Las fotos más tiernas de Carolina de Mónaco y Stephano Casiraghi, el amor de su vida

El 3 de octubre de 1990 el mundo se quebraba bajo los pies de Carolina de Mónaco. El que (casi) todo el mundo considera el gran amor de su vida, Stephano Casiraghi, fallecía en un terrible accidente náutico mientras participaba en el Campeonato del Mundo de offshore.

Lo suyo había sido un flechazo durante el verano de 1983: se conocieron y a los seis meses se casaron, con Carolina embarazada ya de doce semanas. Pero hace 26 años la Princesa volvía a perder la sonrisa después de que este italiano de buena familia se la hubiera devuelto tras la trágica muerte de Grace de Mónaco siete años antes. Después de olvidar aquel primer matrimonio fallido con Philippe Junot en los cálidos brazos del que se convirtió en el padre de sus hijos. Andrea, Carlota y Pierre, ilégitimos al principio para la iglesia, pero reconocidos finalmente por Juan Pablo II cuando ya era tarde para que Casiraghi y Carolina lo celebraran juntos.

Dicen que aquel 3 de octubre de hace 26 años llovía a cántaros en Mónaco, donde no se declaró luto oficial pero sí ondearon las banderas a media asta. En el funeral, que se celebró tres días después, Carolina estaba rota por dentro y por fuera, y aquella muñeca hecha pedazos nunca más volvió a coser sus heridas por completo, a pesar de su tercer matrimonio con Ernesto de Hannover en 1999 (de nuevo embarazada).

Stephano Casiraghi ha sido, es y será el gran amor de la vida de Carolina de Mónaco, y estas imágenes llenas de ternura son la mejor prueba.