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Todo lo que debes saber del ghosting

Mienten y, lo que es peor, desaparecen... ¿Por qué ha dejado de contestar a tus mensajes ese novio incipiente como si se hubiera extinguido de la faz de la Tierra? Los sociólogos hacen un retrato robot del cobarde digital.

Ilustraciones: Delphine Sucail / Virginie Ilustrarion

S.T.

Os cuento mi última experiencia con un chico aparentemente normal, que a estas alturas es lo máximo que le pedimos a un sitio como Tinder: todo iba bien, llevábamos saliendo cuatro meses y... de pronto, el hombre se evaporó de la faz de la Tierra. Dejó de responder a los mensajes, las llamadas y los DM de Instagram. Y lo hizo –¡oh, casualidad!– en el momento en que planeábamos nuestro primer viaje juntos; es decir, la prueba de fuego (o del algodón) de cualquier noviazgo incipiente.

El hombre normal en cuestión desapareció. Y yo, que no soy millennial pero estoy bien informada, supe que estaba ante un clásico del apareamiento humano de la era digital: el ghosting.

Acudí a Google, cual oráculo de Delfos, a buscar respuestas: “¿Por qué, Google –le pregunté–, me han hecho un ghosting? ¿Por qué los hombres, incluso los normales, hacen ghosting? Y así fue como conocí a Rosie Walsh, autora del best seller Ghosted, inspirado en otro hombre que se esfumó mientras planeaban sus primeras vacaciones juntos.

El fantasmeo, dice un estudio de 2017, es la estrategia de ruptura más habitual en estos tiempos de exceso de confianza en la tecnología para la búsqueda del amor. Otro trabajo académico –en esto, los sociólogos han encontrado un filón– asegura que no hay reglas: la huida puede darse en la segunda cita o en la décima. Es el caos. Y Rosie Walsh lo explica por la cultura del swiping, ese acto mecánico de desplazar a izquierda o a la derecha a los candidatos, según criterios arbitrarios como el color de su camiseta, el gesto de su boca o que enseñe más torso de la cuenta. “Cuando has rechazado a 200 personas en una noche, acabas deshumanizando la elección de pareja”, dice Walsh.

La crueldad del ghosting es su mensaje subyacente: “No solo no estoy interesado en tener una relación contigo sino que, aunque estoy conectado 24 horas, tampoco estoy interesado en comunicártelo, ni voy a dejar que me lo preguntes”. Se dice que es un código que entre millennials funciona –¿les resbala?– y que el problema lo tenemos nosotros, la generación de tránsito.

Sin embargo, el ghosting se considera una práctica emocionalmente abusiva. “El sentimiento de humillación crea muchas dudas acerca de una misma y no tardarás en preguntarte qué has hecho mal”, explica Walsh, que recomienda medidas drásticas: “Cese inmediato y completo de cualquier contacto. Créeme, aun si esa persona estuviera en coma, te habría buscado de haberlo querido”. Esa es, sin duda, la inevitable y nada fantasmal conclusión.

Ilustraciones: Delphine Sucail / Virginie Ilustrarion

El nacimiento de una tendencia y sus víctimas ilustres

El Urban Dictionary, el diccionario más cool del mundo, cuenta con siete definiciones del fenómeno. Y dice que el ghosting es el corte en seco y el cierre total de las comunicaciones con alguien sin previo aviso. Esto puede incluir, aunque no es imprescindible, el bloqueo en todas las redes sociales, el teléfono y el correo electrónico. Suele hacerse a alguien con quien se tenía una relación íntima, pero también pasa entre amigos, y entre empresas y aspirantes a una oferta de trabajo.

En otras palabras, es como si alguien anunciara: “Este ser humano se va a autodestruir en 3, 2, 1…” y accionara los mandos para hacerte desaparecer. Solo que al afectado nadie le avisa y solo le queda, tras el desconcierto, aceptar los hechos consumados.

La palabra fue incluida en el Diccionario Collins en 2015 y deriva de ghost [fantasma]. Se adjudica su creación a la periodista de la web Mashable Rachel Thompson. Charlize Theron y Sean Penn contribuyeron enormemente a la popularización del término, después de que ella le aplicara este método de ruptura de manera pública y notoria. El fenómeno ha inspirado, incluso, un disfraz de Halloween con mucho éxito en EE.UU.

