Carla Bruni, radiante a los 56 años en la alfombra roja. / Getty

Estupenda A Los 56

Las confesiones más sorprendentes de Carla Bruni sobre Sarkozy: «Dudé en casarme con él porque era presidente»

Carla Bruni fue una de las modelos más famosas de los 90 y, desde hace más de 20 años, triunfa como artista. Este verano de Juegos Olímpicos, la ex primera dama de Francia canta en España.

«Oh, España. Mi marido y yo soñamos con que lo dejamos todo y nos mudamos allí. Pero qué le vamos a hacer si tenemos a la familia aquí en París. ¡Quizá algún día, cuando nos jubilemos! A él le gusta Madrid y a mí, Barcelona. No conozco mucho Sevilla, aunque me encantaría ir. Solo estuve una vez, pero fue por trabajo. Además, seguro que hay tantos sitios bonitos para retirarse», confiesa Carla Bruni (Turín, 1967) con esa voz sexy y entrecortada que, como escribió Baudelaire, hace que suene «sublime sin interrupción».

La modelo, cantante y ex primera dama de Francia por su matrimonio con el ex político Nicolas Sarkozy estará este 28 de julio en Los Veranos de la Villa de Madrid para ofrecer un recital en el que hará un repaso de algunos clásicos como Voglio l'amore, Moon River, Stand By Your Man y, por supuesto, su éxito más popular, su debut Quelqu'un m'a dit, con el que vendió más de dos millones de copias.

«Crearé un momento especial, como si cogiera al público de la mano y los llevara a mi mundo de ternura. Cuando la música se transforma en ternura, es sanadora. La música por sí misma lo es. Eso sí, ¡aseguro también una buena dosis de diversión!», dice, con un finísimo sentido del humor, desde su palacete en el distrito XVI de París, donde vive con su marido, su hija Giulia, de 12 años, y Aurélien, de 23, que tuvo con el filósofo francés Raphäel Enthoven.

Antes de su acústico en la capital de España, actuará en Cartagena (Murcia) y Cardona (Barcelona). El 2 de agosto, protagonizará un concierto en el Teatro Romano de Clunia de Burgos. También antes, hará una gira por Italia y Grecia. «Menos mal, porque serán los Juegos Olímpicos en París. Estoy encantada con que se celebren aquí, pero me quiero escapar», cuenta, antes de emitir una sonora carcajada.

Dos de las palabras favoritas de Bruni son «ternura» y «vibración». «Mi naturaleza es muy pacífica. Necesito sentir vibraciones positivas, porque el mundo es agresivo. Yo intento emitir vibraciones de gratitud y alegría. Las podemos elegir y también entrenar nuestra mente. No estamos a su servicio, sino ella al nuestro», comenta esta estrella inusual que marca ella misma el teléfono del periodista, aunque en la pantalla aparece: «Desconocido». Sus palabras pueden entenderse como un manifiesto si se tiene en cuenta los resultados electorales del pasado domingo 7 de julio en Francia.

La cantante durante uno de sus conciertos. Este verano actuará en Los Veranos de la Villa de Madrid (28 de julio) y también en Barcelona, Murcia y Burgos. / Getty

MUJERHOY. Ahora que Michelle Obama suena como una buena opción para frenar la carrera de Donald Trump hacia la Casa Blanca, ¿se atrevería a dar el salto a la política?

CARLA BRUNI. No, nunca lo intentaría. Yo compongo, interpreto canciones en el escenario... No son cosas duras. Lo sería levantarse para ir a trabajar a las cinco de la mañana en un trabajo que no te gusta. Y, cuando desfilo, es lo mismo: yo no me encargo de la parte creativa. Para eso están los diseñadores, los maquilladores, los peluqueros. Ser modelo es como poner la guinda en el pastel; estar ahí, ser delicado y profesional. No podría ser nunca una política, porque eso sí que es duro. Además, ¡yo soy una hippie!

Ha dicho que puede amar a una persona sin compartir sus ideas. ¿Cómo es eso posible en un mundo tan polarizado como el actual?

No sabría decirte, porque he creado una burbuja para mí misma. Lo que me gusta del mundo es la naturaleza, pero no la realidad socio-política. Me intento proteger, nunca leo los periódicos ni veo los telediarios. No es un hábito diario porque trae mala vibración.

¿Ir a terapia psicológica ha sido esencial para su creatividad?

¡ Haré terapia hasta que me muera! Es una forma de entenderse a sí mismo, es importante. No se trata de ser egocéntrico o narcisista, sino lo contrario: haciéndote responsable de tus propios problemas, de tu trauma, de tu alma, te conviertes en mejor con los otros. El significado de la vida es convertirse en mejor. No por la vanidad, sino por la vida.

Su rutina es estar rodeada de fama y poder. ¿Cuál es el reverso?

La imagen no es la persona. Mi vida puede parecer glamurosa, pero es normal. Eso sí, es una vida afortunada. Tenemos niños, salud, no demasiados problemas prácticos ni de dinero; tenemos una buena vida. Pero el glamour está construido para la imagen. Tendrías que verme ahora: llevo mis Birkenstock, la sudadera de mi banda y una camiseta. Y siempre voy sin maquillaje en casa. Pienso una cosa: si prestara mi estilista, mi maquillador y mi peluquero a cualquier persona, ¡también podría ser glamurosa!

