Ariadne Artiles con veintipocos años se le quedó grabada la frase de un amigo: «Trabajo para ganar tiempo de vida». Desde ese día decidió hacerla suya y trazó un plan que ha ejecutado sin desviarse: trabajar mucho para retirarse pronto. Recién cumplidos los 40 , la chica que quería ser psicóloga hasta que Bruce Weber le hizo cambiar de idea, ha puesto en marcha esa estrategia. Vive en la playa, solo elige trabajos puntuales y pasa el tiempo en familia junto al mar.
El activismo medioambiental y la escritura –el año pasado publicó Pura Vida, con consejos sobre alimentación y salud, y ya está preparando el segundo, que sale en noviembre– son sus principales intereses. «Lo que me apasiona es mi familia. Ya no necesito ponerme delante de una cámara», dice. Aunque, de vez en cuando, no puede resistirse. Como ahora, que acaba de llegar de rodar una campaña internacional en Los Ángeles con Cindy Crawford, aunque esto solo es un paréntesis en esa vida idílica en Gran Canaria.
Mujerhoy. ¿Qué le ha llevado a volver a su tierra natal?
ARIADNE ARTILES. Siempre he sido como un alma vieja. Desde bien chica quería jubilarme pronto, tener mi familia y pasar todo el tiempo con ella. Siempre ha sido una obsesión, tal vez porque mis padres se separaron cuando tenía nueve años. Haberlo conseguido me da mucha felicidad.
¿De dónde viene su interés por la ecología?
Cuando regresaba a Canarias después de mis viajes estaba entusiasmada, pero al llegar me daba mucha tristeza ver el mar lleno de plásticos y la playa sucia; y cómo se iba deteriorando. Así que desde hace tiempo tengo una manía, salir a «pescar porquería».
No se puede decir que no se comprometa con el medio ambiente...
Sí, y es algo que quiero transmitir a mis tres hijas. Con la mayor he adoptado una costumbre: ir cada mañana a recoger toda la basura que hay alrededor de nuestra casa. En cierta manera es un acto egoísta, porque queremos tener limpio nuestro espacio, pero si todos estuviéramos concienciados, no tendríamos que hacerlo. El problema radica en que la gente no siente la tierra como su propio hogar, cuando no hay nada más nuestro que el suelo que pisamos y el mar, que también nos alimenta. Y acabamos comiendo pescado contaminado. Nos estamos autodestruyendo.
¿Cuál es el mayor reto al que nos enfrentamos?
Seguir sensibilizando y despertar conciencias. El cambio climático no es una metáfora, es una realidad. Y los gobiernos también deberían tomar más medidas y regulaciones más estrictas.
Usted que vive en una casa sostenible, ¿qué le diría a los que piensan que la ecología es el privilegio de unos pocos?
Realmente lo es. De todas maneras, tengo que decir que yo llevo trabajando desde los 18 años y he ahorrado como una hormiguita para poder comprarme la casa que fue de mi abuelo y donde vivo ahora. Siempre he tenido los pies muy en el suelo y nunca me he gastado el dinero en un bolsazo ni en ropa de marca.
En Miami viví cuatro años y trabajaba todos los días, aunque fuera mi cumpleaños, aunque me invitaran a una fiesta o aunque tuviera visitas de España; siempre anteponía el trabajo. Así pude tener una vivienda a los 20 y luego ir mejorando. Me he esforzado, he sido constante y he tenido suerte. Me considero una superafortunada, porque he apostado todo a la vida y hoy vivo del patrimonio que he conseguido; y me siento muy orgullosa de ello.
¿Esperó a ser madre para no tener que compaginar un trabajo estresante con la maternidad?
Sí y no. Cuando va todo rodado te cuesta parar. Yo pensaba que a los 30 ya se habría acabado mi carrera, así que me dije: «A esa edad tendré mi primer hijo». Y me puse a ello, pero me costó cinco años quedarme embarazada porque tengo hipotiroidismo. Ahora el motor de mi vida es ella y las gemelas, que acaban de cumplir un año.
¿Cómo le han cambiado la vida?
Tener gemelas es una película diferente. Desde el principio todo fue un poco complicado. Tuve un embarazo de riesgo, no me pude mover durante meses, el parto fue una cesárea de urgencia, perdí cinco litros de sangre y mis hijas estuvieron en la incubadora un mes. Me costó mucho recuperarme, estuve un mes sin ponerme de pie. Y es que la maternidad no siempre es tan idílica como la pintan.
¿Es lo que quiere mostrar en su plataforma La Vida Madre?
Sí, la puse en march a hace tres años con mi prima, porque cuando eres madre te haces muchas preguntas y no siempre es fácil encontrar información fiable. Por eso decidí crear un espacio donde compartir experiencias y plantear una idea de la maternidad más realista. Contamos con una plantilla de profesionales, matronas, psiquiatras...
Siempre transmite mucha calma, ¿cómo lo consigue?
Soy tranquila por naturaleza. Poquísimas cosas me alteran. Si hay un imprevisto, no me pongo nerviosa, porque si se puede arreglar, para qué llevarte un mal rato. Y no necesito meditación para llegar al estado de control. Vacío mi cabeza cocinando, bailando, haciendo yoga, con «meditación activa».
Es gurú de la vida saludable, pero ¿le ha traído problemas decir por ejemplo que no desayuna?
Para nada. Nunca he recibido críticas, ni una sola en 20 años. Me siento súper querida. Hago el ayuno de la naturaleza desde los 12 años, porque a mi cuerpo le cuesta mucho ingerir comida por la mañana, lo cual siempre ha sido una pelea con mi madre. Yo no sabía que era ayuno, para mí siempre ha sido algo natural, me lo pide mi organismo.
¿Qué sueños ha cumplido y cuáles le quedan por tachar en la libreta?
Mi gran sueño cumplido es tener tiempo de vida tan joven y compartir el día a día de mis hijas. No puedo pedir más. A veces tengo la sensación de vivir en un verano permanente.
20 de enero-18 de febrero
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