Liderazgo
Liderazgo
Como diría Pedro Sánchez, en la colección particular de crisis que Ursula von der Leyen ha tenido que gestionar como presidenta de la Comisión Europea apenas falta una «invasión zombie». Superado el ecuador de su mandato de cinco años al frente del gobierno comunitario, la presidenta se ha acostumbrado a vivir (y dirigir) en un estado de excepcionalidad , emergencia e incertidumbre permanentes: desde el estallido de la pandemia, poco después de su toma de posesión, hasta la invasión rusa de Ucrania y, ahora también, su derivada económica con la crisis energética y una inflación galopante azotando desde hace meses a todo el continente. Quizá por eso, von der Leyen, vestida con los colores de la bandera de Ucrania y observada de cerca por la primera dama del país Olena Zelenska, utilizaba hoy su discurso sobre el estado de la Unión , que sirve para inaugurar el curso comunitario y marcar las líneas maestras del próximo año, para lanzar un mensaje más enérgico, más político y más claro que nunca . Pero también para marcar un liderazgo personal más fuerte y más independiente de lo que es habitual en un cargo marcado por la diplomacia necesaria para mantener a todos los estados miembros a raya, y más o menos satisfechos. Algo que siempre es tarea prácticamente imposible.
Pero tiempos extraordinarios requieren discursos extraordinarios . «Gracias a nuestro valor y nuestra solidaridad, Putin fracasará y Ucrania y la Unión Europea prevalecerán. Hoy, el coraje tiene un nombre: Ucrania. El valor tiene un rostro y ese rostro es el de los hombres y mujeres ucranianos que resisten frente a la agresión rusa», decía von der Leyen, que fue ministra de Defensa del gobierno de Merkel, dirigiendo su mirada y sus palabras de solidaridad a su primera dama, Olena Zelenska, a la que la presidenta acompañará de vuelta a Kiev. En un discurso pronunciado en inglés, francés y alemán, la presidenta ha sostenido que las sanciones contra Rusia funcionan y se mantendrán . «Las sanciones están aquí para quedarse, es momento de resolución, no de apaciguamiento». Y ha advertido de que las derivadas de la guerra van más allá de las fronteras ucranianas. « Es una guerra sobre nuestra energía, sobre nuestra economía, sobre nuestros valores, sobre nuestro futuro «.
Pero su discurso también ha servido para demostrar su capacidad de adaptación ante una situación cambiante , pero también ante los rigores del duro invierno que se avecina. Y donde hace solo un año una política conservadora y liberal convencida como ella no veía la necesidad de una reforma del mercado energético, ahora ha liderado una propuesta para abaratar la factura de los suministros a través de un impuesto a los beneficios extraordinarios de las empresas de energías fósiles que preve recaudar 140.000 millones de euros , un 33% de esa rentabilidad caída del cielo. «En la economía social de mercado tener beneficios es positivo, pero en los tiempos en que vivimos no puede ser que algunos obtengan beneficios extraordinarios gracias a la guerra a costa de los consumidores. En estos momentos, los beneficios tienen que canalizarse a quienes más lo necesitan «, ha argumentado von der Leyen que también ha hablado sobre la necesidad de reformar la fiscalidad o los tratados para mejorar la toma de decisiones en el seno de la unión y ha anunciado una ley para que la UE no dependa tanto del exterior en el acceso a lasmaterias primas.
Y aunque no ha nombrado ni señalado a nadie, a solo diez días de las elecciones en Italia y con la perspectiva de que la ultraderechista y euroescéptica Giorgia Meloni pueda convertirse en presidenta, von der Leyen también ha advertido contra los «caballos de Troya» dirigidos por autocracias para«atacar nuestras democracias desde dentro». Lo que le queda de legislatura (las próximas elecciones europeas se celebrarán en 2024) no se presenta más acomodada de lo que ha sido hasta ahora. A su favor: pese a la sucesión de crisis (o precisamente debido a ellas) von der Leyen es una líder mucho más sólida y autorizada que cuando asumió el cargo en 2019.