La desagradable costumbre en la que se han convertido las videoconferencias a través de Zoom lo es un poco menos cuando permite que, en la pantalla de un viejo ordenador, aparezca milagrosamente Angelina Jolie , con su rostro luminoso, su sonrisa californiana y su top negro de tirantes.
La actriz está en Los Ángeles y, para reducir su huella de carbono, no coge el avión salvo para viajes estratégicos, como su visita a Ucrania , en mayo, como embajadora de ACNUR, el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados. «He sido testigo de la resiliencia y la fuerza inimaginable de esas personas, que no solo sobreviven a la guerra sino que defienden a quienes los rodean».
Hace mucho tiempo que el cine dejó de ser suficiente para llenar la vida de esta estrella de Hollywood y cineasta que ahora dedica la mayor parte de su tiempo al activismo por los derechos humanos y la visita incansable a zonas de guerra.
A sus 47 años, Jolie intriga, fascina y tal vez confunde, pero nadie puede cuestionar la sinceridad y coherencia de su compromiso, ya sea para inspeccionar en primera persona los campos de refugiados, tomar la palabra en el Foro de Davos o enfrentarse a las instituciones internacionales.
Agitadora de conciencias, la actriz también es embajadora de Guerlain, que la ha nombrado madrina de un vanguardista proyecto de emprendimiento agrícola, Mujeres por las abejas, que forma y apoya a apicultoras de todo el mundo. Está en juego la biodiversidad, por supuesto, pero sobre todo la autonomía de las mujeres en las regiones más desfavorecidas.
Gracias al proyecto, por ejemplo, se han instalado colmenas en Camboya, que no solo es la segunda patria de Jolie y el país donde reside a tiempo parcial, sino también sede de su fundación Maddox Jolie-Pitt, que trabaja para preservar el medio ambiente y mejorar las condiciones de las comunidades rurales.
Mujeres por las abejas se centra en las mujeres, que suelen ser las principales víctimas económicas de las crisis y conflictos a nivel mundial. Es una cuestión de desigualdad: generalmente, en cuanto surge un conflicto, ellas son las primeras en sufrir las consecuencias. En muchas partes del mundo no gozan del apoyo ni las libertades que deberían tener.
Es evidente la necesidad de poner esa injusticia sobre la mesa, pero quizá también haya formas más sutiles de remediarla, como el tipo de iniciativas que emprende Mujeres por las abejas, que pueden tener un efecto bola de nieve y beneficiar a sus comunidades de forma global. Dotar a las mujeres de habilidades para los negocios y el comercio es una forma de hacerlas más autónomas, porque les permite establecer sus propias redes.
Mujerhoy. ¿Qué significa para usted la palabra sororidad?
Angelina jolie. Mujeres que se apoyan mutuamente, que se respetan y se animan. Mujeres que se ayudan unas a otras. Unidas somos más fuertes.
Camboya es como su segunda patria. ¿Cómo es allí la situación de las mujeres actualmente?
Llevo unos 20 años trabajando en Camboya, donde nuestra fundación proporciona acceso a la sanidad y la educación a unas 20.000 personas. Además, estamos abanderando la lucha contra la deforestación. Y hablo en plural porque, si bien el proyecto lo impulsé yo, se desarrolla a nivel local.
Son los camboyanos quienes se encargan de sacarlo adelante; mujeres jóvenes y mayores trabajan mano a mano con los hombres. Es necesario no solo ayudar a las mujeres, sino también fortalecer los lazos que las unen a los hombres. Para colaborar mejor, debemos permanecer unidos.
Angelian Jolie embajadora del proyecto «Mujeres por las Abejas» /
¿Cree que es necesario educar a los niños de una forma diferente para que las mujeres alcancen la igualdad?
Soy una gran defensora de la expresión «todos juntos». Educar a los niños sobre temas de igualdad es más necesario en aquellos países o culturas donde hay deficiencias en ese aspecto. Parece mentira que, en ciertas partes del mundo, las mujeres sigan siendo cruelmente privadas de la educación y de sus libertades.
En cualquier caso, la cuestión de la educación trasciende divisiones geográficas o culturales, es determinante en todas las comunidades y familias, tanto en tu casa como en la mía. Yo, por ejemplo, tengo tres niños y tres niñas, y cada día descubro nuevas facetas en cada uno de ellos. Mi intención es que todos encuentren su lugar en el mundo, sea cual sea su sexo, y que crezcan sin coartar la libertad de los demás.
Vive parte del año en Camboya y tiene también la nacionalidad camboyana. ¿Por qué decidió hacerlo?
Ninguno de mis seis niños nació en Estados Unidos. Mis gemelos lo hicieron en Francia, mi hija nació en Etiopía, mis hijos son vietnamitas y camboyanos, y Shiloh abrió los ojos en Namibia. Llevo varios países en el corazón, sobre todo aquellos relacionados con el nacimiento y la herencia cultural de mis niños. Pero debo decir que Camboya es el primer país con el que establecí una conexión muy estrecha.
