Al mando

Charlar con Diane von Furstenberg es tener la sensación de que tu vida y tu cuerpo se mueven a cámara lenta, mientras enfrente una fuerza asombrosa te enseña que es posible multiplicar el tiempo y hasta el espacio. Suena exagerado, sí, pero créanme, no lo es.

DVF siempre cuenta que nació contra toda probabilidad, contra todo pronóstico y contra cualquier ley de la medicina. Su madre era una superviviente de Auschwitz que la «lanzó a la vida» y ella parece haberse agarrado a ese impulso inesperado para catapultar cada uno de sus 77 años.

La entrevistamos porque acaba de grabar un documental en el que habla de los años asombrosos de Studio 54, de su matrimonio con un Agnelli o del imperio que creó a partir del wrap dress.

Pero DVF es mucho más que una biografía extraordinaria, supongo que tiene que ver con lo que ella llama estar al mando y que los cursis definen como tener el control de nuestra propia vida. No se me ocurre nada más subversivo.

Hace unos años, publicó un librito que se llamaba Own it. Una especie de autobiografía en forma de diccionario en el que, palabra a palabra, definía conceptos que consideraba importantes para la vida. Por ejemplo, enemigo: «Para considerar a alguien un enemigo tienes que darle todo el poder. La mejor manera de evitarlo es ignorarle o seducirlo». Cada párrafo es un tesoro.

Oscuridad: «Cuando era pequeña mi madre me encerraba en un armario para que perdiera mi miedo a la oscuridad. Después de algunos minutos, me daba cuenta de que siempre hay un pequeño rayo de luz». Verdad: «Es la capacidad de abrazar la realidad a toda costa». Y mi favorito, libertad: «Ser capaz de ser, sentir y hablar sin restricciones... y de pagar nuestras propias facturas».