Olga Carmona, junto a su abuela en una imagen de sus redes sociales. /
Es uno de los nombres del momento: Olga Carmona fue la encargada de meter a España en la final del Mundial (al lograr el segundo gol contra Suecia). T también ha sido la artífice del tanto que ha dado el campeonato a la Roja. La gran heroína de la final ha tenido que lidiar con una agridulce victoria, ya que su padre fallecía horas antes de lograr el gol decisivo. Su familia decidió no informar a la jugadora hasta después de partido.
Más allá de esa gran gesta deportiva (que contó con el apoyo de todo el país y la presencia en la grada y en el campo de la reina Letizia y la infanta Sofía ), Carmona tiene una vida que estuvo a punto de no tener nada que ver con el fútbol. De hecho, antes de practicar este deporte de forma profesional, la sevillana se decantaba más por la natación, el tenis o el flamenco.
Incluso su madre se resistió en un primer momento a que se dedicara a ello: «No quería que jugara al fútbol, porque entonces había muy pocas chicas jugando; yo quería que hiciera otros deportes, aunque me tuve que resignar porque lo único que quería era darle patadas a un balón», declaraba su madre en una entrevista en la Cadena Ser.
Su inclinación por las otras disciplinas deportivas, así como por los tablaos, fue corta. Con siete años colgó los tacones, la raqueta y el traje de baño y se centró en lo que había visto ya practicar a sus hermanos.
En el fútbol encontró su verdadera vocación. Tanto su hermano mayor Fran, como su mellizo Tomás inculcaron el amor por este deporte a Olga y han desarrollado carreras en esta disciplina, aunque a un nivel distinto: Tomás juega actualmente en el UD Tomares y Fran, en el CD Teruel.
Antes de meterse en lo que sería su pasión, Olga probó con el flamenco y con la natación. Pero a sus hermanos los apuntaron a fútbol desde pequeñitos. Y la futura campeona del mundo iba muchas tardes a verlos jugar. Ahí le entró el gusanillo y les pidió a sus padres que la apuntaran a ella también. De hecho, estuvo dos años jugando en el mismo equipo que sus hermanos.
Olga, junto a su mellizo mucho antes de que el fútbol llegara a sus vidas. /
Aunque la primera parte de su formación como futbolista fue en su Sevilla natal, pronto llegó el momento de dar el salto hacia nuevos retos. En 2020 llega a Madrid y tiene que dejar atrás su círculo familiar, algo que no fue nada sencillo ni para la jugadora ni para su madre. Ha confesado en varias cocasiones que le costó mucho el cambio porque con su madre tiene un vínculo muy especial.
Con ella, entre otras cosas, comparte un tatuaje en la muñeca, una marca que la futbolista besa cada vez que marca un gol: una madre y una hija abrazándose con un símbolo de infinito. .
Olga, junto a su madre y su abuela, a las que está muy unida. /
También reconocer que para ese cambio vital tuvo mucha importancia la figura de su psicóloga. Porque Olga trabaja su mente igual que trabaja en su preparación física. «Te pueden funcionar las piernas, pero si no te funciona la cabeza, no sirve de nada», explicaba en la entrevista en la radio.
Carmona es una jugadora con una personalidad muy fuerte, dentro y fuera del campo. ella misma ha reconocido que es una una jugadora muy intensa en el campo y que tiene mucho carácter. Esa pasión no solo la demuestra en el campo, sino también en su día a día: la futbolista dedica una parte a su actividad en Valdebebas (la ciudad deportiva del Real Madrid) y la otra parte a su formación académica, donde estudia Ciencias de la Actividad Física y del Deporte..
Una vuelta por sus redes sociales nos da alguna pista más sobre la trayectoria vital de la futbolista: imágenes familiares, fotos en la playa, el recuerdo del paso de Filomena por la capital madrileña, algunos destinos vacacionales, los meses de encierro por el coronavirus, y sobre todo fútbol, la gran pasión de Carmona que ha convertido a España en Campeona del Mundo.