Además de escritora de novelas y ensayos, traductora e investigadora, que ha prestado especial atención a la literatura testimonial y al diario íntimo, Laura Freixas (Barcelona, 1958) es de las pocas autoras españolas que ha publicado su propio diario: Una vida subterránea. Diario 1991-1994 (Editorial Errata Naturae, 2013) y ahora mismo prepara un segundo volumen.
Lo que la anima a escribirlo es el deseo de conocerse, no tanto como escritora "En realidad, la vida de los que escribimos no tiene nada de excepcional", sino como mujer: "De eso sí quiero dar testimonio. Porque me he dado cuenta de que, en la historia, sabemos muy poco de la intimidad de las mujeres. Los diarios personales son una herramienta imprescindible para el futuro del feminismo, para que las mujeres se conozcan por sí mismas en vez de conocerse a través de lo que los hombres dicen de ellas".
Los suyos sorprenden por su sinceridad absoluta sobre sí misma. "En el mundo literario, o en el mundo social en general, todos nos presentamos como más coherentes, independientes y autónomos, más seguros de nosotros mismos de lo que realmente somos. Me da miedo revelar mis contradicciones, pero lo hago: por ejemplo, en mi diario me muestro muchas veces con un sentimiento de fracaso y envidia. En el siguiente que voy a publicar, me muestro como lo que tradicionalmente se llama una mala madre. Yo no me considero así, pero tampoco una madre modelo, según se entiende ese "modelo", que es una construcción. Plantear dudas sobre esto, me parece hoy casi un deber".
Freixas reconoce que, en los diarios que ha leído y en el suyo propio, una característica sobresale de los creados por mujeres: los constantes apuntes sobre los demás. "A las mujeres se nos educa para que desarrollemos una identidad "relacional": para crear y mantener relaciones personales, desde cuidar a enfermos o niños hasta reunir a la familia entorno a una mesa. A los hombres, para afirmar su individualidad. Esto nos hace estar muy preocupadas por nuestras relaciones con los demás, lo que no es necesariamente malo. Lo único negativo es que ni lo hemos elegido ni se nos deja mucho hacer otra cosa, en el sentido de que para una mujer todavía está mal visto el que se afirme como individuo. Y estamos muy condicionadas".
En cualquier caso, tiene muy claras las virtudes de llevar un diario, y también las que tiene el publicarlo: "Creo que hay que trabajar el diario para no conformarse con lo superficial o inmediato, sino ir más allá, preguntarse más, por una misma y por lo que te rodea. El consejo básico para aquellas que escriban un diario, lo quieran o no publicar, aparte de una cierta constancia, es que se hagan muchas preguntas. Un diario no consiste solo en apuntar lo que se hace, no es una agenda".
20 de enero-18 de febrero
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