Tras su fuga en Barcelona

Entramos en la casa de Carles Puigdemont en Waterloo: 550 m2, seis dormitorios y un recuerdo maldito

Bautizada como la Casa de la República, el exiliado político catalán regresaba a su refugio en Bélgica tras su breve estancia de incógnito en nuestro país.

Puigdemont en su casa de Waterloo. / @CARLESPUIGDEMONT

Jorge C. Parcero
Jorge C. Parcero

Tras el enorme revuelo que causó su presencia en España y su posterior huida, Carles Puigdemont se encuentra ya de nuevo en la que desde 2017 es su residencia en la ciudad belga de Waterloo. Así lo confirmaba primero el exiliado presidente de la Generalitat en unas declaraciones realizadas en la bautizada como Casa de la República en las que sostenía que con su vuelta a Cataluña se ha demostrado que está «capacitado para entrar y para salir» y «para desafiar un estado represor».

Después del acto en el Arco de Triunfo de Barcelona, y ante el riesgo de detención, Puigdemont decidía desaparecer, en compañía de Jordi Turull, esquivando el dispositivo de vigilancia de los Mossos d'Esquadra. Llegó a Bélgica el viernes por la tarde, después de recoger a su familia en un aeropuerto de Bruselas.

En un vídeo publicado más tarde, Puigdemont explicó que, tras su breve discurso ante cerca de 3.500 seguidores, priorizó «poder volver a un lugar seguro, primero», y después a su «residencia belga, aquí, en Waterloo». El lugar que se ha convertido en seguro para el político está ubicado en una población de 30.000 habitantes situada a treinta kilómetros de Bruselas, famosa porque en 1815 el duque de Wellington infligió la más famosa derrota a Napoleón.

Su residencia privada en el exilio

El expresidente catalán se instalaba en su nuevo hogar situado en el número 40 de la Avenue de l'Avocat después de pasar sus tres primeros meses fuera de España en un hotel de Bruselas. Para ello alquilaba una gran casa ajardinada que según desvelaban medios locales en 2017 tenía un alquiler mensual de 4.400 euros, aunque es probable que actualmente esa cifra sea bastante superior. Muy cercano a la estación de tren y un buen barrio, presiden su césped las banderas de la Unión Europea y de Cataluña.

Puigdemont, en el exterior de su residencia. L / a Casa de la república

La página web oficial de la Casa de la República la describe como «la residencia privada del 130º presidente de la Generalitat en el exilio, Carles Puigdemont, a la espera de su regreso a casa«. Añaden que desde que se instalase allí el antiguo alcalde de Girona, »se ha convertido en un espacio de reuniones y pensamiento, de debate de propuestas y de recepción de visitas, llevando a cabo actividades que pretenden ayudar a la creación de un marco de trabajo para encarar una nueva etapa del proceso de consecución de la independencia de Cataluña«.

El ex presidente en su despacho. / @Carlespuigdemont

El inmueble, convertido también en habitual reclamo de turistas, está rodeado de una pequeña zona ajardinada en una urbanización de casas unifamiliares. Se compone de un edificio de dos plantas, a cuatro vientos, con un espacio no edificado enfrente que se ha aprovechado para realizar eventos para los medios de comunicación.

Los detalles de la casa de Carles Puigdemont en Waterloo

La amplia vivienda consta de una superficie de 550 m2 en la que encontramos seis habitaciones, tres baños, cocina equipada, garaje con capacidad para cuatro coches y una terraza de 100 m2. En cuanto a su interior, pudimos conocerlo por primera vez en 2018 gracias a las imágenes mostradas por el diario catalán 'El punt avui'.

Una imagen de la cocina de la casa. / @carlespuigdemont

En ellas pudimos apreciar que el interior es muy funcional, con despachos y una gran la sala de reuniones donde celebra sus reuniones el gobierno en el exilio. El propio despacho de Puigdemont está situado en la buhardilla de la casa y es muy luminoso. Decorada en tonos claros, cuenta con una estantería llena de libres y un recuerdo de lo más significativo: la reproducción en miniatura de una de las urnas de plástico del referéndum del 1-O.

Uno de sus vecinos, aseguraba en una entrevista con la agencia EFE que había elegido la zona donde se encuentra la casa por su tranquilidad, pero que ahora está de lo más concurrido. « Su club de fans viene a menudo, a hacerse fotos, a tomar el sol. Estamos pensando en venderles helados y picoteo para sacar algo de dinero. Es un poco como un zoo a cielo abierto«, comentaba esta persona entonces.

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