Iga Swiatek ha llegado al número uno del ranking del tenis y solo tiene 20 años. /
Como si tuviera que recordárselo al mundo, cada vez que se espera que Iga Swiatek (Raszyn, 2001) responda con la contundencia con que devuelve un revés, recurre a la misma frase: «Solo tengo 20 años». Puede que la tenista polaca lidere desde hace un mes la clasificación de la Women´s Tennis Association, pero no se le ha olvidado que esto no ha hecho más que empezar (aún le falta para llegar al nivel de Steffi Graf, la mejor jugadora de la historia ). Incluso que ha llegado antes de lo esperado.
La retirada de la anterior número uno, la australiana Ashleigh Barty, y antes el abandono de la japonesa Naomi Osaka , ambas esgrimiendo agotamiento mental y ansiedad, ha hecho que el tenis femenino se tome más en serio la tensión a la que somete a sus profesionales. Swiatek, una mujer de sonrisa fácil que encuentra en el rock de Pearl Jam o Red Hot Chili Peppers su refugio, tiene claro que va a disfrutar del camino.
MUJERHOY. ¿Entraba en sus planes ser la mejor a los 20 años?
IGA SWIATEK. La verdad es que no empecé a pensarlo hasta que alcancé el segundo puesto del ranking de la WTA durante el torneo de Indian Wells, este pasado marzo. Hasta entonces, era algo que ni se me pasaba por la cabeza. Siempre he tratado de ver mi puesto en el ranking como el resultado de mi trabajo diario, no como una meta, y sigo viéndolo de la misma manera. Trato de valorar mi trabajo en base al esfuerzo. No me concentro en ganar este o ese otro título, en lo que pienso es en el camino que estoy recorriendo, en cada uno de los pasos que voy dando. Es lo único que realmente puedo controlar.
Aunque fuese prácticamente ayer, ¿cómo era de niña?
Muy introvertida. No salía demasiado de fiesta y prefería quedarme en casa escuchando música, leyendo algún libro o quedando con mi pequeño círculo de amigos. A pesar de que jugase al tenis, me divertía mucho más con el fútbol; me parecía un deporte menos solitario, con el que además podía pasar más tiempo con mis compañeros.
¿En qué tenistas se fijaba cuando comenzó a jugar?
De pequeña, apenas prestaba atención al tenis cuando se acababan los entrenamientos y los partidos. Al principio me fijaba sobre todo en mi hermana mayor, Agata. Me colaba en sus clases de tenis y enredaba por ahí. Empecé a jugar por mi padre y por ella. Cuando crecí un poco, Rafael Nadal pasó a ser mi gran referente. Admiro su ética de trabajo y cómo el éxito no le ha cambiado, sigue siendo un tipo muy agradable y humilde.
Y dentro del circuito femenino, ¿a quién admira ahora?
Sobre todo me concentro en mí misma, porque es la manera de ser más eficiente y constructiva. La única persona con la que me puedo comparar es con mis versiones anteriores. Por supuesto que Ash Barty es una deportista a la que respeto muchísimo y de la que siempre he aprendido cuando nos enfrentábamos. Fue muy emotivo cuando anunció su retirada del tenis profesional. Aún así, hay muchas compañeras buenísimas, tenemos mucho margen para mejorar y hacer que este deporte crezca.
Solo ha jugado una vez contra nuestras dos mejores tenistas: ganó a Paula Badosa y perdió contra Garbiñe Muguruza.
Me caen genial y me lo paso muy bien cuando entreno con ellas. A Paula la conozco un poco mejor que a Garbiñe, porque hemos coincidido más. Ambas son jugadoras con mucho talento, agresivas y con una mentalidad muy fuerte. Lo que Paula ha logrado desde el año pasado es increíble: llegó al top 10, ganó en Indian Wells con un estilo muy ofensivo, llevando la iniciativa. También Garbiñe, que en la Finales de la WTA en México estuvo sensacional, con el público vitoreándola y totalmente entregado. Estoy seguro de que los próximos enfrentamientos con las dos van a ser muy emocionantes.
