Su gran día
Su gran día
Aunque puede que su nombre no sea tan famoso para el gran público como los de Jeff Koons o Fernando Botero, el escultor Jaume Plensa (Barcelona, 1955) es conocido y reconocido a nivel mundial por sus llamativas obras a caballo entre lo figurativo y lo abstracto, entre las que destacan sus cabezas gigantes al aire libre. Ahora dos invitadas de excepción, la princesa Leonor y la infanta Sofía, tendrán el privilegio de conocer su trabajo de primera mano con su visita este 9 de julio al taller del artista en Sant Feliu de Llobregat.
Este acto está enmarcado dentro de la agenda de nuestra Familia Real en los Premios Princesa de Girona 2024, cuya ceremonia de entrega tendrá lugar al día siguiente en el Palacio de Congresos Costa Brava de Lloret de Mar, coincidiendo con los quince años de la Fundación.
La heredera al trono y su hermana podrán conocer de primera mano el proceso industrial y creativo del artista, que busca introducir belleza en el día a día de las personas impactando en el espacio público, transformándolo y creando un diálogo entre lo artístico y lo urbano. Un trabajo referente para jóvenes artistas, que ven el espacio urbano como una herramienta de integración a la comunidad y de cambio social y político. También tendrán la oportunidad de conocer las esculturas en las que Plensa ha estado trabajando recientemente, así como sus proyectos futuros.
Esta será una de las citas destacadas de ambas royals en Cataluña, donde también participarán en un encuentro con jóvenes en los Jardines de Santa Clotilde de Lloret de Mar y debutarán en una reunión del Consejo Asesor Joven, cuyo objetivo es descubrir y proponer temáticas que afecten a los miembros de su generación.
Hijo de una ama de casa y de un comercial cuya obsesión era leer y tocar el piano, el artista catalán cree que su primer contacto con su futura profesión fue cuando se enamoró de las portadas de los libros de arte que veía en el mercado de Sant Antoni en su ciudad natal.
Tras estudiar en la Escuela Llotja y en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi, organizó su primera exposición en 1980. Desde entonces ha vivido y trabajado en Alemania, Bélgica, Inglaterra, Francia y Estados Unidos, hasta instalarse definitivamente en nuestro país de nuevo.
Profesor y conferenciante, ha sido polifacético en sus intereses, experimentado también con el dibujo, los grabados, las videoproyecciones o las instalaciones acústicas. También ha creado elementos y decorados para montajes de ópera y teatro, principalmente en colaboración con la compañía La Fura dels Baus.
Entre sus obras más conocidas podemos citar la Crown Fountain de Chicago o la escultura bautizada como Julia, una cabeza gigante que se puede admirar en la madrileña plaza de Colón. «La cabeza es el resumen perfecto del cuerpo, es como el palacio de los sueños, de la razón, de todo lo que nos ocurre aunque no queramos. Y es donde está el rostro, que es el lugar donde se expresan mejor los deseos del alma», aseguraba el escultor en una entrevista con la Agencia EFE.
Entre los muchos galardones y reconocimientos que Jaume Plensa ha recibido a lo largo de su carrera, destacaba el Premio Velázquez, considerado el Cervantes de las Artes Plásticas. Este se lo entraban en 2013 la reina Letizia, durante un acto celebrado en el Claustro del Museo del Prado.
La asturiana destacaba entonces en su intervención que «ser elogiosa con un artista que utiliza las ideas como materia prima, que consigue obras potentes con un contenido acogedor, que plasma la esencia de lo humano en la forma al reunir pensamiento y –permítanme el neologismo– fisicalidad, un escultor que tiene la habilidad de ser un artista intelectual sin perder su humanidad, ser elogiosa, es muy fácil».
Años después, en conversación con 'XL Semanal', el escultor devolvía los elogios a doña Letizia, recordando que antes de recibir el galardón de sus manos, ya la había conocido «cuando era princesa, en Chicago, y vino con el príncipe a ver la Crown Fountain». Describiendo a la esposa de Felipe VI dijo de ella que era «una persona hiperculta» y elogió el hecho de que «conocía muy bien mi trabajo».