Brujas más reales que la vida misma: por qué la brujería se ha convertido en el universo literario más excitante de 2022

La bruja es objeto de deseo en todos los frentes: un relato literariamente exquisito de Maryse Condé, el libro de fantasy más esperado del año y un ensayo sobresaliente de Adela Muñoz Páez.

Empezamos el año con tres novedades de máximo nivel literario que giran alrededor de las brujas. / D.R.

Elena Castelló
Elena Castelló

Todo el mundo quiere subirse hoy en el tren de la bruja, enclave privilegiado de lo político (el Parlamento catalán busca reparar su memoria histórica), lo histórico (con una reconsideración de su persecución en clave de género) y, sobre todo, del entretenimiento con ambición global. Metáfora de la sabiduría femenina, personaje reivindicado por el feminismo y protagonista favorita de películas y series de máxima audiencia, ha salido definitivamente del gueto de la literatura de género fantástico y de ensayos especializados. De hecho, empezamos el año con tres novedades de máximo nivel literario que giran alrededor de las brujas y con tanta solvencia como capacidad de embrujo porque no es fácil ser bruja en el siglo XXI .

Hablamos de tres libros que, además, se complementan: la exquisita imaginación de la escritora cubana Maryse Condé imagina la vida de Tituba, la esclava negra juzgada en los procesos por brujería de Salem de 1692; Las brujas del ayer y del mañana, de Alex E. Harrow, se llevó el British Fantasy Award con otra visita a Salem, pero dos siglos después, cuando las sufragistas se hicieron con la magia; y Brujas, el ensayo de Adela Muñoz Páez, explora la persecución a las mujeres rebeldes y sanadoras en la Europa del siglo XVI y XVII.

En Yo, Tituba, la bruja negra de Salem (Ed. Impedimenta), Maryse Condé (Antillas, 1937) imagina el sentir y el pensar de Tituba, la única mujer negra procesada en Salem, una esclava en la que apenas repararon historiadores y cronistas. «Tituba y yo convivimos en la más estrecha intimidad durante un año. En el transcurso de nuestras interminables conversaciones me contó todas estas cosas», escribe la autora, cuyo proyecto literario gira en no pocas ocasiones sobre la diáspora negra y la historia de la esclavitud

Publicado en Francia en 1986, la novela consigue un dificilísimo equilibrio entre el espanto que produce intuir (porque Condé es delicadísima y narra como si leyera un cuento) las múltiples violencias que recibían las mujeres negras de la servidumbre, y el alivio de comprobar que todo ese sufrimiento aún puede transformarse en resistencia y rebeldía. «Ya no estás en Barbados, en compañía de nuestros pobres hermanos y hermanas. Ahora vives rodeada de monstruos cuyo deseo es aniquilarnos», le dicen a Tituba en Salem. Probablemente, una amenaza que sigue vigente en muchos lugares de Occidente.

Maryse Condé (Antillas, 1937) autora del libro Yo, Tituba, la bruja negra de Salem (Ed. Impedimenta), / D.R.

No es casualidad que Las brujas del ayer y del mañana, el libro revelación de 2020 en el Reino Unido, también abunde en los procesos de Salem. En este novelón fascinante, ganador del British Fantasy Award, el juicio a las supuestas brujas que terminó con 14 de ellas en la horca queda al fondo, como esa historia condenada a repetirse a lo largo de la historia. La historia se sitúa en 1893, dos siglos después del famoso proceso, cuando James Juniper, Agnes Amaranth y Beatrice Belladonna, las hermanas Eastwood, se unen a las sufragistas de Nueva Salem. Quieren luchar por los derechos políticos de las mujeres pero, además, secretamente trabajan para convertir la revolución por el voto en una nueva revuelta de las brujas. No será fácil, porque todo tipo de fueras malignas trataran de impedir que estas mujeres con vocación de brujas voten.

«La sexta página del diario, una que por lo general está reservada para anuncios en los que se venden pomadas, tabaco y el Maravilloso Ungüento Capilar de Madame CJ Walker, está cubierta hasta la mitad de una tinta negra en la que destacan unas grandes letras mayúsculas que forman en las palabras: ¡BRUJAS DEL MUNDO, UNÍOS! El texto inferior invita a las mujeres de todas las edades y circunstancias a unirse a las Hermanas de Avalón, una asociación sufragista recién formada que se dedica a a recuperación de los derechos y los poderes de las mujeres. Las interesadas tienen que pincharse el dedo y restregar la sangre por el anuncio mientras canturrean las palabras que también se indican, palabras que revelarán una hora y una ubicación, si la sangre pertenece a una mujer y si esa mujer no pretende hacer ningún mal a las Hermanas».

Adela Muñoz Páez, catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla, aotura de Brujas. La locura de Europa en la Edad Moderna. / D.R.

Por si la ficción fuera poco, Brujas. La locura de Europa en la Edad Moderna (Debate) propone un solvente repaso a la investigación histórica sobre las brujas, de la mano de Adela Muñoz Páez, catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla. Su relato rompe algunos clichés, por ejemplo al desvelar que un 30% de los acusados en los procesos de brujería europeos fueron hombres. De hecho, en Rusia, Finlandia e Islandia la mayoría de los acusados eran hombres, llegando a un predominio masculino del 92% en este último país. Algunos datos son reveladores, como la vinculación entre pobreza y brujería: las viudas y solteras que vivían solas y se empobrecían terminaban marginadas en sus propias comunidades y se convertían en personas incómodas.

«De ahí a ser declaradas brujas mediaba muy poco», escribe Adela Muñoz Páez. «De hecho, a finales del siglo XVI, Felipe II promulgó una orden en la que declaraba que las mujeres viejas resultaban sospechosas, por lo que había que vigilarlas para que no realizaran actos de brujería. Ser vieja y pobre, lo cual implicaba ser fea, convertía a una mujer en sospechosa, a los ojos del llamado rey prudente».