dinero Resolvemos el eterno dilema: ¿cuentas bancarias conjuntas o independientes?

Los millenials cada vez creen menos en las cuentas bancarias conjuntas, pero los estudios insisten en que compartir la gestión del dinero y poner en común los ahorros refuerza a las parejas.

El 27% de los millenials optan por mantener sus finanzas independientes. / unsplash

Ixone Díaz Landaluce
Ixone Díaz Landaluce

No es una conversación que suela surgir en la primera cita (¿podría haber algo más anticlimático?) y, a menudo, se evita durante la etapa inicial de las relaciones, incluso de las más serias y prometedoras. De hecho, según un estudio de la plataforma financiera Finect, el 58% de las parejas no hablan de dinero antes de cumplir su primer aniversario. Y casi el 7% no lo ha hecho jamás. Sin embargo, antes o después (y generalmente coincidiendo con la decisión de convivir en pareja ) llega el momento de plantearse la eterna pregunta: ¿ cuentas conjuntas o separadas? Pero si es eterna es por algo. No hay una respuesta estándar que funcione para todo el mundo.

Antes de ir al grano, empecemos por el principio: ¿qué es y qué implica una cuenta bancaria conjunta? En una cuenta bancaria compartida la cotitularidad es indistinta o solidaria. Eso significa que ambos titulares tienen acceso y capacidad de decisión sobre el dinero y libertad de movimientos en las operaciones sin necesidad del permiso expreso del otro. Del mismo modo, son corresponsables si, por ejemplo, se genera una deuda con el banco.

Generalmente, los dos titulares disponen de tarjetas de crédito asociadas a la misma cuenta, y pueden realizar transferencias y domiciliaciones de recibos facilitando la gestión de gastos compartidos como la hipoteca, el crédito del coche, el colegio de los niños, las compras semanales o las vacaciones. Para la coach financiera Patricia Caro una de sus principales ventajas es que permite marcarse objetivos financieros comunes. Por ejemplo, comprarse una casa. O ahorrar con la vista puesta en la jubilación. «Creo que las cuentas comunes contribuyen a la comunicación y al crecimiento conjunto en una pareja», explica la experta. No es solo una impresión.

Ventajas y desventajas de la cuenta común

Según un estudio conjunto llevado a cabo por investigadores de las universidades de Notre Dame, UCLA y University College of London las parejas que comparten cuenta bancaria son más felices en su relación y tienen menos probabilidades de separarse. «No es que la autonomía financiera (o mantener cuentas separadas) sea en sí misma una desventaja, pero es importante que las parejas perciban sus posesiones y objetivos financieros como compartidos. Y nuestra investigación identifica una forma práctica de facilitarlo: fusionar las cuentas bancarias», explican los responsables del estudio. Con un matiz importante: no hace falta precipitarse, sus conclusiones solo se aplican a las relaciones duraderas. Es el caso de Olga, que lleva más de 15 años con su pareja y comparte una única cuenta con él. «Es una cuestión de comodidad. Todo en una y ninguna otra. Nos da igual lo que gastemos en nuestras cosas. Nunca nos damos explicaciones».

Y sin embargo, es una opción en declive, sobre todo entre los más jóvenes. Según un estudio del Bank of America, el 28% de las parejas millenial apuestan por tener su dinero totalmente separado. «Es cierto que pierdes cierta independencia financiera personal, pero la gestión individual puede perjudicar a la unidad de la pareja. Dicho esto, la fórmula adecuada es aquella en la que las dos personas se pongan de acuerdo. Por eso es tan importante hablar de dinero con tu pareja», argumenta Patricia Caro.

Decantarse por una opción u otra depende de muchísimas variables. Está, por un lado, el factor generacional. «Hasta el año 75 las mujeres no podían tener una cuenta corriente a su nombre en España. Estamos hablando de hace solo 50 años», explica la experta. Pero, habitualmente, lo que más pesa son las circunstancias personales. «No es lo mismo una relación que empezó con 20 años y que ha ido construyendo una economía en común, que conocer a alguien con 40. Si, por ejemplo, sales de un divorcio, volver a tener una cuenta común se puede entender como una pérdida de la independencia económica conquistada. Quizá después de una separación, decidas que quieres hacerlo de otra manera. Depende de cada situación y de cada momento vital», explica Patricia Caro.

¿Hay que aportar lo mismo en una cuenta común?

Quien se decanta por tener cuentas separadas, tiene un argumento poderoso a su favor: en caso de separación, las complicaciones se minimizan. «A veces no se ha contribuido de la misma manera, los ingresos son diferentes y quizá un miembro de la pareja ha dejado de trabajar porque se ha quedado al cuidado de los niños. Obviamente, si la relación se rompe, las cuentas conjuntas son mucho más difíciles de gestionar», explica Caro. Es el caso de Ana, de 42 años y separada desde hace tres. «Siempre mantuve una cuenta personal y una común para los gastos. Y menos mal, porque cuando te separas todo son problemas».

Quizá por eso, una opción popular por la que se decantan hasta el 44,5% de las parejas, según datos de Finect, es optar por el camino de en medio: cuenta conjunta para hacer frente a las obligaciones comunes (compra, casa, seguros, vacaciones...) y separada para los gastos propios y personales, y para preservar una mayor grado de independencia. «Mantener una cuenta propia además de la común me da la libertad de hacer lo que me dé la gana con mi dinero. Si me voy de cena con mis amigas y me gasto 100 euros en una noche, no quiero tener que dar explicaciones a nadie», explica Maite, que trabaja en una tienda de diseño y ve ejemplos de lo contrario a menudo. «Muchas clientas compran algo con la tarjeta común y dicen: 'Se va enterar de cúanto me he gastado en su regalo».

Pero la opción intermedia también plantea algunas preguntas. Por ejemplo: ¿ deben las dos personas aportar lo mismo a la cuenta común o su contribución depende de sus ingresos? «Si una pareja tiene cuentas separadas y luego tienen una cuenta en común, lo ideal para evitar problemas es que aporten lo mismo y luego, que cada uno gestione su cuenta personal como quiera. Habitualmente, si se opta por esa opción es porque la situación económica suele estar equilibrada entre ellos», explica Patricia Caro. ¿Y si no es así? «Si uno de los dos tiene ingresos muy superiores al otro, creo que la opción más adecuada es una única cuenta».

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