Kit Harington, «Tras Juego de Tronos llegué a sentirme una mala persona. Y pensé que no había salida»

Dejó la espada con la que libró mil batallas en la piel de Jon Nieve, pero aún sigue luchando por las suyas. El actor británico nos cuenta cómo ha sobrevivido a la adicción al alcohol, a la depresión y a los agotadores primeros meses de paternidad.

Pincha en la foto para ver los mejores estrenos de series de televisión del mes de agosto/Guerin Blask

Pincha en la foto para ver los mejores estrenos de series de televisión del mes de agosto / Guerin Blask

Charlotte Edwardes

Cada día, al despertar a su bebé de ocho meses, Kit Harington (Acton, 1986) llama a su madre para darle las gracias. «No puedo creer que diera por sentada todo lo que hicieron mis padres. Miro a nuestro hijo y pienso: «¡Nunca recibiré la gratitud que merezco por cambiarte los pañales y cuidarte!». El bebé (ni él ni su esposa, la actriz Rose Leslie, desean hacer público su nombre) nació en enero. La paternidad y el matrimonio son fundamentales en su nueva vida.  Sobrio desde hace dos años y medio , hoy se siente tranquilo; cada vez queda más lejos ese período oscuro que lo llevó a pensar en quitarse la vida. Coincidió con los últimos días de Jon Nieve, el personaje de Juego de Tronos  que interpretó durante una década para una audiencia fanática y global. La vida es «maravillosa», dice ahora: «Tengo un hijo y mi relación con mi pareja es maravillosa... Soy un hombre sobrio y feliz».

Para los no iniciados, Juego de Tronos es una odisea coral convertida en serie de culto. Para los fans, Jon Nieve fue el héroe definitivo. A medida que su personaje ganó centralidad en la trama, Harington se sintió cada vez más expuesto en el mundo real: no podía salir a la calle sin que los susurros, los gritos y hasta los llantos lo acompañaran. Al recordarle que muchos medios le etiquetan como uno de los hombres más sexys del mundo, se enfurece. «Me molesta, resulta degradante tanto para las mujeres como para los hombres. Me parece terrible categorizar a alguien por su apariencia, por mucho que algunos digan que eso es precisamente lo que a mí me permite trabajar. No estoy de acuerdo». Le pregunto entonces qué es, en su opinión, lo que le da trabajo. «Mi talento como actor. Espero ser capaz de aportar algo más que mi físico».

«Ser padre es lo más físicamente agotador que existe, más extenuante que cualquiera de las escenas que hice en Juego de tronos».

Pero su tono cambia al hablar de paternidad. Los primeros tres meses fueron «una tortura leve, una especie de infierno». Pero ha logrado adaptarse: ahora que él se centra en cambiar pañales y «en ser papá» mientras Leslie (también coprotagonista de Juego de Tronos, Downton Abbey y The Good Fight) rueda la ficción que los ha llevado a instalarse en Nueva York durante unos meses. «Ser padre es complicado... –dice, mientras parece que se muerde la lengua–. Tengo la espalda destrozada. Voy bastante al gimnasio, pero tener un hijo es físicamente agotador. Me quito el sombrero ante cualquier padre soltero. No se cómo lo hacen, porque la paternidad es más extenuante que cualquiera de las escenas que hice en Juego de tronos». Antes de que naciera su hijo, recibió incontables consejos, pero nadie le mencionó cuánto cambiaría su vida. Su propio consejo parental sería: «Tómate un momento para decir adiós a tu antigua vida, porque estás tan ansioso por empezar a ser papá que te olvidas de hacerlo. Y luego ya es tarde». 

La pareja se preparó para la paternidad comprando un perro. »Nos tomamos la cría del cachorro como un auténtico entrenamiento –afirma Harington–. Es un animalito sobre el que proyectas toda tu ansiedad y los miedos que te genera el mundo: «Me quiere, no me quiere...» y todas esas cosas. Supongo que un niño es una versión multiplicada por mil de una mascota. Tendré cuidado de no proyectar demasiado mis ansiedades sobre mi bebé».

Christopher Kit Harington –llamado y apodado así en honor al dramaturgo Christopher Marlowe– y su hermano Jack fueron criados en Acton, al oeste de Londres. Su padre, sir David, es aristócrata y hombre de negocios; su madre, Deborah, dramaturga y artista, también tiene origen noble: es descendiente de Robert Catesby, cabecilla de un fallido complot en 1605 y a quien el actor encarnó en una miniserie en 2017. Cuando Kit tenía 11 años, la familia se mudó a Worcestershire, donde él asistió a un colegio público por deseo de sus padres. Un retrato de Lady Harington pintado en 1603 cuelga hoy en una pared de la casa del siglo XV que comparte con su esposa en Suffolk.

