de cerca
de cerca
Después de media vida delante de una cámara, metida en la pequeña pantalla, hay algo que Raquel Sánchez Silva (Plasencia, 1973) no ha aprendido a hacer: las cosas a medias. Da igual si es desafiando sus fuerzas en El Conquistador al fin del mundo -programa producido por RTVE y Hostoil (The Mediapro Studio)-, el reality de supervivencia extrema, o defendiendo el legado de la moda en una nueva temporada de Maestros de la costura (ambos en TVE), la presentadora se entrega en cuerpo y alma siempre.
Se sube a la roca más alta, supera sus miedos más viscerales y se enfrenta a la presión, pero también disfruta consciente de las oportunidades que le ha dado su profesión y estalla en carcajadas con una energía que arrastra a los que la rodean.
MUJERHOY. Lleva más de 25 años en el medio, presentando y participando en todo tipo de programas, también realities. ¿Todo es mentira en la televisión?
RAQUEL SÁNCHEZ SILVA. Me parece una duda tan injusta… ¡Por supuesto que no! El sufrimiento que ves en un concursante en un programa de supervivencia es real. Cuando ves que pasan hambre, es que están pasando hambre. Los creadores de El Conquistador siempre cuentan que quisieron hacer el reality de aventura más extremo del mundo. La realidad a la que se expone a los participantes es brutal y dura. No lo digo en contraposición a otros programas, incluidos los que yo he presentado. No estaría bien. Pero de todas las verdades, la de El Conquistador es la más difícil a la que me he enfrentado.
El Conquistador se emitía en ETB desde 2005. ¿Cómo ha sido incorporarse a un formato de éxito ahora en TVE?
Hay dos situaciones para un presentador que son las más difíciles: arrancar un programa de cero y entrar a uno con un largo recorrido. Encontrar tu sitio cuando todo el equipo ya lo tiene, incluido el presentador original, Julian Iantzi. No puedes entrar como un elefante en una cacharrería, pero tampoco ser un convidado de piedra en una aventura como esta. La cuestión es cómo sumar sin restar.
Cuando tiene el mando a distancia, ¿qué ve usted?
Como espectadora no quiero tanto ruido, me apetece algo muy concreto, porque bastante disperso es el mundo tal y como lo vivimos. En casa me apetece estar tranquila. Ya hay demasiada bronca en el exterior o en las redes sociales.
Americana y shorts de lino de JC Pajares.
¿Qué relación mantiene hoy con las redes sociales?
Hay una gran diferencia entre la opinión y la agresión. El principal problema de las redes sociales es la falta de regulación. Hay comentarios, amenazas y determinadas cosas que no deberían permanecer ni medio minuto publicadas. En mis redes desde hace tiempo me he centrado en lo profesional, no ando pendiente de ellas y no leo todos los comentarios. Me tienen, pero no al 100%. Espero poder tener una relación distinta algún día con ellas. Es una pena que tengamos que protegernos, pero es así. Yo no vuelvo a un bar en el que hay un señor que me quiere pegar.
Le traslado una queja: El Conquistador o Maestros de la costura se emiten entre semana y acaban a las tantas, exigen sacrificar horas de sueño.
Las franjas televisivas son las que son y para rentabilizar los costes de producciones así no puedes hacer programas de menos de dos horas. Si empezamos muy pronto, la gente no llega a tiempo o está viendo los informativos. Lo ideal sería que terminaran a la hora a la que nos vamos a la cama, pero es imposible. En cualquier caso, este programa de cuatro horas puedes verlo cuando te dé la gana con la televisión a la carta. ¿No hemos aprendido nada de Netflix? La serie tiene diez capítulos y eres tú quien decide cuántos ves.
¿Usted aguanta hasta el final?
Soy madre de mellizos de siete años y tengo 50, a las 20:00 soy un zombi. Me duermo a los cinco minutos delante de la tele, mi pareja no da crédito.
En Maestros de la costura le hemos visto luciendo diseños de los más grandes. Cuando se visten estas piezas, ¿se siente una conexión con sus creadores?
Tengo muchos amigos diseñadores y vestir de alguien que te quiere es indescriptible. La forma en la que te miran cuando llevas algo suyo es lo máximo. Además, he tenido acceso a prendas que son el equivalente a que te presten un Picasso para colgarlo en tu casa. Me he puesto algunos Pertegaz originales, también un Alaïa o un Yves Saint Laurent cosidos por sus propias manos, o una gabardina preciosa de Manuel Piña, en gran parte gracias a la colección personal de Lorenzo Caprile. Son sus joyas y es un privilegio llevarlas. Al vestirlas entiendes la historia que hay detrás, es algo muy especial.
