Jamás tuvo vocación empresarial ni aspiró a dirigir el imperio familiar de la cerveza en el que había crecido. María Asunción Aramburuzabala se casó con 19 años con el empresario mexicano Paulo Patricio Zapata y cumplió el guion que se esperaba de ella a rajatabla: dos hijos, Pablo y Santiago, y una apacible vida como ama de casa de clase mucho más que acomodada.
Pero cuando antes de morir de cáncer su padre, Pablo Aramburuzabala, le pidió que tomara las riendas de la empresa familiar, su promesa cambió radicalmente su vida. «Él estaba ya muy grave, y esa promesa que yo le hice de cuidar a la familia fue algo que me determinó y con lo todavía cargo», explicó Aramburuzabala el año pasado en una de las pocas entrevistas que ha concedido hasta la fecha. Tenía 32 años y desconocía por completo el terreno que pisaba. «Fui de la cocina a la oficina», ha reconocido.
Ahora, a sus 59 años y con una fortuna valorada en más de 6.180 millones de dólares, Aramburuzabala, heredera del Grupo Modelo al que pertenece la famosa cerveza Corona, es la mujer más rica de México y la tercera de América Latina.
La historia familiar arranca en Eskoriatza, una pequeña localidad de 4.000 habitantes en el corazón de Gipuzkoa. Su abuelo, Félix Aramburuzabala, se dedicaba a transportar piedras en carretas tiradas por bueyes cuando decidió viajar a América en busca de un futuro más prometedor. Después de trabajar en la industria de la levadura, entró en contacto con el presidente del Grupo Modelo, se convirtió en su persona de confianza y terminó dirigiendo la compañía que después heredaría su hijo y, más tarde, su nieta.
« No hay ningún negocio más machista que la cerveza» ha admitido la empresaria que, en sus comienzos, se rodeó de asesores y abogados para tomar sus primeras decisiones empresariales. «Yo iba con ellos y me sentaba en todas y cada una de las reuniones que había. Así aprendí». Con el tiempo, terminó ganándose una reputación de gestora habilidosa con un talento innato para los negocios y muy buen ojo para la inversión.
En 2012, Mariasun, como la conoce su círculo más íntimo, cerró la venta del Grupo Modelo a la multinacional belgo-brasileña AB InBev en una operación valorada en 17.000 millones de euros, pero decidió conservar su asiento en el consejo de administración de la compañía. También ha sido consejera y ha tenido participaciones en una decena de sociedades diferentes: desde Televisa y El Universal hasta Aeroméxico, América Móvil o Kio Networks.
Con gran olfato para las inversiones, su gran acierto como empresaria fue saber diversificar a tiempo. Tras la muerte de su padre, su hermana, su madre y ella fundaron Tresalia, acrónimo de «tres aliadas» y un eficiente vehículo financiero para expandir sus inversiones más allá de la industria cervecera y hacia sectores como el consumo, la tecnología o la educación. Además, la empresaria dirige Abilia, una empresa líder del sector inmobiliario con operaciones en todo el mundo. En 2021 la compañía adquirió un edificio en la calle Claudio Coello de Madrid para desarrollar una promoción de viviendas de lujo en el centro de la capital.
Alérgica a los focos (por eso apenas existen imágenes de ella) pero con estrechísimas relaciones con el poder cuando Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto estaban al frente del gobierno de México, solo su boda de 2004 con el entonces embajador de Estados Unidos en México Tony Garza consiguió llevar su vida privada a las portadas de las revistas.
Aunque fue la boda del año en México (entre los 800 invitados no faltaron ni la ex primera dama de Estados Unidos Laura Bush ni el magnate Carlos Slim) el divorcio llegó solo cinco años después entre rumores de infidelidad. Ahora, sus hijos Pablo y Santiago se preparan para tomar las riendas del negocio familiar mientras ella, cada vez más cómoda en un segundo plano voluntario, sigue empeñada en ser una de las empresarias más misteriosas (y hábiles) del mundo.
20 de enero-18 de febrero
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