En mi estantería: De los botijos al gato Garfield
En mi estantería: De los botijos al gato Garfield
Coco Dávez, (Madrid, 1989) es una de las creadoras más interesantes del panorama artístico español, con creaciones que traspasan fronteras y llegan a algunas de las firmas más relevantes del mundo de la moda. Con la segunda edición de una de sus colecciones más especiales recién salida del horno, nos recibe en su estudio, un espacio donde el color y las formas se dan la mano para dar lugar a la magia del arte.
Situado muy cerca del Paseo de la Castellana, este acogedor piso está repleto de detalles que dibujan la biografía de esta joven artista. También encontramos objetos de aquello que le inspira, en los que es posible reconocer su pasión por el diseño y su amor por los colores intensos. En sus paredes, algunos de sus artistas favoritos, como Yayoi Kusama y David Hockney, fotografías y recuerdos de exposiciones recientes, como la de Alex Katz.
La cámara de fotos con la que inmortaliza a cada uno de los invitados a su podcast, Participantes para un delirio, la lata Bandarra que rinde homenaje a los clásicos del diseño y lanzó una marca de vermut, o el ojo que es su seña de identidad, fue un sello y se ha convertido en un objeto decorativo más, el estudio de Coco Dávez está lleno de sorpresas y de historias.
En el estante superior de esta estantería Coco Dávez guarda un recuerdo heredado que conecta su amor por el arte y el diseño. «En los años 40 mi abuelo tenía una fábrica de jabón donde vendía su propia marca, Cerrillo Matic. Por aquel entonces era súper moderno tener tu propia lavadora en casa».
«Hace dos años me propuse rehacer la caja, basándome en una Polaroid antiquísima, para regalársela a mi padre, e hice versiones en miniatura para toda la familia», explica la artista con orgullo sobre la caja que se encuentra en el estante superior, a la derecha.
«En esta estantería están todos los libros del estudio, aquellos en los que encuentro referencias en inspiración para mis proyectos. Son libros de artistas que han hecho instalaciones, y uno de los que más me gustan es Luna Luna: The Art Amusement Park, sobre un parque de atracciones en el que artistas muy conocidos como Basquiat o Lichtenstein crearon sus propias instalaciones. Me parece divertido y me encanta», revela Coco.
«También tengo libros sobre publicidad americana, de diseño de menús americanos, como All American Ads o Shop America… En estos libros encuentro muchísimas referencias, creo que es de donde más bebo a la hora de diseñar», apunta.
Otro de los libros más importantes de ese luminoso rincón de su estudio es un catálogo original de Picasso «entelado y en color, no sé de qué año es, pero cuando lo compré, dentro del libro, venía un recorte de periódico de cuando se publicó por primera vez una noticia sobre el Guernica. Y me pareció una joya que esa parte de la historia estuviese dentro. El catálogo de por si era una pieza increíble, pero ese hallazgo, era como para enmarcarlo… Es un libro al que le tengo mucho aprecio y fue como una ganga encontrada.
«Esta es la segunda edición de mi colección de botijos, un objeto que me encanta y que me recuerda a mi casa«, explica Dávez sobre sus nuevas creaciones, en las que también es posible encontrar portavelas y jarrones.
«La primera colección de Caos y otras luces la saqué en 2019 y la verdad es que funciona muy bien. Tenía muchas ganas de hacer una nueva y ya está, recién sacada del horno», reconoce sobre sus últimas creaciones que ya se puede comprar online.
«La caja de la levadura Royal me parece un diseño icónico de nuestra cultura; si Warhol tenía el bote de sopa Campbell, España tiene sus polvitos Royal», comenta sobre este artículo imprescindible en la repostería, cuyo diseño ha permanecido inalterable durante décadas.
Otra de las constantes de su estudio son las piezas de Lego tamaño XL, algo que la artista vincula a «mi proceso creativo, además de ser formas geométricas, que suelo trabajar con ellas, también ofrecen una paleta de colores muy parecida a la que trabajo».
Entre los fetiches más llamativos que le acompañan en su día a día está un teléfono con forma del gato Garfield. «Desde niña me encantaban sus cómics, su humor tan ácido y huraño. Y este objeto es muy ochentero, con una estética que me divierte y me gusta. Siempre quise tener un teléfono como este y hace unos años se lo compré de segunda mano a un coleccionista», comenta antes de añadir que «si por mi fuera trabajaría con un teléfono fijo y que me llamaran al estudio, a este teléfono».
«Faceless es una colección de cuadros que nació en 2015 y que ha sido la que más ha crecido con diferencia», comenta Coco sobre estos rostros sin ojos, boca o nariz que también ha llevado a un libro y en los que rinde homenaje a sus ídolos. «Este cuadro de Dalí forma parte de mi nueva exposición, Partners in Time, inaugurada este año en la Maddox Gallery de Londres», añade.
«Esta nueva colección está formada por 19 dípticos que representan la importancia de las relaciones aunque a veces sean antagónicas pero que ejercen una fuerza. En ella podemos ver parejas creativas, representantes de un movimiento (como es el caso del surrealismo y el díptico de Dalí y Frida), compañeros de vida, rivales, grandes amigos, parejas icónicas del cine…», explica la artista.