Ha desfilado para los mejores: Karl Lagerfeld, Claude Montana, Yves Saint Laurent, Thierry Mugler, Gianni Versace, Giorgio Armani, Valentino Garavani... ¿Pesa mucho su propia leyenda?

No siento que sea una leyenda. Solo soy un ser humano. No estoy interesada en mí misma. Me aburro. Sí que pienso en mi suerte porque he sido muy afortunada. Además, ya le he dicho: soy como una hippie mayor. Bueno, no tan mayor. [Risas]

Nicolas Sarkozy y Carla Bruni, en el Palacio del Elíseo, el pasado 8 de junio, durante la cena de gala ofrecida con motivo de la visita de Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y su mujer, Jill. / Getty

Nacida para brillar

Carla Bruni parecía predestinada a la fama. Nació en 1967 en Turín (Italia), en el seno de los Bruni-Tedeschi, una rica familia del norte del país vinculada al mundo de la cultura. Su padre fue el pianista Alberto Bruni-Tedeschi y su madre, la actriz Marisa Bruni. Cuando tenía 28 años, se llevó la mayor sorpresa de su vida: su progenitor no era él, sino el guitarrista brasileño Maurizio Remmert, con el que su madre mantuvo una aventura extramarital. «Vaya pandilla de mentirosos», exclamó Carla cuando se enteró por su hermana, Valeria, hoy directora de cine. Actualmente, padre e hija mantienen una buena relación.

Con cinco años, su familia se marchó a París y, posteriormente, a Suiza, donde fue matriculada en un internado. Una vez finalizados sus estudios, Carla volvió a la capital francesa para iniciar la carrera de Arte y Arquitectura. Sin embargo, la novia de su hermano Virginio, fallecido a los 46 a causa del sida después de sufrir la enfermedad durante 15 años, la convenció para desfilar. El resto es historia.

En 2002, publicó su primer disco e inició una meteórica carrera en la música. Entre tanto, también conquistó la prensa del corazón por sus presuntos romances con algunos de los hombres más fascinantes del momento: desde Eric Clapton a Mick Jagger. Sin embargo, la comidilla que recorrió los cenáculos de la intelectualidad fue cuando, al parecer, dejó al periodista Jean-Paul Enthoven porque se enamoró de su hijo, Raphaël, entonces casado con Justine Lévy, hija del filósofo Bernard-Henry. Juntos fueron padres de Aurélien, un joven apasionado de la batería.

Tú serás mi Marilyn

Todo cambió en 2007, cuando en casa del publicista Jacques Séguéla, la modelo conoció a Nicolas Sarkozy, el presidente de Francia, recién separado de Cécilia Ciganer Albéniz, que acababa de marcharse a Nueva York con Richard Attias. «Tú serás mi Marilyn y yo, tu JFK», le susurró el político, quien fue sustituido en el cargo en 2012 por François Hollande. En pocos días, Bruni y Sarkozy se convirtieron en la pareja más perseguida del mundo. Carla aparcó la música y se dedicó a los menesteres del Elíseo, aunque no desaprovechó la llamada de Woodly Allen para participar en Midnight in Paris.

¿Le sigue dedicando canciones a su marido?

Sí, aunque cuando escribes una canción no lo haces precisamente para alguien. Es más sobre un momento o una emoción.

¿Qué le diría a la gente que no le auguraba un futuro prometedor a su relación con Nicolas Sarkozy?

Nunca escuché lo que la gente dijo y eso me permitió vivir de una manera muy cool. Nunca me ofendí. La gente me decía: «Te casaste con él porque era presidente». En realidad, dudé en casarme con él porque era presidente. Me dije a mí misma: «¿Qué va a pasar si me caso con este chico? ¡Si soy una hippie!».

¿Ha heredado su hija Giulia, que ya tiene 12 años, su pasión por la música?

Tiene una voz angelical. Canta de una forma preciosa y posee muy buen oído, pero no soy la típica madre dictatorial. Yo le puedo dar herramientas, pero tiene que ser ella quien decida y, de momento, no lo parece.

Gracias a su papel de primera dama conoció a la reina Isabel II, a Nelson Mandela... ¿Considera estas vivencias material para sus memorias?

Las estoy escribiendo, pero voy poco a poco. ¡No tengo título todavía! ¿Alguna sugerencia? [Risas].

Su última gira por España fue en 2018. Ese año, actuó ante famosos como el pintor Antonio López o el matrimonio formado por José María Aznar y Ana Botella, dos buenos amigos suyos y de su marido. De hecho, el ex presidente del Gobierno presentó recientemente las memorias del ex político francés en Madrid. ¿Repetirán en esta nueva visita de Bruni a nuestro país?

¿Está lista para actuar?

Sí. Antes de salir al escenario, me gusta meditar, entrenar la voz [Lalalala, entona, sugerente] y tomarme una cerveza fría.

Oh, eso es muy español.

En España todo es para después, ya sabes cómo sois. Sin darte cuenta, ¡te acuestas a las tres de la mañana! Me entusiasma la comida y el vino. ¡Un buen Rioja, por favor! Aunque no debería beberlo, me cuesta mucho encontrar la moderación.

Temas

Carla Bruni