Estilismo: Carla Aguilar. Asistente de estilismo: Candela Ansaldo. Peluquería: Jesús de Paula. Maquillaje: Vicky Marcos para Armani Beauty. Agradecimientos: Hotel Eurostar Madrid Tower (www.eurostarsmadridtower.com) /
No ha empezado la sesión de fotos y ya han preguntado un par de veces a Marta Nieto (Murcia, 1982), si no estaba antes más rubia. Sí, «a mis novios les gustaba más rubia, creo que les imponía menos. Pero se acabó». La que vemos es la versión renovada de una mujer que, tras mirarse en el espejo durante la pandemia, aprendió a conocerse mejor y a ser más consciente de quién es, qué quiere y cómo lo quiere. «He tomado una decisión fundamental y es que estoy de mi parte. Ya era hora», asegura.
En su haber, más de una docena de películas (desde El camino de los ingleses, de Antonio Banderas, a Tres, una de las sorpresas de 2021); una buena cosecha de premios (incluidos el León de Oro en Venecia por Madre, de Rodrigo Sorogoyen rodada tras el cortometraje del mismo nombre nominado a los Óscar en 2017 y también protagonizado por Marta); un guion terminado; un cortometraje a punto de estrenar; el proyecto de dirigir su primera película; la inmersión en La infamia, donde da vida sobre el escenario a la periodista mexicana y activista contra la trata Lydia Cacho... Por delante, «una infinitud apasionante de repente».
MUJERHOY. Empezamos por el final, ¿conocía a Lydia Cacho antes?
MARTA NIETO. No la conocía, pero me llegó el texto de La infamia, lo leí en un viaje y no podía parar de llorar y de pensar cómo era posible que una mujer hubiera sobrevivido a eso. En la función [que relata el secuestro en el que la periodista estuvo a punto de ser asesinada] no estamos imitando a Lydia Cacho, pero sí hay un mensaje muy claro para que sepamos que ese sistema podrido existe y nos preguntemos lo que hacemos nosotros al respecto.
Estilismo: Carla Aguilar /
A ella la intentaron silenciar...
Porque hay algo en el sistema que está hecho para perpetuarse y los que tienen el poder no lo quieren soltar. Y personalidades como la de Lydia, que va contra viento y marea, son excepcionales. Son tan inspiradoras...
Personajes con poder que abusaban de niños y que quisieron matarla. Con casos como este, ¿usted sigue confiando en el ser humano?
Yo confío en el ser humano y en que, como dice Lydia, los buenos somos más. Cuando una buena persona sobresale del sistema, sobrevive y lo cuenta, algo cambia. Confío en que, si uno es coherente y justo, las cosas van a cambiar.
En su última película, Tres, interpreta a una mujer que se está desincronizando. ¿Le ha pasado alguna vez en su vida real?
El personaje vive esta no sincronía como una metáfora de no sentirse en consonancia con nadie. Esto a veces tiene paralelismo con situaciones dramáticas que te hacen sentir perdidísima. Hemos vivido una pandemia que ha hecho fácil tener esa sensación. A veces, cuando entras en terrenos tan malos, depresivos, si los transitas y los haces frente, se pueden convertir en una virtud. Lo que parece un lastre, lo que no encaja con nadie, puede ser tu mayor poder.
¿Ha sacado provecho de la pandemia?
Sí. Agradezco, entre comillas, esta situación, porque me ha hecho mirar hacia dentro y me ha cambiado la perspectiva. A veces vas muy rápido y te obsesionas con todo lo que tienes que hacer, ver, preparar... La pandemia me ha hecho parar, mirarme al espejo y ver quién soy, qué tipo de vida he construido, a quién tengo a mi lado...
¿Y ha desechado muchas cosas?
He agradecido muchas cosas y he cambiado otras. Soy más consciente de lo que quiero y de cómo lo quiero.
Marta Nieto lleva jersey de Mango, pantalón de Tommy Hilfiger y sandalias de Mascaró. /
¿Y eso le afecta también a lo profesional?
Radicalmente. He tomado una decisión fundamental y es que estoy de mi parte. Ya era hora.
Todas las mujeres deberían hacer eso...
Ya, pero es que no nos han enseñado, nadie nos ha dicho que tienes que ser tu mejor amiga. Nos han enseñado que tenemos que gustar, competir, pero... Yo quiero hacer cosas que me hagan sentir bien y no me voy a criticar ni juzgar. De repente, sé qué tipo de actriz quiero ser, con quién quiero trabajar, qué tipo de relaciones quiero tener... Y esto es algo que no sabía antes.
¿Y qué tipo de actriz quiere ser?
Quiero trabajar con personas a las que admiro, que en el cine español hay muchísimas. Quiero poner mi energía en trabajos con sentido, que suponen un reto, con gente que tiene una visión creativa que me inspira... Y trabajar en otros idiomas, tener la sensación de que estoy dándolo todo.
Se tiene de usted una imagen seria, ¿no le gustaría añadir un poco de alegría?
Sí. La vida también es risa. De hecho tengo un proyecto que quiero crear desde cero: es una cosa ligera, divertida y apasionante, porque tiene enjundia. No paso por encima de las cosas, pero la ligereza es importante, ¡la alegría es lo más! Desde ella se llega a lugares muy profundos. Además, siempre me han dicho que se me da bien la comedia.
Pero la película que va a dirigir no lo es.
