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La conexión israelí de Donald Trump sigue funcionando a toda marcha, aunque en este momento el ex presidente republicano esté viviendo momentos judicial y policialmente delicados. Su donante número uno, la viuda del millonario israelí Sheldon Adelson, Miriam, continúa apoyándole con su inmensa fortuna labrada en la industria del juego. Y Safra Ada Catz , israelí de Holon y primera dama de Silicon Valley, continúa dando la cara por el que fue su presidente durante la legislatura 2017-2021. En su momento más bajo, Catz se alinea con Larry Ellison , fundador y presidente de Oracle, y con Elon Musk para apoyarle.
El cambio de chaqueta en la aristocracia tech de Silicon Valley parece inminente. No es tanto un apoyo abierto al muy cuestionado Donald Trump como un rechazo amplio, incluso de Jeff bezos, de las políticas antimonopolio y de los impuestos a los ricos de Joe Biden. Hace seis años, cuando la élite del valle se reunió con el candidato Trump, Catz pidió en nombre de todos menos regulación de los acuerdos comerciales y reforma fiscal "para mejorar la competitividad de la industria tecnológica estadounidense". O sea: justo lo contrario a lo que ha hecho Biden.
Tras una fulgurante carrera como ejecutiva de la banca de inversión , Safra Catz llegó a Oracle en 1999 como vicepresidenta y punta de lanza de esa generación de mujeres que, unos años más tarde, tomaron las riendas de importantes compañías del sector: Marissa Mayer, Sheryl Sandberg, Jane Fraser... En 2017, un años después de convertirse en la CEO en la mayor factoría de software para la nube y bases de datos, Catz se convirtió en la ejecutiva mejor pagada de Estados Unidos , además de entrar en los consejos de administración de HSBC o The Walt Disney Company. Una titana.
Casada desde finales de los años 90 con Gal Tirosh , ex entrenador de fútbol, y madre de dos veinteañeros, Gary y Scott, Safra Catz vive en Los Ángeles , muy cerca de las oficinas centrales de Oracle. De hecho, reconoce que ha podido disfrutar de la maternidad y mantenerse en la élite ejecutiva de su país gracias al apoyo de Tirosh, encargado de preparar comidas, acompañar al colegio y asistir a reuniones con los profesores de sus hijos. Su patrimonio supera los 1.500 millones de dólares.
Dos décadas después del aterrizaje de Safra Catz en Silicon Valley, no se ha despejado el misterio que rodea a su figura no solo en el sector, sino incluso dentro de Oracle. Alérgica a las entrevistas y adicta al cómodo segundo plano, puede que ese sea el secreto de su larga trayectoria en una industria llena de tiburones. Sin embargo, de puertas para adentro su estilo podría mucho más fiero. Al preguntarle en 2006 sobre la ausencia de mujeres en el negocio tecnológico , Catz recomendó lo siguiente: "No solo tienes que ser mejor. Tienes que trabajar más duro, más horas y hablar más alto".