Con su esposa, la también actriz Rose Leslie

Aunque «adoraba» a sus padres («los puse en un pedestal bastante inalcanzable», confiesa), habla especialmente bien de su madre. Gracias a ella, quiso ser actor. «Quería hacer lo mismo que ella, era una verdadera heroína para mí. Mi padre también, pero lo que hizo ella es incomparable. Y, como cualquier niño, intenté hacer algo que obtuviera la aprobación de mis padres. Entonces, de repente, todo funcionó y me convertí en un actor profesional de cierto éxito. Y en ese momento, surgió la inevitable pregunta: «¿A quién estoy tratando de impresionar?». Aunque no los critica, no quiere que su hijo sienta un deseo parecido. «Espero no transmitírselo. Debo tener cuidado con eso».

Harington conoció a Rose Leslie durante el rodaje de Juego de Tronos. Ella interpretaba a Ygritte, la salvaje que arrebata la virginidad al héroe (y le espeta una frase inolvidable: «No sabes nada, Jon Nieve»). La actriz también pertenece a la nobleza: descendiente de jefes de clanes, creció en castillos escoceses. Harington no se acuerda exactamente de cuándo la vio por primera vez, tan solo recuerda «fragmentos de imágenes», y también el momento en el que se dio cuenta «de que era muy hermosa y atractiva en todos los sentidos». Pronto se cumplirán 10 años desde que están juntos, pero la juventud y los compromisos laborales hicieron que estuvieran «rompiendo y retomando» intermitentemente su relación durante un tiempo... «Hasta que nos dimos cuenta de que estar separados era mucho más aburrido que estar juntos», reconoce ahora el actor.

La suya fue una petición de mano de película: a la luz de la Luna, junto a una hoguera, en el campo y rodeados de árboles. Se casaron en Escocia en 2018, a la manera tradicional y rodeados de miembros del reparto y del equipo técnico de Juego de Tronos. Y poco después, él regresó al trabajo para rodar los épicos episodios finales de la serie. Fue una época llena de emociones intensas y agotamiento físico durante la que, confiesa, lloró mucho.

En los tres años transcurridos desde que se despidió de Jon Nieve –un acto que ha descrito como algo parecido a arrancarse su propia piel–, reconoce haber pasado por momentos bastante horribles. «Algunas de las cosas que me han sucedido desde que terminó la serie, y que ya me sucedían mientras la rodábamos, fueron bastante traumáticas e incluyeron consumo de alcohol», recuerda. De hecho, salieron a la luz episodios en los que se le veía ebrio y en una ocasión su representante se vio obligada a emitir un contundente desmentido en su nombre cuando una modelo rusa llamada Olga Vlasova publicó fotos en las que supuestamente aparecía con él en la cama de un hotel. Harington aseguró que nunca había conocido a esa mujer.

«Recuperar la sobriedad conlleva ser capaz de decir: «Puedo cambiar». El mito de que las personas no cambian es falso».

Aunque la expresión no le gusta, afirma que tocó fondo. «Llegué a sentirme una mala persona, alguien infame. Y pensé que no había salida. Pero recuperar la sobriedad conlleva ser capaz de decir: «Puedo cambiar». Una de las mejores cosas que he aprendido es que el mito de que las personas no cambian es completamente falso. Y eso, aferrarme a la idea de que podía efectuar cambios fundamentales en mi forma de ser y de seguir con mi vida, me resultó de gran ayuda».

Una escena de Juego de Tronos con su espada Garra (que no le permitieron conservar como recuerdo) / d.r.

Harington enfatiza tanto la oscuridad que invadió su vida que le pregunto si en algún momento sintió impulsos suicidas. Al principio, duda en responder. «Te contestaré: la respuesta es sí. Sí, por supuesto. Pasé por períodos de depresión durante los que se me pasaron por la cabeza muchas cosas». Se sincera así, explica, con la esperanza de que «quizás ayude a alguien, en algún lugar». Pero no quiere ser visto como un mártir o alguien especial. «He pasado por momentos difíciles. Si lo que he aprendido en mi experiencia ayuda a alguien, es algo bueno».

El actor estuvo ingresado en Privé Swiss, un centro de bienestar ubicado en Connecticut (EE.UU.), y pagó unos 112.000 € al mes para rehabilitarse de «sustancias» y «comportamientos». Le pido que sea más específico sobre qué quiere decir, y contesta: «Alcohol, principalmente». Su tono de voz deja claro que hablar del asunto le sigue resultando difícil; su matrimonio llegó a estar en la cuerda floja. «Sí. Como puedes imaginar, una situación como esa causa un gran estrés a quienes te rodean». Pero luego añade: «Mantuve mis adicciones muy, muy en secreto y fui increíblemente reservado al respecto. Fue una gran sorpresa para la gente que me rodeaba. Pero supongo que es lo habitual en estos casos».

No mucho tiempo después de la rehabilitación –y antes de la convertirse en padre–, llegó el confinamiento, un período que para el actor fue sinónimo de relajación, reflexión y, se atreve a decir, «también de romance». Harington y Leslie se retiraron a su laberíntica casa de campo y se dedicaron a leer, cuidar del jardín y representar parodias el uno para el otro. ¿Qué le ha enseñado ella en este tiempo? «Amabilidad», reconoce el actor.

