
14 feministas con mucho que decir
Mujeres de diferentes edades, profesiones y feminismos reivindican la igualdad.
14 Fotos
14 Fotos
“El año pasado fue muy emocionante ver a tanta gente clamando por la igualdad y el fin de la violencia contra las mujeres. Gracias a eso, ahora la mayoría tiene conciencia de que no está bien que no haya mujeres en todos los ámbitos. Visibilizar la desigualdad me parece un logro, pero lo que queda es tan extenso que necesitaría la revista entera. En mi sector, la cosa van lenta, pero esperamos que haya más mujeres en puestos técnicos y creativos que ayuden a construir la representación de un mundo más igualitario. El 8M haré huelga y estaré en la manifestación”.
“Recuerdo el pasado 8M en Madrid, feliz de sumergirme en esa marea vibrante, alegre, furiosa, vital. Lo principal que hemos conseguido es que el feminismo se ha vuelto joven y masivo. Además, por fin, cada vez más hombres nos apoyan; se ve en las concentraciones de repulsa a los asesinatos machistas. Todas las reivindicaciones siguen vigentes, pero quizá la más nueva es la relativa a la violencia de baja intensidad: invisibilización, acoso sexual, en redes… Por eso, este año también saldré a la calle, con mi hija, de 24 años, y mi madre de 89”.
Fiscal y portavoz de la Fiscalía Provincial de Valencia. “El 8M marcó un hito. La reacción social a la sentencia de La Manada no hubiera sido posible sin ese antecedente. Fue una especie de puñetazo en la mesa, de decir que ya está bien, y que somos muchas –y muchos– quienes lo pensamos. Como contrapunto, han surgido reacciones airadas, incluso violentas. Me gustaría pensar que son los últimos estertores de un machismo herido de muerte. Pero la irrupción de partidos que niegan la existencia de la violencia de género e incluyen en su programa la derogación de la Ley Integral muestran que no podemos bajar la guardia”.
“Cada vez que avanzamos, aparece una profunda reacción patriarcal que pretende hacernos retroceder. Es un problema internacional, no ocurre solo aquí. No solo nos estamos jugando la igualdad, también la democracia. La ceguera machista hace que se aplaudan, toleren o normalicen discursos que aparentemente atentan contra las mujeres, cuando en realidad están atentando contra el sistema de derechos y libertades. Sin igualdad, no hay democracia. El año pasado lo viví con mucho orgullo. Este, haré huelga e iré a la mani. No he faltado desde los 18”.
“Soy feminista porque es lo lógico: no entiendo que alguien no aspire a la igualdad. Pero tengo que hacer pedagogía incluso en mi familia. Los chavales no tienen claro aún qué reivindica el feminismo. En mi programa, a veces detecto paternalismo y tengo que afear la conducta a alguno. El 8M no presenté Espejo Público, fue la primera vez. Fui a la lectura del manifiesto Las periodistas paramos y llevé a mi hija de 14 años. Pero el año pasado fue excepcional, tenemos que pensar otras acciones. Quedan muchas batallas por librar”.
“Ser interseccional es la asignatura pendiente del feminismo. Eso implica abrirse a que no siempre somos las oprimidas y, en ciertas situaciones, podemos ser opresoras. A las mujeres racializadas todavía nos cuestionan nuestras experiencias; otras mujeres intentan explicarnos nuestros problemas, recreando la actitud que tanto se critica a los hombres. No fui el año pasado ni iré este. Haría falta ver que las acciones van también por nosotras. Aun así, cada vez hay mas aliadas que empiezan a entender su posición e intentan escuchar más y mejor”.
