Ana Mena, la cantante malagueña es ya un fenómeno en Italia y no vas a parar de escucharla este verano

Estrella en sus propios términos, parte de esa generación Z que reescribe las reglas y no se pone límites ni fronteras, Ana Mena (Estepona, 1997) ha conseguido algo más singular que encadenar éxitos. Desde Miguel Bosé , no había un artista español que tuviera una acogida similar en Italia. Acostumbrados a hacer nuestras a mujeres como Raffaella Carrà o Laura Pausini , pocas veces se repite esa apropiación a la inversa. «No ha sido fácil. La cultura, aunque parecida, no es la misma y encontrar gente en la que confiar y que confíe en ti lleva tiempo. La lengua también era una barrera, pero ha sido muy bonito. El cariño de la gente es lo que me ha dado la motivación para hacer ese esfuerzo», explica sobre este viaje transmediterráneo en una calurosa mañana de verano, al borde de una piscina y preparada para la sesión de fotos.

La culminación de esta conquista italiana tuvo lugar el febrero pasado, en el Festival de San Remo 2022, una cita en la que se consagraron los más grandes, de Mina a Patty Pravo, de Adriano Celentano a Eros Ramazzotti, y que ha sido historicamente un certamen en el que artistas extranjeros tienen muy difícil competir. «Lo de San Remo ha sido un proceso largo y difícil. Quería presentar allí mi primer single como solista porque lo he seguido mucho desde pequeña».

El terreno lo llevaba allanando desde 2019, cuando lanzó su primer gran éxito, Se iluminaba, adaptación de un tema italiano, Volta ancora, junto al cantante Fred de Palma, por aquel entonces en la misma situación que ella: buscando un hueco en la escena musical. Lo lograron por partida doble en España e Italia. A ese hit le siguieron después otros, como A un paso de la luna, Ya es hora, con Becky G, o la omnipresente Música ligera.

«En Italia la gente la adora y la para por la calle», nos confiesa su maquillador, Sergio Antón, mientras vigila en segundo plano que la imagen de Ana permanece impecable. El origen de su atracción irremediable por Italia tiene mucho que ver con su padre. «Siempre ha sido un gran amante de la música, sin prejuicios y de todos los estilos, décadas y lugares, e hizo que escuchase de todo. La italiana me atrajo especialmente desde el principio y empecé a aprender elidioma de forma autodidacta. Pero la banda sonora de mi infancia también es Triana, La Oreja de Van Gogh, Camilo Sesto…», recuerda mientras defiende con seguridad un body de Chanel a modo de bañador. Su glamour natural hace que las prendas de las grandes firmas parezcan haberse hecho a medida para ella.

Este verano se antoja frenético para Mena, que espera con vértigo y emoción los próximos meses. «La gira termina en octubre y después saldrán dos discos. Primero llegará el español y después, el italiano», adelanta sobre un objetivo largamente ansiado. Será su primer lanzamiento de un disco largo desde 2018. «Antes tampoco pensaba que fuera el momento de sacar otro. Ahora sí lo siento», concluye. Sin embargo, no ha dejado de sacar singles durante todo este tiempo. El último, Las 12, lo canta junto a la mexicana Belinda, a quien conoció en el rodaje de la serie Bienvenidos al edén, en la que mostraba su faceta como actriz. Cuando hablamos apenas lleva unos días estrenado, pero el tema promete. «Ojalá sea la canción del verano», confía.

Comentamos la letra de Música ligera, en la que bajo su melodía pop de aires retro, se cuelan referencias a las colas del paro e incluso el mileurismo. El tema, una adaptación –«prefiero interpretación», puntualiza Ana– de una canción italiana, reivindica la necesidad de escapismo de la gente normal que, en ocasiones, puede encontrar en la música. Tal vez ese sentido reivindicativo le venga de los recuerdos de su infancia, recorriendo los concursos musicales de toda Andalucía. « Normalmente perdíamos dinero. Mi padre se tenía que pedir días libres en el trabajo, llegábamos un martes a las cinco de la mañana y se iba directo a la obra».

Entre foto y foto, charla sobre otra de sus obsesiones: el horóscopo y las cartas astrales. Ella es Piscis. Sensible e intuitiva, ha sido esa combinación lo que la ha traído hasta aquí. Sin prisas, porque siempre ha ido pasito a pasito. Demostró su talento como cantante desde muy pequeña, ganando con 9 años el concurso de talentos Veo Veo, alternándolo con papeles, como el de Marisol en un biopic de la niña prodigio o a las órdenes de Pedro Almodóvar en La piel que habito. Esas experiencias le hacen mantener los pies en el suelo. También entender la importancia de comportarse como una profesional. Al final de la sesión de fotos está agotada, y sin embargo se mete en la piscina cuando se le pide un último esfuerzo.

La primera foto no termina de convencerle y lo hace saber. Después de posar con otro estilismo, vuelve a ponerse el primer look y repetimos la foto. Esta sí que es la definitiva. Esa es su forma detrabajar, también en la música y puede que la clave de su éxito. «Lo mejor de todo es que yo puedo elegir cómo me quiero mostrar, cómo me quiero sentir y cómo quiero verme en el escenario. En mi equipo hay buenísimos profesionales que saben captar lo que tengo en la cabeza y llevarlo a la realidad».

Hemos acabado y Ana, que ya afronta una nueva tanda de actuaciones, saltando de España a Italia, no pierde la sonrisa y aún tiene ganas de hacerse algunas fotos para sus redes sociales (1,2 millones de seguidores en Instagram; 1,3 millones en TikTok). La sensación al despedirnos es de que su batalla no es ni por hacerse con la canción del verano, ni por ser la cantante del momento. La suya es una carrera de largo recorrido, un viaje de ida y vuelta que acorta el Mediterráneo, y ambiciona nuevos puertos.