Arrancó en julio y acaba de llegar a su fin después de 118 días de lucha sindical. Y mientras los actores vuelven a los rodajes y los poderes fácticos de Hollywood respiran aliviados, una mujer se ha convertido en la improbable heroína de todo el colectivo. Conocida hasta hace solo unos meses como La niñera, por su papel protagonista en la serie del mismo nombre que la hizo famosa en los 90, Fran Drescher es ahora la líder sindical más temida de los estudios y las plataformas, cuyas pérdidas se estiman en más de 6.000 millones de dólares debido a la huelga, y un referente para los más de 160.000 profesionales del gremio. Tanto es así que la propia Meryl Streep ha dicho de ella que debería aspirar a la Casa Blanca .
No es para menos. Drescher ha conseguido un acuerdo histórico, valorado por algunos medios norteamericanos en 1.000 millones de dólares, y que todas las demandas del colectivo hayan tenido respuesta por parte de la patronal. Se trata, según la prensa especializada, de un auténtico cambio de paradigma que incluye mejoras salariales (con el mayor aumento del salario mínimo en los últimos cuarenta años) pero también un incremento de los pagos residuales o regalías, un sistema de ingresos desarrollado en los años 60 para compensar las reposiciones de series de televisión o películas que había quedado obsoleto tras la irrupción de las plataformas de streaming.
Además de lograr mejoras significativas en las condiciones de las pensiones y la cobertura sanitaria, el sindicato de actores también ha conseguido que el nuevo acuerdo, que tendrá una vigencia de tres años, sirva para regular el uso de la inteligencia artificial en la industria del entretenimiento y proteger la imagen de los intérpretes y la compensación en el contexto del uso de la IA. Otro paso de gigante para el colectivo.
En julio, Drescher, que no tenía experiencia sindical antes de presentar su candidatura a la presidencia del sindicato en 2021, inauguró la huelga con un durísimo discurso contra la Alliance of Motion Picture and Television Producers, representante de estudios y plataformas como Amazon, Apple, Disney, NBCUniversal, Netflix, Paramount, Sony o Warner Bros.
«Estamos siendo victimizadas por una entidad muy codiciosa. Estoy conmocionada por la forma en la que la gente con la que hemos hecho negocios nos trata. ¿Cómo pueden alegar que están perdiendo dinero a diestro y siniestro, mientras entregan cientos de millones de dólares a sus CEOs? ¡Qué vergüenza! Están en el lado equivocado de la historia», dijo en un discurso que se hizo viral. «Los ojos del mundo están puestos en nosotros. Lo que ocurre aquí es importante porque lo que nos pasa a nosotros ocurre en todos los ámbitos laborales, cuando los empresarios hacen de Wall Street y la avaricia su prioridad y se olvidan de los colaboradores esenciales que hacen funcionar la máquina», explicó entonces la actriz, que ha llegado a autodefinirse como anticapitalista.
Ha sido, eso sí, una negociación larga y compleja, con muchos momentos de tensión en los que la patronal llegó a levantarse de la mesa. Pese a todo, Drescher no cedió a la presión. «Hemos sacrificado mucho como para capitular ante sus evasivas y su codicia», decía entre reuniones sobre la movilización más ambiciosa del colectivo en toda su historia.
Tal y como ha informado Reuters, durante las reuniones a puerta cerrada Drescher ha sido tan beligerante o más con los grandes ejecutivos de Hollywood que cuando ha tenido cámaras y micrófonos delante. Según fuentes de la negociación, la actriz exigió, por ejemplo, la transferencia de la riqueza de los «CEOs que se pasean en yate» a los actores que tienen problemas para llegar a fin de mes con el salario mínimo.
Aunque su determinación y tenacidad ha recibido el apoyo prácticamente unánime de sus colegas (y Meryl Strepp llegó a recomendarle que se dedicara a la política y aspirara a la Casa Blanca), su estilo de negociación ha sido criticado por los ejecutivos de los estudios, sobre todo desde que se presentó a una de las reuniones con Bob Iger, mandamás de Disney, con un muñeco de peluche en forma de corazón entre las manos.
«Soy una persona muy auténtica y creo que el hecho de que yo no entrara en el juego corporativo y no tratara de emular la energía masculina les desarmó. Los típicos intentos de desacreditar a una mujer en una posición de liderazgo no funcionaron porque lo convertí en un movimiento de empoderamiento. Puedo liderar con inteligencia, empatía, compasión y ética, y puedo ser yo misma y seguir pintándome los labios de rojo», le explicaba Drescher al Hollywood Reporter sobre su estilo de liderazgo.
Sin embargo, en un claro intento de desacreditarla, los ejecutivos que han liderado la negociación filtraban a la prensa que Drescher estaba «disfrutando del papel más importante» que había tenido en muchos años. Conocida, pero también caricaturizada, por su voz nasal y sus arriesgados estilismos, la presidenta del sindicato de actores saltó a la fama en los años 90 gracias a su papel en La niñera, que también la convirtió en un indudable icono fashion y le valió dos Emmys.
Después de ganar un concurso de belleza con 16 años, de estudiar cosmética y tener un salón de belleza propio, Drescher debutó en Hollywood a finales de los años 70 con Fiebre del sábado noche. Tras su enorme éxito televisivo, en el que además ejercía como productora ejecutiva, y de probar a replicar la fórmula con otra sitcom (Happily divorced), en los últimos años la actriz ha seguido protagonizando series de éxito modesto mientras hacía sus pinitos en el teatro, escribía dos biografías, superaba un cáncer y creaba una fundación de apoyo a las mujeres que han sufrido la enfermedad. Ahora, a sus 66 años, su nuevo perfil de líder sindical la ha devuelto a la primera línea de Hollywood convertida en una auténtica heroína.
20 de enero-18 de febrero
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