Cristina Pedroche: Desparpajo catódico
El suyo es uno de los tres nombres más tecleados en los buscadores de internet en nuestro país. El público la ama y la odia, sin aparente solución de continuidad. Y a ella, plin. Presenta programas, da las campanadas, protagoniza campañas de publicidad, hace cine o se pone vestidos de los que todo el mundo habla. Reacia a definirse, nos fiamos del retrato que hace de ella su marido, el chef David Muñoz: “Honesta, sincera, natural, valiente e irreverente”. “Me gusta la gente natural y que habla sin tapujos, aunque se equivoque”, dice ella. Que con frecuencia paga el peaje de su libertad con mordaces críticas.