No. La historia cuenta cómo una madre vive la transición de género de su hijo de siete años. Quiero hablar de una mujer de mi edad que se ha escondido detrás de la maternidad. La crisis que vive con su hijo le hace darse cuenta de que no se está haciendo cargo de sí misma. A ojos de todos, si eres madre, da igual que te estés muriendo, lo importante es que te ocupes de tu hijo. ¿Por qué nos permitimos estar fatal y cuidar a otros si no nos cuidamos a nosotros mismos?
Estilismo: Carla Aguilar /
¿La maternidad está sobrevalorada?
Completamente. Es una experiencia muy intensa, claro, pero hay millones de maneras de vivirla. Esa narrativa de que si no eres madre o de que con un hijo las cosas van mejor... Bueno, puede ser al revés.
Es curioso que piense así, tras el éxito que ha tenido con la película Madre.
Soy consciente de que fue un antes y un después. También estoy agradecida; me lo curré un montón y dio sus frutos: ya me ven desde otro sitio. Mi objetivo es demostrar que esto acaba de empezar.
¿Se refiere a la dirección?
Y a más interpretaciones. Respecto a mi película, estoy afinando el guion. Es importante sobrevivir a la vida y para eso el humor es básico. Y quiero planificarlo muy bien, disfrutar del proceso...
¿Y por qué quiere dirigir? ¿No encuentra como actriz historias interesantes?
Desde la interpretación he visto que no está lo que quiero contar. Además, para mí, el feminismo tiene que ver con atrevernos. He aprendido que el mundo no va a cambiar si yo no me muevo. Si quiero ver puntos de vista femeninos, mujeres y películas diferentes... me pongo a hacerlas. Aún hay una narrativa muy antigua que pesa, pero poco a poco vamos a ir cambiando. Ya toca.
La veo con ganas de trabajar y descubrir. ¿Está en un nuevo ciclo vital?
Sí, es una aventura. Y me dan miedo muchas cosas, pero ese es el reto. Por primera vez, me siento libre de hacer lo que quiero. Y me da igual lo que otros piensen. De repente veo un camino infinito y siento que no tengo tiempo para hacer todo lo que quiero.
*A veces su carrera parecía escrita por las decisiones de Rodrigo Sorogoyen. ¿Cuántas veces se lo han dicho?
No me lo ha dicho nadie, pero no me suena alejado. Sí hay algo que, a veces sin darte cuenta y sin que haya maldad… uno coge más poder del que le toca y otro concede más poder del que debiera. En cualquier caso, no hubiera sido al revés.
¿Es un problema de género?
Claro. Yo no quiero ser la musa de nadie, quiero ser creadora de mi vida, lo otro es un concepto muy antiguo y machista que significa inmovilidad y una cárcel.
Y siendo actriz, ¿cuánto le pesa la dictadura de la belleza y la juventud?
Es el mismo asunto. Hay que abrir el debate de cómo envejecer con dignidad, amor propio y belleza interna. Si te quieres, no tiene por qué afectarte en demasía. Si mi herramienta es la cara, ¡cómo me la voy a tocar!
La actriz, con top de punto, de Zara, y gargantilla de dPaola, en el Hotel Eurostars Madrid Tower. /
¿Y por qué aparece en este momento vital suyo el interés por el transgénero?
Para mí, la identidad ha sido un conflicto personal durante mucho tiempo. Me he preguntado muchas veces desde niña si lo que yo veo en el espejo cuando me miro es lo que la gente ve, porque me dicen cosas en las que no me identifico.
¿De dónde surgen sus conflictos de identidad?
En parte es una cuestión de género, porque de niña a mí no me dejaban hacer lo mismo que a mis primos. Y me preguntaba qué me pasaba, si era un chicazo. Esos conflictos están latentes porque los conceptos de identidad son muy limitados. Si hubiera ejemplos de identidades diversas, uno no tendría conflicto porque podría verse reflejado. Luego he ido creciendo, quería ser actriz y los papeles que me ofrecían no tenían que ver con lo que yo creía que era.
Y ¿siempre ha querido ser actriz?
Yo era tartamuda, tímida, miedosa, era una niña atemorizada por la vida, pero veía a las actrices en las películas y solo quería ser como ellas. El viaje está siendo inmenso.
¿Ha aprendido también con personajes que no le han gustado?
Sí, aunque el desgaste es muy bestia. He sufrido mucho haciendo personajes, sobre todo en épocas más machistas. También ahora sé poner límites y antes no sabía.
O sea que usted es una actriz de las que plantan cara a un director...
Sí, con todo el respeto. No hay más remedio, yo no puedo defender algo en lo que no crea, porque la palabra sale de mi boca. Soy un ser humano creativo, tengo cosas que aportar y estamos trabajando en equipo. Y que te escuchen es muy importante, igual que lo es escuchar tú a los demás.
¿Ha consentido demasiado antes?
Sí, a veces me he dejado avasallar y manipular, supongo que yo también lo he hecho. Pero ya no me pasa. Ni quiero entrar en lugares sórdidos, ni voy a ceder un ápice de mi terreno de conquista, porque no creo que eso sea amar. Si te doy más amor a ti que a mí misma, me voy a querer fatal.
* Fe de erratas: en una versión anterior de esta entrevista se dijo erróneamente que el hijo de Marta Nieto era también hijo de Rodrigo Sorogoyen.