Pincha en la imagen para ver todos los looks del besamanos y la recepción de los reyes. /
La jubilación de Angela Merkel y la desaparición de Hillary Clinton dan, también, el carpetazo a toda una era de disimulo para las mujeres en política . El empoderamiento, al menos en cuestión de comunicación política, era esto: que las mujeres con poder en los parlamentos no tuvieran ya que abonarse automáticamente al traje de chaqueta más uniformado (y aburrido) posible. Hoy, la feminidad ha pasado de atributo incómodo a herramienta de seducción para votantes y potenciales simpatizantes en todo el espectro ideológico. Llaman la atención los cuidados estilismos de Yolanda Díaz, pero la que ha dado una vuelta de tuerca enorme en su presentación pública es Isabel Díaz Ayuso . En este sentido, su conexión total con Vicky Martín Berrocal, reeditada en el Día de la Hispanidad , ha sido providencial.
Hace no tanto que la crítica nacional despachaba a Isabel Díaz Ayuso como «la política sin estilo», subrayando la naturalidad de su pelo y maquillaje o lo corriente de su propuesta de moda, esa con la que todas podemos identificarnos (y comprar en Zara) Un error, porque no hay mayor decisión de estilo que la renuncia, en este caso a las señas de identidad indumentaria clásicas de las políticas a la derecha: ornamentados conjuntos, estampados llamativos, profusión de accesorios… Todo eso queda fuera para una Díaz Ayuso que, ahora, termina de pulir su propuesta estética con la ayuda de los looks híper femeninos, súper españoles y elegantemente sexy de Vicky Martín Berrocal. Con el ajustado traje que ha lucido en el Día de la Hispanidad confirma el rojo Berrocal como su color fetiche. Sin duda, un acierto personal y político.
Lo ha confesado en múltiples ocasiones: Isabel Díaz Ayuso elige personalmente su ropa y nadie marca su estilo. Por eso, podemos leer tanto lo personal como lo político en esta nueva imagen de la presidenta de la Comunidad de Madrid: todo el mundo susurra que está más guapa que nunca. Sin duda, algo debe ir muy bien en lo personal para que exude sofisticación por los cuatro costados, algo que tampoco le va nada mal a lo político. La silueta que defiende Vicky Martín Berrocal, un look que marca hasta la última curva, que prefiere mostrar hombros y apuesta por la eterna falda lápiz, reclama el poder y la diferencia de lo femenino, de la mujer-mujer que subraya su diferencia, no la oculta.
Aunque aquí sí sea una novedad esta feminización del armario de las políticas, se trata de un giro que ya hemos visto en las candidatas, asesoras y periodistas de la órbita de Donald Trump. Las mujeres asociadas al nuevo partido republicano del millonario neoyorquino lucieron desde el revelador vestido bodycon que se ajusta como un guante a la silueta, a las versiones menos agresivas, más amables, que lucía Ivanka Trump. De hecho, la hija del magnate podría ser la inspiración de estilo de la presidenta madrileña. Podrían intercambiar guardarropa sin problemas.
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