
Lo explica nada más empezar y con una pizca de orgullo: « A mí me han despedido tres veces». Por eso, y porque es profesora de la EAE Business School, tiene un doctorado en Filosofía y es experta en Recursos Humanos y liderazgo, Pilar Llácer sabe muy bien de lo que habla cuando se trata de encajar un despido, pero también de lo que se necesita para emprender una nueva etapa profesional. Sobre todo, cuando ya hemos superado la barrera de los 50 .
A su primer libro, Te van a contratar y lo sabes, le siguió un segundo de tono más optimista: Ten va a contratar y lo sabes. ¿Qué nos hace contratables o despedibles? «Primero, el entorno: los jefes , los equipos, los compañeros de trabajo ... Estamos en un entorno muy cambiante, con un grado de incertidumbre alta debido a la disrupción tecnológica. Por eso, siempre hay que estar alerta. No tanto porque nos vayan a despedir, sino porque si nos despiden hay que estar muy preparados porque el mercado laboral es cada vez más complejo», explica Llácer. Especialmente ahora que la generación Z está inaugurando un nuevo paradigma para las relaciones laborales.
Las empresas, explica Llácer, están abrumadas, pero la transformación es imparable. «El gran catalizador ha sido la pandemia, que ha removido el propósito de los trabajadores. Los más jóvenes piensan en el corto plazo, viven todo con mucha incertidumbre y funcionan con lo que yo llamo el fenómeno de 'no me dejes en visto'. Necesitan una respuesta inmediata para las cosas. No entienden, por ejemplo, esa distancia que suele haber con el departamento de recursos humanos», explica la experta.
Como demuestran fenómenos como la renuncia silenciosa , tampoco tienen reparos a la hora de cambiar de trabajo. Y el salario no es la única variable que tienen en cuenta en su decisión. « Esta generación ya no aguanta el estilo de liderazgo muy jerarquizado. Tampoco entienden el largo ni el medio plazo. Si llegan a una empresa y les dicen que en diez años podrán hacerles socios, te contestan: '¿Cómo que en diez años?'. Se les ha empoderado mucho en las escuelas de negocio y a nivel educativo y eso está provocando un pequeño terremoto. Las empresas siempre van a tener personas para trabajar, pero el mejor talento se irá a las compañías que comprendan esto y se adapten mejor», explica la experta.
La generación silver , por supuesto, es otra historia. Para las profesionales mayores de 50 años lo habitual siempre ha sido cambiar de trabajo entre poco y nada. Como mucho, tres o cuatro veces a lo largo de toda la vida laboral. «El mejor empleado era el que menos cambiaba de puesto», explica Llácer. Sin embargo, esa cultura empresarial tiene su lado oscuro. «Somos la generación de las resignadas. Hemos callado muchísimo y seguimos aguantando», explica Llácer. Pero eso también está a punto de cambiar.
«Afortunadamente, los hábitos de los más jóvenes son altamente contagiosos. Imagínate una persona que lleva 40 años en una empresa. Llega alguien mucho más joven y empieza a cuestionar determinadas cosas, a hacer demandas que nuestra generación nunca se ha atrevido a hacer. Para esa generación de los resignados en un acicate. De pronto, piensas: '¿Por qué no lo he dicho yo?'. Las mujeres, sobre todo, seguimos arrastrando un terrible síndrome del impostor. Y nos da mucho miedo que nos despidan», explica la filósofa.
Por eso, la experta lo tiene claro: es necesario prepararse para el despido. « Tienes que tener pensado cuál es tu plan A, pero también el B y el C. Puede que no te despidan, pero si lo hacen, tienes que estar preparado para ser empleable en otro sector u otra posición. Cuando te echan, hay una parte muy emocional que debes gestionar. Si no estás preparado, el duelo es mayor. Y a más edad, más complicado. Prepararse significa alimentar tu marca personal , tener un perfil de Linkedin muy potente, trabajar el networking… Me canso de ver personas de mi generación que nunca han tenido que buscar trabajo y ni siquiera tienen un currículum actualizado».
Su segundo libro, Te van a contratar y lo sabes, está dedicado, en cambio, a todo lo que nos hace empleables. Spoiler: la lista de competencias que necesitamos poner en práctica es larga y variada. « La más necesaria y fundamental de todas es la ambición. Tienes que poder visualizar adónde quieres llegar. También hay que ser curioso, especialmente ahora con la irrupción de la inteligencia artificial . Suelo insistir mucho en la importancia de la creatividad, esa capacidad de unir dos ideas que aparentemente no tienen nada que ver, o el pensamiento crítico, que es lo que nos distingue a los seres humanos. Y luego, hay que moverse. Las cosas no vienen si te quedas sentado en casa».
¿ Sigue siendo el networking una asignatura pendiente para las mujeres? «Absolutamente. Nuestra generación es la de las mujeres hormiguitas que siempre se han guiado por el mismo mantra: 'Trabaja todo lo que puedas. No levantes la cabeza. Productividad, productividad, productividad. Y luego, a casa'. Y eso ha afectado a nuestra empleabilidad porque el networking es una competencia básica que hemos descuidado. Nos guste o no, los eventos, las comidas, los actos sociales son necesarios. Te tienen que ver y conocer. Ya puedes ser la mejor en lo tuyo, que si no tienes ese network lo vas a tener complicado. Cuando cambiamos de trabajo, no tenemos esa red que los hombres sí tienen. Alimentarla es vital», concluye la experta.