Cuando se estrena La Casa de Papel en 2017 en Antena 3 nadie pensaba que el éxito iba a ser tan brutal a lo largo de todo el mundo. Y en realidad no lo fue, pero con la incorporación de la serie al catalogo de Netflix, todo se descontroló. Y ahora, cuatro años y dos atracos después, tenemos que decirles adiós a los Dalís. En el camino se quedaron Oslo, Moscú, Berlín, Nairobi y Tokio y muy bien tendrían que irles las cosas para no perder a otro atracador por el camino. «Hemos dado lo mejor de nosotros para cerrar La Casa de Papel y darle un final a la altura de sus personajes y, sobre todo, su público», nos ha dicho Juan Salvador López, guionista de la serie y de otras de gran éxito como Sky Rojo. Esperemos que así sea, desde luego el tráiler se nos queda corto.
Repasemos entonces los cabos sueltos que tienen que cerrar sí o sí en estos últimos cinco episodios. El primero y que mucho nos tememos que no tenga explicación es cómo es posible que Tokio haya servido como hilo conductor de toda la serie si al final, resulta que estaba muerta. ¿Quién llevará el mando ahora de ser la voz en off de la ficción? ¿Y cómo asumirá el resto de la banda que uno de sus integrantes más carismáticos haya muerto? Porque Tokio era insufrible en muchas ocasiones, pero se hacía querer. Ahora que no están ni Nairobi ni ella, el equipo femenino queda muy descompensado porque ni Lisboa ni Estocolmo, ni mucho menos Manila tienen la garra que tenían esas dos en acción.
Sigamos. En el tráiler se ve al Profesor entrando al Banco de España, lo que no sabemos es el por qué. Intuímos que tendrá que ver con un intercambio de rehenes o algo pactado con Tamayo, puesto que no han tenido que sacarse de la manga un operativo para que entre en helicóptero, como ocurrió con Lisboa, sino que entra por la puerta principal y atravesando un pasillo de militares armados.
Alicia Sierra. ¿Qué pasa con ella? Esta mujer es absolutamente imprevisible y, aunque esté en busca y captura por la policía y el Profesor le haya ayudado a parir, bien podría morder la mano que le extrajo a su hijo (cómo no recordar esa escena) y volverse contra la banda. ¿Se convertirá en Managua o se liará a tiros con todo el mundo demostrando una vez más su grave trastorno antisocial?
Continuamos con el trío amoroso Denver-Estocolmo-Manila. Ese triángulo un poquito forzado que tan poca gracia hace a la mayoría de los fans. Porque que Manila se sienta atraída por Denver lo entendemos, pero que Denver dude sería una traición para todos los que vivimos su historia de amor con Mónica Gaztambide como si fuera la nuestra propia. Y a ver qué hace Estocolmo con su sentimiento de culpa por haber disparado a Arturito, porque ya se ha demostrado que las drogas en una situación como la que están viviendo no son una buena opción.
¿Y qué me decís de Helsinki? Amamos a este serbio de pasado violento y gran corazón y estuvimos a punto de perderlo en el tercer capítulo de la anterior tanda de episodios. Ahí se pudo ver un poco de humanidad en el misógino Palermo, pero mucho tiene que hacer en estos cinco últimos capítulos para redimirse.
Y seguimos con Berlín que, aunque murió en el atraco a La Casa de la Moneda, su influencia en este robo es evidente (no en vano, la idea era suya). Todavía queda por saber qué pinta Tatiana, su última mujer, en todo esto y por qué nos cuentan su historia de amor. Tanto esta historia como la de su hijo, interpretado por Patrick Criado, que es evidente que siente atracción por la mujer de su padre pero no sabemos si esa relación tiene algún sentido dentro de la trama que nos ocupa. En la vida de Berlín todo eran incógnitas, quizá por ello ha sido el elegido para continuar el legado de La casa de papel en forma de spin off.
Y Río. Por él empezó todo. Su captura por parte de las fuerzas de seguridad del Estado puso en movimiento a la banda para lograr su liberación. Su debilidad siempre ha sido Tokio pero con ella desaparecida en combate, pueden ocurrir dos cosas: o que se inmole por el bien de sus compañeros o que decida por fin tomar las riendas de su propia vida. Sea como sea, y por mucho que me duela reconocerlo, no tener la influencia de Tokio le viene bien psicológicamente a este personaje, aunque sea para tomar decisiones por sí mismo.
20 de enero-18 de febrero
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