrollada y la usan, exclusivamente, para sus propios fines. Pueden convertir el conflicto en violencia porque no son capaces de encajarlo e incluso lo evaden, como es el caso del ghosting . Estos sujetos, como menciona Bouchoux en su libro, emplean este tipo de técnicas para maquillar sus propios defectos y muchas veces solo las reciben sus víctimas. La raíz del problema radica en la necesidad de ser perfectos y el miedo al abandono . Hay que admitir que todo el mundo comete errores y ese es el camino hacia el cambio (algo que ha empeorado las redes sociales , pues la presión por ser "perfectos" es mayor) .
No hay mucha esperanza en estos casos, especialmente en la oficina. Recuerda: quien hace daño ve en su víctima su antídoto, su soporte emocional para suplir aquello que le falta. En definitiva, su víctima es una cooperadora necesaria de esta dinámica perversa .