« La moda da mucha información: quién eres en el trabajo o en la vida, cómo quieres aparecer ante otros... Esto también les sucede a los cineastas. Lo único es que, cuando uno se convierte en director, está intentando entrar en un mundo que ha creado y es un observador. Es lógico que saques lo mejor de otras personas y no ser tú el centro de atención. Cuando voy al set, no quiero lucir algo que grite. «¡Ella es la que está al cargo! Por ello, siempre opto por algo sencillo y cotidiano», reflexiona la directora y guionista británica Joanna Hogg en el prólogo del nuevo libro How director dress, de A24, un ensayo sobre la semiótica de la moda en los rodajes que ha editado el periodista Charlie Robin Jones y cuya portada protagoniza Hogg con un modelo del diseñador japonés Yohji Yamamoto.
Pero si la directora de The Souvenir o La hija eterna y descubridora de Tilda Swinton se inclina por los trajes –«una estructura que te mantiene unido»–, hay otros que remarcan el poder a través de una indumentaria más ostentosa. El libro está lleno de curiosidades: Fellini se afeitaba cada día antes de rodar la primera escena. Wong Kar-Wai siempre usaba anteojos para evitar la luz solar intensa.
Igual que Pedro Almodóvar que, debido a su fotofobia, a veces luce sus gafas de sol de Prada, una firma que lleva tiempo abrazando y que destila con sus referencias manchegas a los barquillos o a los melones. En La flor de mi secreto, rodada en 1995, junto a Rossy de Palma y Marisa Paredes, el personaje de Chus Lampreave, a punto de ponerse en esa escena unas gafas de sol, se imbuye del espíritu de su madre. «No me vais a meter en un quirófano. Una operación es como un melón cerrado. Hasta que no lo abres, no sabes si está bueno o está pasado».
El español combina como nadie los estampados de Prada, del mismo modo que su nueva directora de arte, Inbal Weinberg, crea escenarios exquisitos. Su película más conocida es Suspiria, del italiano Luca Guadagnino. «Su cambio es interesante y real. Al tener un poco más de dinero, empezamos a querer ir a la tienda que antes no podíamos permitirnos. Pero creo que también hay algo más: la moda como una forma limpia de expresión», dice el editor del libro, que ha trabajado para algunas de las revistas más cool del momento, como 032c o Dazed.
A su vez, en esta compilación de los mejores looks cinéfilos verán que a James Cameron le encantan las camisetas de motocross y sabrán que su estrella, Kate Winslet, se negó a usar un traje de neopreno en el set de Titanic y contrajo neumonía. En Parque Jurásico, Steven Spielberg también encontró la comodidad en las camisetas con estampados de dinosaurio a lo Warhol y su inconfundible gorra de béisbol.
Éste es un complemento recurrente. Ahí tenemos a John Ford, siendo acariciado por Ava Gardner en Mogambo. En el set de Una árida estación blanca, Euzhan Palcy llevaba esmalte de uñas de color rojo brillante y, de nuevo, una gorra de béisbol con un pequeño abanico en el ala, alimentada por un panel solar. Para el editor Charlie Robin Jones ha sido un auténtico descubrimiento dar con el fascinante estilo de esta mujer, que logró que Marlon Brando saliera de su retiro para desempeñar un papel secundario en la producción. En el rodaje de Brokeback Mountain, Ang Lee también llevaba una gorra de béisbol de Dairy Queen y Spike Lee ha pasado a la historia de la moda del cine por ellas.
Pero, ¿por qué esta obsesión? «El trabajo de dirección puede ser físicamente exigente. Las horas son largas, abarcan días enteros, desde antes del amanecer hasta después del anochecer. Las condiciones pueden ser extremas, el clima es un factor. Pasas tiempo de pie, de rodillas, en el barro, encorvado... la vestimenta adecuada ayuda», apunta el escritor de moda Adam Wray.
Sin embargo, hay otros cineastas que no pierden la oportunidad de pasar ellos mismos por estrellas del rodaje. Ahí está Ken Russell dirigiendo a la icónica modelo Twiggy en El novio (1971). Sofia Coppola, como ya hizo en María Antonieta, encarga a Charvet, fundada en la Place Vendôme de París en 1833, camisas abotonadas hechas a medida, en azul pálido. Para muestra, su look durante su última película, Priscilla, junto a Jacob Elordi y Cailee Spaeny. Su encanto a la hora de vestir la llevó a convertirse en imagen de Chanel, aunque en su caso la relación con la maison comenzó cuando se inició como becaria de Karl Lagerfeld.
Ya en Taxi Driver, con Robert de De Niro, Martin Scorsese demostró ser un dandy junto a esa especie de sahariana a lo YSL, igual que David Lynch, con un pantalón camel de tallo alto, mientras dirigía a Dean Stockwell y Francesca Annis en Dune. David Lean no perdió el estilo mientras rodaba, a mar abierto, La hija de Ryan. Formales e informales, todos ellos están hechos un figurín.
20 de enero-18 de febrero
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