“Me enorgullece que a mi generación no nos dé miedo decir que somos feministas. Pero me preocupa que quienes no lo son, sean machistas extremos, con ideas que escandalizan incluso a mis padres. También me preocupa que se inculque a los jóvenes que la mejor sociedad es la conservadora, que impedía a las mujeres viajar solas o sacarse el permiso de conducir sin permiso del marido o el padre… ¿Es eso lo que queremos? Yo no, por eso el 8M iré con mis amigas a la calle. La sororidad me hace sentirme parte de algo que nos hace más grandes. Hay que seguir evolucionando y mejorando”
“El feminismo debería servir para que la reciprocidad fuera la norma en las relaciones humanas. Para que este deje de ser un mundo de abusones. Para que no nos sigan tomando el pelo. Afortunadamente, cada vez más gente lo comprende. Los problemas de las mujeres están pasando a ser problemas de la humanidad. Pero uno de los peligros más importantes que acechan es hacer del feminismo un chivo expiatorio de los problemas sociales; apelar a los miedos y los prejuicios con expresiones como “feminazis” o “ideología de género”.
“Llevamos tres siglos de feminismo, frente a 21 de patriarcado, así que queda mucho por hacer. Nos importan poco la mujeres árabes, latinoamericanas, afrodescendientes… El año pasado, muchas no pudieron hacer huelga porque eran trabajadoras domésticas de otras que sí la hicieron. Todas tenemos diferentes miradas, pero no voy a dejar de escuchar a las abolicionistas, regulacionistas o al movimiento trans, hasta conseguir una sociedad más igualitaria. Porque si algo tengo claro es que la igualdad es imprescindible”.
“El patriarcado ha vinculado las labores domésticas a la mujer a lo largo de los siglos. El empleo del hogar lo desarrollan en un 90% mujeres que ven cómo sus derechos laborales son los mínimos, unos peldaños por encima de la supuestamente olvidada esclavitud. El 8M haré huelga y me manifestaré con mis compañeras. Pero el 30 de marzo, Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar y los Cuidados, es una buena oportunidad para que todas volvamos a la calle, exigiendo nuestra inclusión en el Régimen General de la Seguridad Social, con los mismos derechos que todos los trabajadores”.
“En comunicación, hay una desigualdad evidente, no se cumple la ley. Hemos logrado visibilizar el feminismo como lucha global, identificando un objetivo: una sociedad igual para todas y todos. Pero es necesario llamar al voto feminista porque se vaticina un auge de la ultraderecha y eso supondría un retroceso de los derechos de la mujer. El año pasado fue espectacular y este va a ser impresionante. Sabemos lo que nos jugamos. Pagaría por ver a Virginia Wolf, Olympe de Gouges o las sufragistas viendo las movilizaciones. Ni un paso atrás”.
“Hay que practicar la igualdad en el día a día. Tenemos que pensar dónde ponemos el dinero, apostar por marcas éticas y sostenibles. En la sostenibilidad está la igualdad para todo el mundo; solo así el sistema se sostendrá. Los movimientos de mujeres están despertando conciencias, pero es necesario que todo el pueblo se una. Se habla de igualdad porque es tendencia, pero es una urgencia que nos conviene a todas las personas. Animo a los hombres a que se unan a la manifestación, porque es muy importante que cambiemos juntos”.
"Tengo el 8M marcado en el calendario; creo que me volverá a reconciliar con la sociedad. El año pasado fue histórico, algo cambió para siempre. Hemos avanzado mucho, sobre todo en visibilidad. Muchos hombres se han dado cuenta de sus errores y han puesto empeño en solucionarlos. Es emocionante ver cómo las mujeres nos unimos contra el machismo, la violencia de género, la brecha salarial, la falta de oportunidades. De todos modos, solo hemos empezado”.
"No soy amiga de aglomeraciones, pero me gustó participar en el 8M. Fui con amigas y dejamos a los niños con sus padres. La energía fue extraordinaria, aunque creo que nada ha cambiado tanto: estamos dando pasos atrás y el futuro no es halagüeño. Es necesario interiorizar que todos, mujeres y hombres, somos machistas y eso no cambia en una generación. El machismo interesa, tiene réditos políticos y económicos. Deberíamos cambiar de estrategia y hablar de equidad y derechos humanos. Los de todos y todas”.