La escritora francesa Annie Ernaux ha ganado el Premio Nobel de Literatura 2022 con unos libros que se adentran en su deseo, en su miedo y en sus verguenzas. En el de ella misma y en el del resto de mujeres. La autora de 82 años escribió sobre el yo cuando era un mundo inhóspito, aún por explorar.
La Academia Sueca la ha premiado con más de 920.000 euros por «el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los extrañamientos y las restricciones colectivas de la memorial personal». Ernaux ha engrosado la pequeña lista de mujeres distinguidas con este premio: es la número 17 frente a 102 hombres.
Uno de los motivos para leerla es que se desgrana y expone sus vivencias. En algunas de sus novelas más cortas recuerda momentos que golpearon su vida y la transportaron a un nuevo mundo. Se ha desnudado ante el amor. «A partir del mes de septiembre del año pasado, no hice otra cosa que esperar a un hombre: que me llamara y que viniera a verme», escribió en Pura Pasión.
Annie Ernaux ha descrito los sucesos traumáticos que la fueron amoldando. En su novela La Vergüenza se atreve a confesar que a sus 12 años su padre quiso matar a su madre. ¿Qué ocurrió después? Nada. Todo siguió igual.
Su obra más conocida es El Acontecimiento, donde describe un embarazo no deseado. Era 1963, ella tenía 23 años y estaba estudiando filología en Ruán. Desde el principio tuvo claro que no quería seguir el proceso, rodeada de una sociedad que la castigaba o con multa o con prisión. Su aborto la convirtió en clandestina.
La historia se trasladó a la gran pantalla en 2021, por la directora Audrey Diwan. La grabación cuenta con varias nominaciones, y con el premio del León de Oro. Según reconoció la cineasta en una entrevista para El Español, «la idea de la película no es mirar a la protagonista, sino acompañarla». Además, en MujerHoy aseguró que «hablar de deseo sexual femenino siempre es político».
Annie Ernaux no ha tenido miedo a entrar en polémicas. Ha defendido la libertad de las mujeres desde sus cuerpos hasta sus velos, ha criticado el puritanismo, y ha defendido que la escritura es un acto político. «Cuando vuelvo a París, una vez al año, veo demasiados blancos», declaró en una entrevista con el ABC.
El reconocimiento le ha costado un largo esfuerzo. En su libro Una mujer describe a una madre entregada, que le transmite ese deseo de salir de la pobreza: «Ella servía patatas y leche desde la mañana hasta la noche para que yo estuviera sentada en un anfiteatro oyendo hablar de Platón».
Su mirada personal ha sido considerada como un retrato de su tiempo, pero en España comenzó a ser reconocida más tarde, gracias al premio Formentor. «¿Por qué, a los 20 años, presa del más profundo desamparo, pude sentirme legitimada para escribir?», se preguntó en su discurso. La respuesta está en sus libros.