¿Es muy diferente su armario ahora al de antes?
Quizás me ha hecho más proclive al reciclaje, a buscar las segundas, terceras y cuartas vidas de las prendas; a comprar poco, a regalar mucho, a hacer que todo rote... De lo que no me separo es de las piezas que he buscado y que tienen un valor especial: Oscar de la Renta, Alexander McQueen, Gucci. Ya era así antes de Maestros..., me iba a Nueva York y me compraba una chaqueta de Vivienne Westwood, pero ahora lo hago con mayor consciencia. Lorenzo me ha enseñado a comprar, aunque cuando voy con él se queda siempre lo mejor, no me deja ni mirar. [Risas]
También en El Conquistador la moda juega un papel importante, aunque sorprenda.
Fue mi primera batalla en el programa. No quería ir con un pantalón cargo y un chaleco de bolsillos. En cualquier programa el vestuario es una parte importantísima, lanza un mensaje y hasta sirve como cebo: «a ver qué lleva puesto esta mujer hoy». Con la estilista Elena de Lorenzo nos preguntamos cómo estaría si me dejasen en medio de la selva una semana, con referencias a Perdidos, Mad Max o Lara Croft, aunque no quería sexualizarme.
No tengo nada en contra de ponerse bikinis, que lo he hecho y respeto a quien lo haga, pero no para este concurso. Me apetecía incorporar a diseñadores muy jóvenes como Pablo Bosch, que ha hecho la base del vestuario y fue finalista de Maestros... Además, he descubierto algo con lo que disfruto mucho, que es coger la ropa y rajarla. Más que coser, esta vez hemos roto.
Chaleco de Duarte, pantalón de Duyos, mocasines de Mint and Rose y pendientes de JC Pajares.
¿Hay programas que le han cambiado la vida?
Diría que todos, la verdad. Quizás Pekín Express y El Conquistador hayan tenido un impacto mayor en mí. Maestros de la costura también, porque me ha proporcionado una relación maravillosa con el mundo de la moda, donde he encontrado muchos amigos y es un oasis. En general, los programas te dan lecciones de vida.
Viajar a la escasez cuando vivimos en un mundo de abundancia, lidiar con la frustración o enfrentarse al sufrimiento son cosas a las que no estamos acostumbrados y es lo que te proporcionan los programas de aventura. Los buenos realities implican una cuota de sufrimiento que tienes que afrontar. Comprender que no siempre vas a estar cómoda me parece importantísimo.
Concrete un poco, ¿qué ha sido lo más duro de El Conquistador?
Se graba en un escenario en el que el hombre no pinta nada. Hace mucho calor, hay mucha humedad, hay infinidad de insectos... Pasé diez días de adaptación muy difíciles, pero después cada día que pasaba me encontraba mejor y mejor. No soy la misma que se iba a Pekín Express y podía con todo, pero al terminar pensé: «podría estar otros 15 días». Me vi mucho más fuerte de lo que pensaba.
Los días que sufrí, sufrí más que antes, pero no he tenido que decir a nada que no. Me ha hecho ilusión demostrármelo, y sobre todo que mis hijos me vieran en una tesitura así. Ellos no habían conocido esta faceta mía. Les llamaba cada día para contarles que tenía que escalar una pared gigante o coger una tarántula, que me dan pánico. He oído cómo decían a sus amigos: «Mi mamá es aventurera».
¿Hay momentos dulces en programas así?
Por supuesto. En El Conquistador volvía de noche en una lancha a oscuras, sin contaminación lumínica, y vi más estrellas fugaces que en toda mi vida. Me dolía todo y aún tengo un tobillo que no me entra en las botas por las picaduras, pero me pasé un mes pidiendo deseos con cada estrella fugaz.
¿Se ha cumplido ya alguno?
Estoy en ello; he pedido el mismo siempre.
También ha sido concursante en El Cazador o Masterchef Celebrity. ¿Se quedó con ganas de participar en alguno de los programas que presentó?
Si me hubiera pillado más joven y con tres años para entrenar, habría ido a El Conquistador, pero para ganarlo. También habría disfrutado participando en Pekín Express.
Ahí se competía por parejas. ¿Quién habría sido la suya?
Mi pareja, Matías [Dumont, padre de sus dos hijos].
¿Habrían tenido broncas como en el programa?
Hemos viajado muchísimo juntos, hasta dimos la vuelta al mundo. Como te contaba antes, en todos los realities hay grandes conflictos personales, así que con eso creo que te he contestado. [Risas].