Aunque se siente agradecido por la experiencia que le ofreció de Juego de Tronos –y sin duda también por el medio millón de dólares que, según se rumorea, se embolsaba por cada episodio–, ahora aspira a mezclar el éxito comercial que la serie más vista de la última década le proporcionó con cierto reconocimiento artístico. Actualmente rueda «una película independiente» y, cuando regrese al Reino Unido se subirá al escenario del Donmar Warehouse para encarnar a Enrique V, un papel del que «siempre, siempre» ha dicho que «mataría» por interpretar. Además, este otoño está previsto el estreno de Eternals (su debut en el universo Marvel acompañado por Angelina Jolie, 28 de octubre).

También protagoniza un episodio de la nueva temporada de Modern Love, la serie de Amazon Prime basada en artículos de The New York Times. Está ambientado en un tren que viaja de Galway a Dublín, y lo protagonizan Lucy Boynton (una estudiante que regresa a casa para pasar el confinamiento) y él (un apuesto extraño con quien entabla conversación en el vagón). Harington define la historia como «hermosa» e «ingeniosa», y le gusta que su personaje se aleje del tipo «hombre fuerte y silencioso que no expresa emociones». ¿Se refiere a hombres como Jon Nieve? «De hecho, no creo que Jon Nieve encajara en ese perfil; más bien me parece que sintió que tenía que hacerlo. En el fondo, es un hombre muy vulnerable, y espero que mi encarnación del personaje sacara a relucir algo de esa vulnerabilidad».

Con la actriz Lucy Boynton en un fotograma del episodio de Modern Love que coprotagonizan en Amazon Prime. / D.R.

El actor piensa mucho en la masculinidad y en cómo se ha ido definiendo desde que él era un adolescente. Recuerda que, en el pasado, en las tarjetas de felicitación para el Día de la Madre y el Día del Padre los hombres eran retratados como personas que se encargaban de llevar el dinero a la mesa y que no participaban en las labores domésticas, e incluso entonces esa descripción le pareció injusta para ambos sexos. Es cauteloso al hablar de esto («es un tema sobre el que me aterra opinar», confiesa), pero al mismo tiempo siente «una preocupación genuina y profundamente arraigada» acerca de la masculinidad tóxica. Si tuviera que señalar un momento particular en el que la sintió como algo amenazante en su propia vida, probablemente diría que fue durante su paso por la escuela de teatro. «Muchos de nosotros crecimos marcados por el estereotipo de héroe encarnado por Russell Crowe en Gladiator. Por aquella época se puso de moda la horrible expresión «macho alfa». En la escuela, me sentí oprimido por ella. Me daba la sensación de que se me empujaba a ser alfa o ser beta, y pensé: «¿Qué tipo de elección es esa?».

Cuando era un adolescente, recuerda, se sentía «bastante deprimido» y, probablemente, si resultó ser «un camaleón» fue porque no sabía dónde encajar. «Traté de ser gótico, pero los góticos no me aceptaron. Intenté ser skater, pero no sabía montar en monopatín. Quizá por eso me hice actor: terminé queriendo ser un poco de todo». Cuando concede entrevistas en televisión, a menudo menciona su Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) o, al menos, menciona cómo se rasca los genitales cada vez que ve una ambulancia (no es broma) y saluda a todos los camiones de la empresa Travis Perkins con los que se cruza. Estos son los desórdenes «divertidos», señala secamente. Otras manías, como besar el suelo tres veces antes de subir al escenario, tocar madera para tener suerte y besar un crucifijo o fotografías de su madre y su hermano, le resultaban debilitantes. «Se convirtieron en parte de los problemas a los que tuve que aprender a sobreponerme».

«Seré recordado como el actor que interpretó a Jon Nieve, pero me ha costado sentirme orgulloso de ello».

Admite que no siempre manejó bien la fama («como todo el mundo, a veces he sido un idiota», reconoce), pero sostiene que sus viejos amigos le han mantenido los pies en el suelo. Él lo explica así: «He tenido el privilegio de tener como amigos a unos verdaderos capullos que me decían la verdad». Y ha aprendido la lección. «Alguien me dijo una vez que, cuando estás sentado en una mesa y todos los que están a su alrededor son tus empleados, tienes un problema». El tabaco es hoy su único «vicio». «Estoy intentando dejarlo», asegura.

También se siente en paz con Jon Nieve, después de haber luchado contra los demonios que le generó encarnarlo. Y no los mató con Garra, la gran espada que blandió en la serie y que no le permitieron quedarse. Si ha superado el miedo a que Nieve encasillara su carrera como actor es porque se dedicó a procesarlo y a aceptarlo. «He comprendido que no es posible deshacerse de un personaje así; se queda ahí, contigo. Mientras yo tenga una carrera, seré recordado como el actor que interpretó a Jon Nieve en Juego de Tronos, incluso si participo en otra ficción de tanto éxito. Me ha costado cierto tiempo sentirme orgulloso por eso. Y de eso se trata: no debes intentar deshacerte del personaje, sino sentirte orgulloso del trabajo que hiciste». Y añade: «A estas alturas, creo que hasta me atrevería a contemplarme a mí mismo en pantalla», antes de decidir que, en realidad, «falta bastante para eso».

20 de enero-18 de febrero

Acuario

Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más

¿Qué me deparan los astros?