Ser una mujer alfa es ser la jefa de la manada, la proveedora, la que protege a la prole aún cuando eso signifique empuñar un arma; ser la que toma decisiones, buenas o malas, sin que le tiemble el pulso y destilando confianza absoluta, poca empatía, casi ninguna emoción; la que amenaza y extorsiona llegado el caso.
Es decir, ser una tía chunga que no necesita gustarte ni tiene miedo de hacer "lo que haga falta". Pero ¿es ser lo mismo que esos machos para quienes estaba reservado el término alfa en exclusiva? Tipos "duros" como Clint Eastwood o Chuck Norris, u otros prohombres del cine de acción del siglo pasado que a la primera de cambio se liaban a golpes.
Pensando en ellos se creó el término anglosajón badass, chicos malos malísimos. La novedad es que ahora la palabra se transfiere a las heroínas modernas. Las nuevas "chicas malas" son igual de duras y poderosas que ellos. Ahí tenemos a Cookie Lyon (Taraji P. Henson), la matriarca de la serie Empire, fría como un témpano y luciendo un estilo pensado para marcar un estatus poder. Cookie, tras salir de prisión, se propuso ser una mujer poderosa y se compuso un armario para conseguirlo: omnipresente animal print, prendas de pelo y dorados y mucho bling bling para inspirar respeto. El resto es actitud. Actitud badass.
Por no hablar de Jessica Jones, esa serie que explora como pocas las inseguridades que asaltan a la mujer una mujer con superpoderes, para hacernos una idea y la lucha por escapar de la manipulación mental del villano más patriarcal de la historia de la TV: Kilgrave.
El clásico giro de guión por el que la chica mala y asilvestrada se convertía (por obra y gracia de algún hombre guapo) en una frágil damisela dúctil y arrepentida de su pasado, es ahora casi inexistente. Las malas de hoy están felices de serlo y los hombres tienen la influencia justa sobre ellas. Es decir, poca o ninguna.
Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), protagonista de Los juegos del hambre, es tan buena con el arco como cualquier chico y asume la responsabilidad de alimentar a su familia. Se convierte en la proveedora que sabe qué hacer en cada momento. Cumple las habilidades que se esperan de una badass que se precie: deseo de libertad, fuerza física, determinación, espíritu guerrero, músculos tonificados. Ni un ápice de languidez.
Ellas son así, un nuevo modelo cada vez más influyente y que funciona como reacción a los clichés más sexistas. Pero, no nos engañemos, este tipo de rol agresivo y empoderado es minoritario, y sigue conviviendo en la ficción con los modelos más clásicos. Los personajes femeninos, también en las representaciones contemporáneas, siguen siendo pequeños y frágiles a la espera de ser rescatados y salvados de su destino.
Typhaine Duch, actriz y directora francesa de teatro explica que en el teatro clásico y actual el tipo de personaje femenino no ha cambiado mucho: "Hay una mujer bella y muy joven codiciada por varios hombres que acabarán luchando por ella sin que ella tenga ninguna capacidad de decisión, mientras que en los papeles masculinos hay una variedad de unos 15 arquetipos morales".
Un estudio de la New York Film Academy concluyó que en las películas más vistas entre 2007 y 2012 solo el 30% de los personajes dotados con discurso eran femeninos, en cambio en el 26% de las veces que aparecía una mujer en la pantalla lo hacía desnudas o semidesnuda, frente al 9,4% de los hombres. En 2014 solo el 28% de los personajes protagonistas eran mujeres, de acuerdo con las cifras de The Center for the Study of Women in Television and Film, de la Universidad Pública de San Diego.
lo hacía desnudas o semidesnuda, frente al 9,4% de los hombres
Así, que en ese contexto una badass es recibida con vítores, aplausos y ovaciones por el público femenino. Un aplauso no exento de ironía revanchista, que el mundo de internet convierte en cápsulas de reafirmación femenina beligerante. Así, cada frase de Cookie Lyon se ha convertido en un meme que luego se ha viralizado en internet. "¿Te he preguntado por tu opinión?" o "No olvides darme las gracias" son frases que muestran las mismas dosis de chulería que han derramado los hombres en la ficción.
Esta demostración de fuerza ha hecho a algunos críticos preguntarse si la transcripción literal de atributos masculinos a los personajes femeninos no podría ser una forma errónea de entender el feminismo.
La misma duda genera la tendencia al reciclaje de éxitos para que los protagonicen mujeres, como los remakes de Oceans Eleven (se empieza a rodar en otoño, con Cate Blanchett, Sandra Bullock, Anne Hathaway y Helena Bonham-Carter, como atracadoras de casinos) y de Cazafantasmas, o incluso los rumores de una Jane Bond que desplazará a James, una iniciativa que se ha gestado en las redes sociales donde ya se ha elegido candidata para el papel: Gillian Anderson. "Las mujeres pueden disparar, beber, tener sexo como cualquier hombre... y es hora de verlo en una película de James Bond", reza la campaña.
¿Adaptar guiones de historias archiconocidas (y que van a ser comparadas hasta la extenuación con el original) es el único recurso feminista de Hollywood? Tal vez una respuesta ejemplar sea la reelaboración de la testosterónica saga de Mad Max, cuyo nuevo personaje, Furiosa, es la protagonista absoluta de la versión de 2015: Mad Max. Fury Road.
Al menos son personajes pensados para mujeres poderosas (incluso físicamente) que consiguen lo que quieren. Como Brienne de Tarth o la Khaleesi, de Juego de Tronos... La pregunta es, otra vez, si ser una chica mala con todos los atributos masculinos es la revolución que podemos esperar de guionistas y directores.
Sin perder de vista que, por muy badass que sean, las heroínas siguen obligadas a ser bellas, sexys y jóvenes. Y, con toda probabilidad, cobrarán la mitad de lo que se embolsan los malísimos de toda la vida de sexo masculino. No todo ha cambiado, todavía.
El término se empezó a utilizar para definir al duro de la película. Siempre varón, siempre un macho alfa. Chuck Norris y Clint Eastwood serían los arquetipos perfectos del concepto. Ahora la palabra ha mutado y se ha transformado en un término usado por el femenismo 2.0.
Según el Urban Diccionary, una mujer badass es particularmente fuerte, fría y con tendencia a la fanfarronería. Se trata de un concepto aspiracional que reconoce a las mujeres por lo que consiguen y no por su apariencia. Una badass no admite juicios estéticos. Estas son sus reglas:
Una badass jamás habla de ello. Y punto.
Nunca intenta parecer dura. Lo es.
No se engaña a sí misma ni intenta impresionar a otros aparentando cosas que no son.
Nunca se rinde. Siempre intenta llegar un poco más lejos o ser un poco mejor.
Conoce sus límites y no es estúpida.
No hace enemigos gratuitamente ni va buscando peleas. De hecho, deja pasar las guerras que no merecen ser peleadas.
Una badass tiene que probar que lo es y lo hará cuando llegue el momento.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
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