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Feminismo: ¿siguen estando vigentes los estereotipos?

Se cumplen 70 años de la publicación de El segundo sexo y, en la era del #MeToo, el análisis de Simone de Beauvoir sobre la condición femenina aún levanta ampollas. Al fin y al cabo, los estereotipos siguen en pie y el techo de cristal resiste los golpes. Pero ¿continúa vigente este extenso –y en su día escandaloso– estudio autobiográfico que concluyó que la feminidad es solo una construcción cultural?

La escritora Simone de Beauvoir. / cordon press

Elena Castelló
Elena Castelló

Es inevitable hacerse la pregunta: ¿sigue vigente hoy El segundo sexo, la obra que en su día fue considerada fundamento del feminismo contemporáneo? ¿Sigue siendo un ensayo transgresor y emancipatorio? ¿Habla todavía de nosotras, mujeres de 2019, este libro? Han pasado 70 años desde su publicación y, hace unas semanas, destacadas figuras del pensamiento y el feminismo trataron de contestar a estos interrogantes durante las jornadas Simone de Beauvoir y la sociedad contemporánea, organizada por el Instituto de Estudios de Cooperación del Mediterráneo y el Atlántico (IECMA).

Su conclusión: las mujeres siguen fuera de las esferas del poder y el análisis de El segundo sexo continúa intacto a pesar de las evidentes conquistas. Ahí están las dobles jornadas, la desigualdad salarial, la escasez de mujeres en puestos de poder o la dificultad para luchar contra la sexualización de los cuerpos.

Ser mujer es estar atada a mil lazos tenues"

Simone de beauvoir

La meta de Simone Beauvoir al escribir el libro –que en España se editó por primera vez en 1968 en catalán y solo pudo leerse en castellano con traducciones latinoamericanas hasta 1999– fue recorrer los elementos culturales, sociales e históricos que componen la noción de ser mujer. Su conclusión, es lo que hoy ya sabemos y entonces nunca se había dicho: la feminidad es una construcción cultural. O lo que es lo mismo: “Una mujer no nace, se hace”.

En La fuerza de las cosas, Simone de Beauvoir cuenta sobre el origen del libro: “Nunca me había sentido inferior. Mi feminidad no me había supuesto ningún problema. Pero al analizar en profundidad qué había significado para mí ser mujer, tuve una revelación: ese mundo en el que había vivido era un mundo masculino, mi infancia había sido alimentada con mitos forjados por hombres y no había reaccionado de la misma manera que si hubiera sido un niño”. La obra que surgió de esa epifanía comienza con una declaración revolucionaria: “Este mundo siempre ha pertenecido a los hombres”.

“Beauvoir dice que, cuando se pone a escribir El segundo sexo, ella no es feminista –explica Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia–. Al principio, se plantea escribir el libro guiada por un espíritu de conocimiento. No es una vindicación, sino un análisis de la cultura contemporánea”.

Creerse la inferioridad...

En esa cultura –que sigue siendo la nuestra– se configura a la mujer como “la otra”, es decir, un “ser relativo frente a lo absoluto del varón”. A lo largo de sus casi 1.000 páginas, hace un análisis de las figura de la madre, la prostituta, la lesbiana, la narcisista, la enamorada y la mística. El propósito es destacar las diferentes circunstancias que llevan a creer en la inferioridad de la mujer y analizar los efectos que tiene la internalización de esta creencia en nuestras elecciones vitales. “Ser mujer es estar atada por mil lazos tenues” –dice Valcárcel parafraseando a Beauvoir–. Y las mujeres todavía hoy siguen ausentes de la política, la economía y los medios de comunicación, la universidad, la creatividad y la religión”.

Conserva el halo de atractivo, pero su obra se lee mucho menos"

alicia puleo

Alicia Puleo, profesora titular de Filosofía Moral de la Universidad de Valladolid y directora de la colección Feminismos, de la editorial Cátedra, recuerda que leyó por primera vez a Beauvoir a los 17 años. “Creo que conserva el halo atractivo que tuvo para otras generaciones –dice–, la figura de una mujer que llevaba una vida no convencional”. Puleo considera que la pensadora se conoce poco, porque vivimos en un mundo de la imagen y no tanto de la teoría. “El segundo sexo sigue leyéndose, aunque el nivel de conocimiento sobre la obra es menor que antes –asegura–. Pero aún goza de cierta imagen atractiva y eso se ve en las redes sociales. Un tuit sobre la escritora suscita mucho interés en el contexto posterior al #MeToo. Antes no teníamos figuras pop que se dijeran feministas, había un gran rechazo a esta filosofía. Creo que hoy es más fácil ser feminista”.

