Por qué te va a fascinar la espectacular instalación de la artista Katharina Grosse en la tienda de Venecia de Louis Vuitton (que es un homenaje a los canales de la ciudad)

En colaboración con Louis Vuitton y dentro de la 59ª Bienal de Venecia, la artista alemana inaugura una instalación en la que su cuerpo dialoga con la isla y sus canales.

La artista Katharina Grosse / CORTESÍA DE LOUIS VUITTON.

Manu Piñon
Manu Piñon

Separar al artista de su obra resulta imposible cuando se trata de Katharina Grosse (Friburgo de Brisgovia, 1961). En todos los sentidos, también en el más literal. Cuando me recibe, está al pie de Apollo, Apollo, la instalación que ha realizado especialmente para Espace Louis Vuitton, la tienda que la firma tiene en el corazón de Venecia. «Me he vestido para la ocasión», reconoce extendiendo la capa negra que ha elegido para la inauguración. Las paredes de la sala se han pintado del mismo color y la iluminación se concentra en la larga tela de malla metálica que resbala desde el techo hasta cubrir el suelo.

El paisaje que captura Apollo, Apollo, impactante y absorbente, se compone de una serie de fotografías de la propia Grosse tomadas durante sus procesos creativos. Pueden localizarse las manos de la artista, también unos labios y siluetas que evocan el movimiento, convierten el cuerpo en parte sustancial de la obra. «Las impresiones sobre la tela tienen mucho que ver con la fiscidad, con imágenes muy sensuales y corporales», explica y a la vez invita a buscar más huellas de sí misma en unos estampados que oscilan y reverberan como si los elementos –agua, viento, fuego...– dialogasen con ellos.

Apollo, Apollo, la obra que Katharina Grosse ha realizado para Espace Louis Vuitton Venezia. / CORTESÍA DE LOUIS VUITTON.

EL PESO DE LA TRADICIÓN

Frente a la solemnidad y distancia que la mayoría de los artistas adoptan, la artista cree que la corporeidad exige romper ciertas barreras. «Por favor, toca la tela, siente su textura», pide de cuclillas, cogiendo ella misma uno de los faldones que cubren el suelo. Al tacto, se aprecia la ductilidad de la malla, de las infinitas partes que la componen, así como de una inesperada ligereza. «En contra de lo que parece, pesa una tonelada. Habría sido imposible manipularla y colocarla sin ayuda», corrige Grosse.

Aunque no fuera intencionado, el peso de la obra es una metáfora evidente de que es el producto del encuentro de historias y tradiciones. Desde las telas de Fortuny a los mosaicos de terrazo, y los reflejos del agua que rodea, surca y moldea Venecia como inspiración omnipresente, en Apollo, Apollo la artista alemana recoge todo ese legado. «Quería que los materiales empleados también aportasen un significado especial a la obra, que hablasen del lugar para el que se concibió», explica.

Detalle de la instalación / CORTESÍA DE LOUIS VUITTON.

MISTERIOS, CANALES Y RELIEVES

Como si fueran objetos que se adivinan en las aguas turbias de los canales, bajo la malla surgen relieves cotidianos y a la vez desubicados. Una silla plegable metálica, un par de botas perfectamente alineadas o una soga enrollada como una serpiente... «Me gusta introducir objetos en la instalación, sobre todo por lo que sugieren cuando los cubre esta tela, la nueva forma que adoptan y lo que evoca el relieve que ahora queda a la vista», reflexiona Grosse, que lleva desde finales de los 90 renovando el arte pictórico con instalaciones en las que los estampados y los tejidos ocupan todo tipo de espacios.

En el marco de la 59º Bienal de Venecia, Apollo, Apollo –que espera a los visitantes del Espace Louis Vuitton hasta el 27 de noviembre– es una de las colaboraciones que Katharina Grosse tiene previstas para los próximos meses con la firma, que también ha programado en sus tiendas de Tokio, Munich, Beijing, Seúl y Osaka contribuciones con otros artistas. En mayo, la artista alemana inaugura una muestra en la Fondation Louis Vuitton de París, que el próximo otoño acogerá también una nueva instalación original suya. De nuevo, será imposible separarla de su obra.

Temas

Decoración

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