princesa prometida a españa
princesa prometida a españa
Los Reyes no quisieron que la jura de bandera de Leonor fuera distinta a la del resto de los cadetes y así fue: la princesa formó con su batallón 11 y rodeada de esos tres o cuatro cadetes que, como observamos ayer, forman una especie de pared de contención y orientación alrededor de la futura reina. Ayer, en la Plaza del Pilar, fueron decisivos. Hoy, dentro de la Academia Militar General, Leonor se enfrentaba sola a una mayor responsabilidad desde que se despidió de sus padres para ingresar en el cuartel.
La jura de bandera es, probablemente, el acto militar más importante de cualquier carrera, pues marca el compromiso de por vida por la defensa de España. El guión del acto, como corresponde a cualquier acto militar, estaba milimétricamente medido, previsto y ensayado. Con la presidencia de el rey Felipe y una Letizia vestida de lunares y la presencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles, Leonor formó en el Patio de Armas de la Academia con uniforme de gala. Llevó pantalón rojo, casaca azul marino y sombrero ros con pluma roja.
Hace 38 años, el entonces príncipe Felipe juraba en solitario y rodeado por las más altas autoridades del Estado. Hoy, la Corona insiste en no demandar excepcionalidad alguna, con lo que Leonor, en el octubre más decisivo de su biografía hasta la fecha, se condujo exactamente igual que el resto de cadetes y sus familias: en total, unas 2.500 personas pudieron escuchar el himno, las 21 salvas y contemplar al rey pasar revista y saludar a la bandera.
A continuación, Manuel Pérez, general director de la Academia General Militar, hizo la pregunta del juramento:
«¡Caballeros y Damas Alféreces Cadetes, Cadetes y Alumnos! ¿Juráis por Dios o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamentaldel Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y, si fuera preciso, entregar vuestra vida en defensa de España?».
Tras el estruendoso «¡Sí!» de los cadetes, con los reyes ya a la espera en la tribuna, pudimos contemplar cómo Leonor, excepcionalmente, se adelantó a sus compañeros para jurar bandera en solitario. De esta manera, la futura reina pudo ahorrarse tener que clavar la cuidada coreografía que cumplieron sus compañeros para besar la bandera de manera ágil y ordenada. Como contrapartida, la exposición de su marchar fue máxima.
Puede que este haya sido el momento más delicado, tenso y expuesto que haya tenido que sufrir la princesa Leonor, más incluso que su debut en el atril de los discursos de los Premios Princesa de Asturias. La responsabilidad de la mayoría de edad, de la institución militar y de la expectativa que el rey ha depositado en su carrera militar fue visible en su seriedad.
La princesa Leonor cumplió, aunque seguramente estamos ante una futura reina que se volcará más en lo intelectual que en lo marcial. Si la responsabilidad debió abrumarla, abrumaba también contemplarla en el uniforme de gala, con mucho adorno para tan poca envergadura. Nerviosa, desfiló hasta la bandera, hizo su medio giro de formación, se quitó el sombrero ros y besó la bandera.
Las miradas de complicidad que pudimos ver entre Leonor y el rey Felipe, tanto a su llegada como cuando pasó por delante de su hija al pasar revista, se convirtieron en un aguantar la respiración cuando la princesa se cuadró ante la bandera. Todos los ojos estaban fijados en ella pero, sobre todo, los de la reina Letizia. Fue la reina la que dejó ver la tremenda importancia de un momento y los nervios con los que su hija debió vivirlo.
Al contemplar a la princesa Leonor marchar, tras besar la bandera sin incidentes con su sombrero o su paso, la reina Letizia dejó escapar un suspiro de alivio lo más sintomático. Cuántas conversaciones habrán tenido madre e hija para tranquilizarse la una a la otra de cara a este momento. Por suerte, ya ha pasado. Pero quedan más momentos históricos para Leonor en este octubre histórico. Otros que, probablemente, la futura reina disfrutará más.
Para cerrar el emocionante acto de jura de bandera, el rey Felipe VI dirigió unas palabras en las que, caso raro, dejó traslucir su emoción: la voz le tembló cuando reconoció recurdar su propia jura y presidir con orgullo la jura de su hija: «Es muy emocionante y tiene una gran trascendencia ver cómo hoy la princesa da continuidad a ese juramento». El monarca recalcó los valores de integridad, rectitud y compañerismo como parte del regalo que el Ejército hace a sus oficiales y también a su hija.
Para terminar, el rey Felipe VI dedicó unas emocionadas palabras a la princesa de Asturias: «Querida Leonor, recuerda que el compromiso que has asumido conlleva la mayor responsabilidad con España. Sabes bien como princesa heredera que la Corona simboliza su unidad y permanencia. Sé que siempre tendrás presente tu responsabilidad en cualquier circunstancia y en todo momento, que es servir a España con toda tu pasión«.