Antes de ser la número 1, los aficionados la eligieron como su segunda jugadora favorita en 2019; un año después ya ganó esa votación. ¿Por qué cree que su estilo de juego conecta tanto con el público?
Me limito a ser yo misma, a ser genuina en todo lo que hago. Quizás la razón es que quiero que la gente se divierta viéndome jugar, transmitirles la emoción y la adrenalina que experimento, aunque no siempre sea lo que mejor me viene para competir. A veces hay que jugar feo para ganar, que es algo en lo que estoy trabajando especialmente esta temporada.
En diciembre, dejó al que había sido su entrenador casi toda su carrera. ¿Notaba que se aproximaba un cambio de ciclo? ¿Cuesta asimilar estas decisiones?
Llevábamos mucho tiempo juntos y ambos teníamos claro que los dos necesitábamos comenzar de nuevo para progresar y aprender de otra gente. En general, no me gustan mucho los cambios, prefiero un ambiente estable, porque necesito confiar en los que tengo alrededor. Paso más tiempo con ellos que con mi familia: Daria, mi psicóloga; Maciej, mi preparador físico y fisioterapeuta; Tomasz Wiktorowski, mi nuevo entrenador... Formamos un buen equipo y los resultados son la prueba de que funcionamos bien juntos. Fue una decisión difícil pero me alegro de haberla tomado.
El año pasado hizo una donación de medio millón de dólares con motivo del Día Mundial de la Salud Mental. Las dos líderes de la WTA que la han precedido, Naomi Osaka y Ashleigh Barty, dejaron la competición por problemas de ansiedad y agotamiento psicológico. ¿Hay que hablar más de salud mental en el tenis femenino?
Solo puedo hablar desde mi propia experiencia. Hice esa donación porque quería apoyar a dos organizaciones benéficas que ayudan a niños que sufren problemas de salud mental. Uno de mis grandes objetivos es apoyarles e inspirarles en todo lo que me sea posible. Solo tengo 20 años y no soy una experta en esta materia, pero entiendo que me hagas esta pregunta por lo que afecta a mis objetivos personales y profesionales. Quiero llevar una carrera sana y equilibrada, alcanzar mis objetivos deportivos, pero también quiero disfrutar de esta experiencia y los lugares a los que me lleva.
¿Cómo trabaja con su psicóloga y en qué ponen énfasis?
Daria es una parte fundamental de mi equipo y muy a menudo viaja conmigo durante los torneos. Me facilita herramientas que me ayuden durante los entrenamientos y los partidos, pero también en otras facetas de mi vida. Es un enfoque muy holístico, como le gusta decir a ella, en el que todo está interconectado. Pero todo lo demás es un secreto que nos reservamos las dos.... [Risas].
La WTA ha firmado un acuerdo con Hologic, fabricante de equipos para la detección y prevención de cánceres que afectan a las mujeres. En su opinión, ¿el deporte debe mantener también una vertiente social?
Sin duda. Llegamos a más gente, servimos como referentes y transmitimos esperanza y optimismo. Yo me he implicado más con los niños y adolescentes, seguramente porque me siento más próxima por edad. Soy consciente de que los tenistas, los deportistas en general, podemos ayudar a que se hable de lo que realmente importa.
Polonia está siendo testigo directo de la guerra en Ucrania y principal receptor de los refugiados que huyen del país. ¿Cómo lo está viviendo usted?
Todo está sucediendo al lado de mi propio país, me cuesta aceptar que esté pasando de verdad. Quise hacer algo parecido a una declaración tras mi victoria en el Torneo de Doha, porque soy consciente de que tengo cierta influencia, especialmente en Polonia. Necesitaba manifestar mi apoyo y solidaridad a los ucranianos. Confié en mi equipo para que me asesorara sobre a qué organizaciones acudir y qué ayuda se precisa. Estamos trabajando en una iniciativa que ayudará a los niños afectados por esta guerra. Espero que muy pronto esté ya funcionando al 100%. Debemos estar más unidos que nunca, dejar de juzgarnos los unos a los otros, y tratarnos con respeto y bondad.