La fundación de Marta Ortega ha homenajeado al fotógrafo Helmut Newton con una exposición sobre su vida y obra. Estará ubicada en el espacio que tiene en el Cantón Grande de A Coruña donde, desde febrero, ha comenzado una nueva apuesta por la cultura. «La extraordinaria historia vital y el legado fotográfico de Helmut Newton siguen fascinando al público internacional hoy en día, dos décadas después de su muerte», afirman en su página oficial.
Nació en 1920 en el Berlín que acababa de salir de la Primera Guerra Mundial. Sus padres eran judíos que regentaban una fábrica de botones. El dinero prosperaba y eso permitía a él y a su hermano crecer con unos privilegios diferentes al resto. Acostumbraba a ver a las mujeres de la clase alta de la ciudad y eso le permitió acercarse a la moda viendo sus trajes. Con 12 años, compró su primera cámara de fotos.
En 1936, se incorporó al taller de la fotógrafa Yva como ayudante. Ella estaba especializada en la fotografía experimental. «En el estudio, Yva se comportaba como la directora de una película. Los asistentes prepararon la escena, pero luego fue ella quien disparó», escribió en su diario. A la llegada de los nazis, las S.S. alemanas dieron el aviso sobre su familia y tuvieron que huir.
Escapó en primer lugar a Singapur con sus cámaras y tras unos años probando en varios estudios, se trasladó a Sydney para unirse al ejército británico. Tras la guerra, abrió su propio estudio con el que comenzaría su propia carrera. Por sus orígenes alemanes, cambió su apellido de 'Neustadter' a Newton.
Por aquel entonces, contactó con una actriz australiana llamada June Brunell de la que se enamoró perdidamente. Ella en verdad se apellidaba Browne, pero no lo utilizaba para evitar la confusión con la actriz británica, June Brown. En 1948, tras un año de relación, se casaron. Era su musa y su apoyo, la que consiguió empujarle al éxito.
Era evidente la química que existía entre ellos tanto fuera como enfrente de cámaras. Como resultado, en un momento de indisposición de él, ella cogió las riendas de un encargo fotográfico y le sustituyó tras una clase rápida. A partir de ahí, pasó de actriz a consolidar también una carrera independiente con las cámaras.
El matrimonio se mudo a París tras una parada en Londres en 1961. Allí Newton comenzó a trabajar en el mundo editorial para revistas tanto alemanas como francesas y llegó su reconocimiento. En especial comienza una relación estrecha con la publicación de sus imágenes en Vogue que le permite retratar a multitud de personalidades.
Su modelo más importante fue la italiana Elsa Peretti , con la que se rumoreaba que mantuvo una relación. Juntos conquistaron la explosividad de la feminidad con la fotografía donde ella está vestida de conejita con los rascacielos neoyorkinos detrás. Desnudos, tacones y pintalabios en blanco y negro que marcaron su estilo, ese con el que captó toda la época del destape europeo y norteamericano que se vivió en la década de los 70.
Sus obras de arte no estaban exentas de polémica. Esa obsesión por la feminidad le llevó a crear también críticas por su excentricidad. Publicó su libro 'WhitWomen' en el que fotografío la vida de las prostitutas de la calle Sain-Denis.
En 2004, tras convertirse en un genio, murió a los 84 años. Salió del hotel en el que se hospedaba en Los Ángeles y mientras conducía, sufrió un paró cardíaco. A partir de ahí, su viuda ha recogido toda su obra para proseguir con su legado.
«Una vez le pregunté si pensaba que era un genio. Él respondió: 'No, yo creo más bien que he recibido un regalo torcido. Me informó de que la fotografía siempre sería su primer amor y yo el segundo», confesó Browne en una entrevista para Vogue España. Una profesión que le llevó a ser uno de los mejores y que le permitió huir de lo corriente para transmitir una imagen fija de la industria.
20 de enero-18 de febrero
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