¿Y cuál sería la razón de la popularización actual de los postulados feministas? “El feminismo, como todos los movimientos sociales, tiene épocas de latencia y de auge, y ahora estamos en una fase ascendente”, dice Puleo, que acaba de publicar Claves ecofeministas (Plaza y Janés), donde revindica los puentes entre ecologismo y feminismo: “Cambiar las relaciones de dominio por las relaciones de cuidado, –pero un cuidado ejercido por todos– es ahora mismo una necesidad histórica”.

Para ser libre

La periodista francesa Josyane Savigneau cree que las nuevas generaciones han encontrado en Beauvoir no solo un icono feminista, sino también a una gran escritora y un modelo. Pero no cree que esté de moda su mensaje: “Hoy muchas jóvenes feministas piensan que basta con ser mujer para ser libre; y no es así. La autora pide a las mujeres que sean críticas con su pasividad y su opresión, y que se liberen de todo eso. Yo veo mucha intolerancia en el MeToo. Hay actitudes fanáticas que concuerdan poco con la actitud de Beauvoir y creo que hay que evitar que reivindicaciones legítimas acaben en caza de brujas”.

Sin embargo, Alicia Puleo destaca que “el tema del acoso sexual ha sido un detonador de la indignación”. Mientras, Valcárcel cree que si El segundo sexo sigue siendo tan necesario es porque aporta la teoría necesaria a las reivindicaciones feminista: “Hay que leerlo”.

Leticia Dolera: actriz, directora y activista

La lectura de El segundo sexo es muy reveladora, es casi como una biblia de las mujeres. Pero se nos olvida que Simone de Beauvoir es una filósofa. Creo que en los colegios se la podría estudiar con mayor profundidad, en lugar de limitarse a afirmar que luchó por los derechos de las mujeres. Me fascina su manera de argumentar. Leer sus obras me ha ayudado a entender la historia del feminismo y por qué la discriminación se hizo más fuerte”.

Elisa McCausland: Investigadora y periodista. Autora de Wonder woman, el feminismo como superpoder (Errata Naturae)

“Es capital para entender por qué resulta importante cuestionar las categorías preestablecidas sobre ser mujer y que lo que entendemos por mujer puede “deshacerse”. El segundo sexo” sigue vigente, ya que aún hoy se incide en la biología para justificar injusticias culturales en torno a la mujer”.

Iria Marañón: Autora del ensayo Educar en el feminismo (Plataforma Ed.) y del blog Comecuentos Makers

Muchas de sus teorías siguen siendo rompedoras. La idea de que el feminismo es una manera de vivir individualmente y de luchar colectivamente resume el movimiento actual. Y la idea de que la mujer no nace sino que llega a serlo explica cómo el patriarcado construye el género”.

Simone de Beauvoir junto a su entonces pareja, Jean Paul Sartre. / cordon press

Un escándalo mayúsculo

Simone de Beauvoir tenía 40 años cuando publicó El segundo sexo. “Dudé mucho tiempo si escribir un libro sobre las mujeres; es un tema irritante, sobre todo para las mujeres”, escribe en su prólogo. Tras graduarse en Filosofía en la Universidad de la Sorbona y haber publicado las novelas La invitada, La sangre de los otros y Todos los hombres son mortales, Beauvoir quería escribir sobre sí misma y sobre cómo ser mujer le había afectado, a ella y a otras de su generación, en sus carreras.

El proyecto se convirtió en un largo ensayo de 1.000 páginas, dividido en dos tomos –escritos en dos años, entre París y Estados Unidos–. Cientos de mujeres le escribieron, hasta su muerte, para darle las gracias. Pero la obra levantó una gran polémica. Fue considerada indecente e incluso pornográfica y prohibida por el Vaticano. El escritor Albert Camus la consideró un ataque contra “el hombre francés” y el escritor François Mauriac escribió: “Después de leerlo, lo sé todo sobre la vagina de su autora”.

Beauvoir había nacido en una familia burguesa de moral religiosa muy estricta, una moral contra la que se rebeló en la adolescencia. Conoció a Jean Paul Sartre en su época de estudiante de Filosofía en La Sorbona y, a partir de entonces, pactaron vivir juntos, pero al tiempo independientes para tener otras relaciones. “Usted es la mujer esencial, las demás son contingentes”, le escribe Sartre. Su relación escapaba a todos los cánones establecidos y, todavía hoy, permanece como ejemplo único de libertad e independencia en una relación de pareja. Simone murió el 14 de abril de 1986. Está enterrada en el cementerio de Montparnasse, en París, junto a Sartre.