En la era de las criptomonedas , los NFTs y las 'fintech', hablar de letras del Tesoro y bonos y obligaciones del Estado parece algo de otra época. Y en cierta manera, lo es. En la última década, la baja rentabilidad de estos productos de inversión creados en los años 80 no ha conseguido despertar el interés de los ahorradores. Pero eso, acaba de cambiar. La subida de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo ha estimulado su rentabilidad y ha hecho que vuelvan a ser una opción interesante para quienes buscan ahorrar e invertir su dinero, pero quieren evitar productos excesivamente volátiles. Es decir: el pequeño inversor con aversión al riesgo. En otras palabras: peces gordos de las finanzas aparte, el común de los pequeños ahorradores.
Un solo dato deja clara la fiebre inversora: si en 2022 se compraron 432 millones de euros de deuda pública en nuestro país, en lo que llevamos de 2023 ya se han superado los 400 millones. Y otro más: en enero, las letras del tesoro se han aproximado a una rentabilidad del 3%, la más alta desde 2012. Y mucho más atractiva que la que, hoy por hoy, ofrecen los depósitos.
Empecemos por el principio: cuando compras letras (pero también bonos y obligaciones del Estado) estás comprando deuda pública emitida por el Tesoro que el estado subasta de manera periódica para financiarse.
Sin embargo, no toda la deuda es igual. Las letras pueden adquirirse a cuatro plazos diferentes: 3, 6, 9 o 12 meses. La principal diferencia con los bonos y las obligaciones reside, precisamente, en que los plazos de vencimiento son más largos. El de los bonos es de 3 a 5 años y el las obligaciones de 7, 10, 15, 20, 30 o 50 años.
Las letras (de ahí la fiebre inversora de las últimas semanas) aseguran un retorno de la inversión y una devolución del importe invertido mucho más rápido que los bonos y las obligaciones. Por la misma razón, se consideran valores de bajo riesgo pues su volatilidad es reducida.
Otra diferencia fundamental: las letras son valores de renta fija; los bonos y obligaciones, en cambio, pueden ser de renta fija o variable. Y otra más: la manera en la que se cobran los intereses es distinta. Los de las letras se cobran al vencimiento; los bonos y obligaciones, en cambio, se cobran periódicamente a través de los llamados cupones anuales. Es decir: hay que tener más paciencia.
Hay tres formas de hacerlo: mediante la web del Tesoro, presentándose físicamente en el Banco de España (tanto en su sede de Madrid como en las 15 sucursales repartidas por todo el territorio nacional) y a través de una entidad financiera. Las dos primeras son gratuitas; los bancos, en cambio, cobran comisión.
Hace unos días, la comercialización de la deuda pública a través de la web tuvo que suspenderse debido a la avalancha de peticiones, pero ya se ha restablecido. Además, las colas kilométricas frente a la sede del Banco de España en Madrid han provocado que, a partir de ahora, esta gestión solo pueda hacerse mediante cita previa.
El importe mínimo por el que se puede adquirir deuda pública son 1.000 euros. A partir de ahí, la inversión puede incrementarse en múltiplos de esa cifra. Además, las subastas de deuda pública siguen un calendario estricto que puede consultarse en la web del Tesoro. Las letras salen a la venta dos veces al mes: por un lado, las de tres y nueve meses y por otro, las de seis y doce. En general, los bonos y obligaciones del Estado se subastan el primer y el tercer jueves de cada mes, respectivamente.
La próxima subasta de letras del Tesoro se celebrará el 14 de febrero. En marzo, las letras saldrán a subasta los días 7 y 14; en abril, se celebrará el 11 y el 18. Es importante tener en cuenta que las peticiones deben realizarse con antelación suficiente para que el importe de la inversión se haya recibido en el Banco de España antes de las 14.00 horas del día anterior.
En enero, las letras del Tesoro a doce meses han ofrecido una rentabilidad de hasta el 2,983% mientras las obligaciones del Estado a diez años alcanzaban el 3,306 %. Si quieres afinar un poco más, la web del Tesoro dispone de una calculadora que permite ajustar las ganancias al montante total de tu inversión. Pero ojo: no olvides que los rendimientos obtenidos de tu inversión en deuda pública también tributan a Hacienda. En concreto, entre un 19 y un 29 %, dependiendo de la rentabilidad obtenida. Ahora sí: ya tienes toda la información que necesitas para tomar la mejor decisión para tu dinero.
20 de enero-18 de febrero
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