Viví allí y conocí a su gente. Y allí adquirí conciencia del drama de los refugiados. Durante mi niñez, apenas hablábamos de los desplazamientos de poblaciones; no recuerdo que en el colegio, en la clase de Historia, le prestaran mucha atención. Cuando visité Camboya por primera vez, en 2000, me di cuenta, para mi sorpresa, de que no sabía casi nada de aquel país. Ese viaje supuso una toma de conciencia profunda sobre lo que había sucedido en el pasado y sobre el drama de los refugiados.
El lugar donde construí mi casa había sido un bastión de los Jemeres Rojos; allí solo quedaba un búnker y el suelo estaba sembrado de minas. Nada de eso se parecía a lo que me habían enseñado durante mi adolescencia, en Estados Unidos, y me permitió abrir los ojos y hacerme preguntas. Amo a la gente de Camboya con todo mi corazón. Después de todo, mi hijo mayor, Maddox, fue quien me hizo madre. Eso lo dice todo.
Además de su compromiso político, usted mantiene un vínculo muy estrecho con la naturaleza. ¿Qué es lo que le aporta?
En la naturaleza me siento en paz. Estar rodeada de ella hace que me sienta salvaje, pero también muy humana. Como he podido comprobar a menudo, la falta de conexión con la naturaleza hace que nos sintamos perdidos.
¿Cómo desarrolló su conciencia ambiental?
No crecí en un ambiente ecologista, aunque mi madre estaba concienciada sobre algunos problemas: a menudo hablaba de la peligrosa situación de las selvas vírgenes, un asunto que sigue vigente, por desgracia. Mi compromiso se forjó durante mis primeros viajes a Camboya. Primero me preocuparon las necesidades humanas, es decir, las escuelas y los hospitales.
Compré un terreno, lo limpié y construí allí mi cuartel general. Fue muy gratificante limpiar las tierras de minas y construir escuelas, pero eso también significó tener que talar árboles y alejar a los tigres de su entorno. Entonces comprendí que había que pensar de forma distinta, más global; entender que cualquier gesto aparentemente inocuo puede tener un efecto devastador en el medio ambiente y actuar en consecuencia.
Angelina Jolie es una firme luchadora por los derechos de la mujer. /
Es importante tratar de poner de acuerdo a todas las comunidades, a los cazadores furtivos y los trabajadores forestales, a los que protegen el bosque y quienes construyen hospitales. Es importante hacer pedagogía, pero estoy convencida de que la naturaleza y el ser humano pueden funcionar muy bien en equipo.
¿Inculca ahora como madre esas ideas y valores a sus hijos?
Creo que la nueva generación está más concienciada y preparada que nosotros cuando teníamos su edad. Es fácil angustiarse por el futuro, sobre todo al comprobar la ineficacia de las leyes o la lentitud de las medidas políticas a la hora de cambiar las cosas.
Hago todo lo posible para educar a los jóvenes desde una perspectiva global, que incluye el medio ambiente. Incluso coescribí un libro sobre el tema, en el que se discuten los derechos de los niños y los adolescentes. En cuanto a mis hijos, me esfuerzo por no ser pesada insistiendo en la importancia de cuidar la naturaleza.
Angelina Jolie es una amante de Camboya donde montó su cuartel general. /
Prefiero guiarles mientras van tomando sus propias decisiones a medida que crecen, animándolos a hacer amigos procedentes de otras culturas y a vivir y sentir la mayor cantidad de emociones y experiencias posibles. Creo que la comprensión, el respeto y la amplitud de miras hacia los demás son ideas que ellos han interiorizado.
¿Qué costumbres sostenibles tiene su familia?
Mi principal preocupación so n los derechos humanos y los de los refugiados. No pretendo ser un ejemplo perfecto en ecología doméstica, aunque me esfuerce por mejorarla. Antes, por ejemplo, viajaba mucho en avión y me encantaba hacerlo. Pero se acabó. Ahora solo tomo purpose flights, vuelos necesarios, útiles y justificados.
¿Qué palabra utilizaría para definirse? ¿Ecologista? ¿Humanista?
Humanista, por supuesto, pero sobre todo internacionalista. Creo que todas las personas del mundo debemos unirnos para respetarnos y ayudarnos más los unos a los otros.
En colaboración con la UNESCO y la casa Guerlain, de la que es embajadora desde 2016, Angelina Jolie es madrina de Mujeres por las abejas, un programa de emprendimiento apícola femenino a gran escala cuyo objetivo es construir, antes de 2025, 2.500 colmenas en 25 zonas declaradas Reserva de la Biosfera y la repoblación de 125 millones de abejas.
Más allá de su importancia crucial que tiene para la biodiversidad –las abejas contribuyen a la polinización del 90% de las flores silvestres del planeta-, esta iniciativa permitirá que 50 mujeres de todo el mundo aprendan las bases de la apicultura, con los retos socioeconómicos que eso implica. En algunas regiones, la promesa de empleo para ellas puede, a su vez, extenderse a otras, en un circulo virtuoso basado en el desarrollo de la biodiversidad local y la transmisión de conocimientos.
La abeja es uno de los símbolos de Guerlain desde 1828 y ha adornado los envases de algunos de sus perfumes desde 1853. Desde hace 15 años, la conservación de estos insectos, patrimonio viviente esencial, es un objetivo primordial de la casa de perfumes. (guerlain.com).