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Liya Kebede, la top que lucha para que las africanas no mueran en el parto

La top etíope no se cansa de romper moldes. Ni siquiera ahora, que ha dejado atrás las pasarelas. Su firma de moda Lemlem colabora esta temporada con Pierre Hardy con un objetivo solidario: que las mujeres africanas no mueran en el parto.

Ana Santos
Ana Santos

Liya Kebede (Adís Abeba, Etiopía, 1978) pasará a la historia como una de las grandes modelos de comienzos del presente siglo. Y no solo por ser una mujer bellísima de delicados rasgos africanos y 1,78 m de imponente estatura que ha conseguido todo aquello a lo que una top puede aspirar en el universo fashion. Lo mejor es que no se ha conformado con eso y ha sabido compaginar su brillante carrera con todo lo que de verdad era importante para ella: la familia, el cine y la filantropía.

Y sigue haciéndolo. Solo que ahora lidera iniciativas que unen moda y compromiso social. Como la colección de accesorios para esta temporada que ha creado con su firma solidaria, ' Lemlem ' (que significa florecer en amárico, la lengua oficial etíope), en colaboración con el diseñador francés Pierre Hardy.

Sus comienzos habrían sido muy similares a los de cualquier top model, de no ser porque no vivía ni en Holanda ni en Estados Unidos, sino en un país africano con graves carencias y ajeno al circuito de la moda. Única chica de una familia acomodada de cinco hermanos de Adís Abeba –su padre era directivo de Ethiopian Airlines y su madre, relaciones públicas–, a Liya la descubrió un director de arte galo cuando estudiaba en el liceo francés de la capital etíope. Este le puso en contacto con una agencia de modelos francesa. Pero, a pesar de que ya había participado en algún desfile (y de que decoraba su habitación con fotos de su idolatrada Naomi Campbell ), prefirió acabar los estudios antes de trasladarse a París.

El mundo de la moda en París era una jungla; tenías que estar siempre peleando".

Cuando por fin dio el paso, se encontró con que el mundo de la moda era una jungla. "Solo aguanté dos meses. Había mucha competencia y tenía que estar peleando constantemente", recuerda. Su siguiente destino fue Chicago, donde vivía uno de sus hermanos, pero la situación no mejoró. "Estuve dos años y medio haciendo catálogos hasta que me instalé en Nueva York en el año 2000. Decidí que, si no triunfaba allí, me pondría a estudiar", añade.

El ansiado milagro se produjo gracias a Tom Ford, entonces director creativo de Gucci, que la fichó para la firma nada más conocerla. "Su belleza me cautivó. Liya tiene una fuerza increíble y destila exotismo, pero también es dulce, elegante y femenina", explicaba entonces el diseñador. Lo curioso es que, en mitad de su momento de gloria, Liya decidió dar un giro de timón a su carrera para centrarse en su vida personal. Se acababa de casar con el acaudalado financiero etíope Kassy Kebede –del que se divorció en 2015– y esperaba su primer hijo, Suhul.

Apenas estuvo apartada de los focos una temporada y regresó convertida en una de las tops más solicitadas del mundo . En 2003 consiguió todo un hito: convertirse en la primera modelo de color en firmar un millonario contrato con una firma de belleza (Estée Lauder), algo que se le había resistido a la mismísima Naomi Campbell. Pero la etíope nunca ha querido destacarlo demasiado. "Cuanta más importancia le demos al hecho de que una modelo de color tenga éxito, menos contribuimos a la normalización de su presencia", justifica.

La familia ante todo

Al trabajar con tejedoras locales, tratamos de romper su ciclo de pobreza".

En 2005 volvió a desafiar esa regla no escrita que desaconseja interrumpir una exitosa carrera para ser madre, y tuvo a su segunda hija, Raee. En ese momento comenzó a priorizar otros intereses. La Organización Mundial de la Salud la escogió como embajadora y decidió crear la fundación Liya Kebede –más tarde rebautizada como Lemlem–, con el fin de mejorar las condiciones de las mujeres africanas cuando que se quedan embarazadas, además de educar en todo lo relacionado con la salud reproductiva y materno-infantil y de incrementar el número de profesionales y centros sanitarios dedicados a esta tarea. " Cada año, 162.000 mujeres mueren en África por complicaciones durante el embarazo y el parto. Entre otras cosas, porque la mayoría de los nacimientos tiene lugar en casa. En países como Etiopía, cuando una mujer se queda embarazada suele decirse que tiene un pie en la tumba", afirma. También confiesa que tener hijos la ha inspirado mucho a la hora de querer ayudar a otras madres. "Deseo que los míos alcancen sus metas, pero también que sean compasivos y conscientes de que hay otras personas y otras necesidades en el mundo", afirma.

No contenta con esta iniciativa, en uno de sus habituales viajes a su país de origen Kebede descubrió a un grupo de tejedoras tradicionales que veían peligrar su trabajo y decidió ayudarlas. Así nació Lemlem, una firma de moda artesanal para hombres, mujeres y niños confeccionada exclusivamente con tejidos y estampados de Etiopía, pero con diseños contemporáneos de aires étnicos. "Al emplear tejedoras africanas tratamos de romper su ciclo de pobreza mientras preservamos un oficio que estaba desapareciendo", explica Liya. Ella misma lidera el equipo creativo y ha conseguido que Lemlem esté presente en puntos de venta como Net-A-Porter.

Una carrera de cine

Kebede también ha roto moldes al convertirse en una de las pocas tops que ha logrado consolidar una carrera cinematográfica. Se formó en el estudio de Stella Adler de Nueva York y al principio consiguió pequeños papeles en prestigiosas películas, como 'El buen pastor', dirigida por Robert de Niro. Pero fue su interpretación de Waris Dirie, la modelo y activista somalí contra la mutilación genital femenina, en 'La flor del desierto' la que le abrió las puertas de proyectos más ambiciosos.

Intervino en películas como el taquillazo francés 'Samba' y en 'La mejor oferta', de Giuseppe Tornatore. Y en historias con trasfondo social, como '419', que está a punto de estrenarse y en la que da vida a una prostituta nigeriana víctima de una red mafiosa. "Para el personaje me reuní con varias chicas que habían pasado por ello. Una cosa es leer un guión y otra conocer sus testimonios", apunta. Porque Liya, cuando se embarca en algo, nunca lo hace a medias.

Artesanía africana con chic francés

Pierre Hardy x Lemlem, la colección cápsula que han creado juntos el diseñador de accesorios parisino y la firma de Liya Kebede se compone de 12 piezas elaboradas en algodón y con estampados originales de Etopía. Son zapatillas, sandalias y bolsos de rayas que la propia modelo se encarga de lucir como nadie. De sus beneficios, un 5% va destinado a la Fundación Lemlem. "Como diseñador, me parecía un reto muy enriquecedor trabajar con una marca como la suya. Liya es de las que prefiere observar, pero su enfoque es siempre muy interesante", cuenta Hardy, responsable de su propia firma y, desde hace décadas, de las líneas de calzado y joyería de Hermès. "Es maravilloso poder conectar a artesanos etíopes y franceses, y tender un puente entre estos dos mundos", apunta Kebede.

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