Y tú, ¿has hecho ghosting?

¡Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra! Una gran encuesta de BankMyCell, hecha entre adultos de entre 18 y 35 años, millennials de pura cepa, ha demostrado que es una práctica frecuente entre quienes ligan a través de las redes sociales o apps de ligue. Y esa cifra, en la actualidad, equivale a todo aquel que aspire a tener vida sexual en este siglo: el 53% de las mujeres y el 51% de los hombres confiesa haber recurrido a esta táctica.

¿Por qué? ¿Y por qué a mi?

En este apartado, la actitud masculina y la femenina difieren. La mitad de las mujeres prefiere esfumarse antes que enfrentarse a la otra persona cuando ya no le interesa seguir adelante con la relación.

Menos del 40% de los hombres mencionó esta razón, pero uno de cada cuatro dijo haber fantasmeado porque sabía que un encuentro “en vivo” sería decepcionante para la otra persona, por ejemplo, porque su aspecto no estaba a la altura de las fotos que había colgado en su perfil. Entre un 10% y un 15% de los entrevistados optaron por esta técnica porque su amante se había vuelto demasiado exigente y dependiente.

Las excusas más populares

Claro que los que te consideran pareja potencial no desaparecen porque sí. El momento bomba de humo suele ir precedido por una serie de mentiras o de embellecimientos del perfil digital de ligue. Casi el 70% de las mujeres reconoce haber publicado fotos antiguas o haberse pasado con los filtros; y más de la mitad de los hombres y las mujeres confiesa haber mentido respecto a cuántas parejas ha tenido.

Ambos géneros se fingen más cool y modernos de lo que son, o mienten al decir que comparten gustos e intereses con una pareja potencial. Eso sí, ellos nos llevan delantera exagerar hechos de su biografía que puedan hacerlos más atractivos. Como en cualquier mercado, el que mejor se vende, gana.

Micromentiras para usar tras el swipe right

Casi el 40% de los hombres y las mujeres aseguran que volverán a quedar contigo cuando realmente no tienen intención de hacerlo. Más del 60% de los hombres exageran el dinero que ganan, algo que solo hace el 40% de las mujeres. A partes iguales, siguen usando la app que sea para buscar pareja, aunque estén saliendo con alguien, y mienten respecto a su edad.

Grandes embustes para evitar un encuentro

Para hombres y mujeres, lo más socorrido es inventarse conflictos de agendas y horarios. Ellos usan más excusas relacionadas con el trabajo (28%) y ellas prefieren argüir que están cansadas o que han tenido “un día muy duro”. Las mujeres, más que los hombres, suelen usar el factor sorpresa (falsa), es decir, una frase del tipo: “Me han llegado sin avisar unos parientes de Cuenca”.

Y los engaños más frecuentes para evitar un encuentro

Entre las mujeres, lo más habitual es decir que tenían el teléfono en silencio y no se habían dado cuenta; ellos usan más la frase: “Estaba en una reunión de trabajo importante”. También son muy socorridas las excusas familiares y los falsos problemas de cobertura con el móvil.

Conclusiones finales

-CULPABLES: El ghosting es un comportamiento cruel y una forma de abuso emocional..., pero no es una cuestión de género: lo practican por igual hombres y mujeres. Más del 80% de los entrevistados lo consideran “un fenómeno de estos tiempos” y culpan a la dinámica de la vida digital. El 82% de las mujeres han fantasmeado o han sido fantasmeadas en apps para ligar frente a un 71% de los hombres.

-¿QUIÉN MIENTE MÁS?: El 71% de las mujeres y solo el 25% de los hombres falsea su foto de perfil en apps de ligoteo. En el sector masculino, el 60% miente sobre sus ingresos frente a un 49% de las mujeres. ¿Y eso de fingir que tenemos los mismos intereses que el otro? Lo hacen el 58% de ellos y el 36% de ellas. En definitiva, todos mentimos, pero en distintos aspectos.

* Fuente: La encuesta fue realizada por BankMyCell entre 1500 adultos registrados por género y edad en Estados Unidos.